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La confianza de Peña Nieto

Si el presidente de México perdió el piso es porque se encontraba en las nubes
Si el presidente de México perdió el piso es porque se encontraba en las nubes

El manejo indiscriminado de las Redes Sociales, el abuso del lenguaje, de las ideas, por más obsesivas que sean, del no haber tenido un buen día, de que si está lloviendo, haciendo frío y mañana tengo que ir a trabajar, dejar a los niños en la escuela, procurar llegar temprano porque ya sé que voy a encontrar una larga fila de autos y de padres de familia amontonados a la puerta de la escuela, de pensar que es lunes y que ni las gallinas ponen, que es inicio de semana y qué pesado se hace…
Todas estas rutinas, cargas, responsabilidades, cotidianidades diarias que se viven, se guardan en nosotros y logran, si no se cumplen como se quiere, crear gran estrés emocional y también estrés que en un tiempo no muy largo repercute en la salud, presentándose inicialmente como hipertensión o lo que es lo mismo alta presión y hasta posteriores desplantes convulsivos hacia los demás con mal carácter, mal humor, griterío y neurosis entre otros trastornos.
Al menos para los que todavía podemos decir clase medieros éstas son nuestras rutinas diarias. Para los políticos mexicanos hacía buen tiempo, si no es que nunca, habían pasado por su mente el tener que procurar, «tener todo en orden».
En los sucesos pasados a partir del mes de septiembre y todo lo que se ha venido acrecentando con ello como más violencia, violación a derechos humanos, desconfianza de todo y contra todos, destrucción de instituciones, enfrentamientos entre estudiantes, granaderos, profesores de la CNTE que también se confunden con vándalos y muy sobre todo el bombardeo de comentarios, chismes, ingenios a la mexicana, parodias, mensajes guardados, rencores, susceptibilidades, creación de videos chuscos, etcétera demuestran la descarga inconsciente, la mayoría de las veces de esa neurosis guardada que en todos nosotros siempre se encuentra y que se va incrementando hasta degenerar en malas acciones si no la contrarrestamos con ejercicio físico y control emocional; siempre detonará y se llenará de decepción si se exhibe fragilidad, mentira y abuso en quien se puso toda la confianza.
Ante este panorama me viene una pregunta: ¿Cómo se vino degenerando nuestro querido México a partir de estas situaciones mencionadas?, si al parecer «todo estaba bajo control», «si todo está bien», pues al parecer estaba «bien» porque tan sólo bastó una nimiedad, pensarán algunos, como la que sucedió en «la exitosa presentación del informe» de la señora María de los Ángeles Pineda para que a partir de ahí se exhibiera la podredumbre en la que estamos inmersos.
Dentro de mis cavilaciones me sorprende, y me es grato tener todavía esa capacidad de asombro, el descuido de algo que para ellos pudo ser «mínimo» y que para el resto de los mexicanos nos parezca abominable como desaparecer a 43 estudiantes que fueron a manifestarse ese día del dichoso informe.
Ese exceso de confianza de dónde o cómo se produce, porque hemos visto también como el presidente Enrique Peña Nieto ha estado inmerso en situaciones muy desagradables en las cuales la imagen de su señora esposa y de él mismo ya no es la misma de cuando empezó y cuidó al inicio de su sexenio.
Dónde está el grueso del presupuesto que invierte en «asesores» o sólo le han cuidado la imagen de verse bien por fuera. Todos vimos y conocemos el resbalón que sufrió en campaña cuando le aseguraron que sería una excelente idea visitar a los estudiantes de la IBERO, ‘al fin y al cabo ellos son fresas y sabrán comportarse frente al futuro presidente’, seguramente eso le dijeron sus «expertos asesores» al presidente de la República.
No consideraron que esos estudiantes ‘fresas’ también son estudiantes de sociología y ahí exhibieron sus conocimientos dejándolos en ascuas al escuchar sus reclamos y mensajes. Sin embargo «no pasó nada» y la imagen del presidente se cuidó haciendo arreglos con la Ibero y sus estudiantes. El exceso de confianza del Presidente Enrique Peña Nieto hacia sus «asesores expertos» es lo que lo tiene ahorita en una situación que jamás pensó y soñó que le sucedería.
Serían, los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, quienes abrirían brecha, sólo que no nada más son los normalistas, sino son todas las universidades del País que hacen reclamos porque aparezcan los 43 estudiantes con vida, no sólo son los estudiantes de la Ibero, son también los padres de familia de los 43 estudiantes los normalistas de Ayotzinapa, son también todas las Redes Sociales del mundo, son también todos las voces de los noticieros del mundo, son también todas las instituciones del mundo.
Me enferma conocer que a través del abuso de poder, del robo de recursos públicos y de la impunidad quieran hacer lo que su capacidad no da. ¿Por qué teniendo todo: infraestructura, presupuesto, equipo, personal y un largo etcétera, no pueden hacer bien su trabajo?, ¿cuáles son sus intereses?, ¿siempre personales? ¿Por qué no se cuidó al País con empleos bien pagados, viviendas dignas, escuelas con tecnología para la impartición de cátedra, educación de calidad en todas las escuelas, oportunidades de buen desarrollo, cultura de calidad para todos, fomento al deporte sin preferencias sólo al futbol?
Si el pueblo de México se manifiesta es porque lo anterior carece. Por eso se manifiestan con tanta rabia. El abuso indiscriminado de los recursos y del poder hace perder el piso y la perspectiva.
Si el presidente de México perdió el piso es porque se encontraba en las nubes. Si el presidente de México hoy se molesta por los reclamos es porque acaba de aterrizar; es porque hasta ahora se da cuenta que tiene asesores que nunca lo asesoraron porque también andan en las nubes.
El abuso indiscriminado de los recursos y del poder otorga exceso de confianza y se cometen graves errores, esto también lo hemos visto a lo largo y ancho de la historia.
De aquí para adelante veremos, seguro estoy, cambios en la política mexicana como por ejemplo; menos burocracia, mayor atención, mejores servicios, más sociabilidad, tratar de corregir lo mal trabajado, en fin, cambios buenos que ojalá, eso espero, sean perdurables para siempre y para el bien y beneficio de México.

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