Humberto Moreira logró con esa semana en chirona volver a ser personaje central de la política mexicana, volvió a exacerbar los ánimos, en su contra y a su favor…-
Aunque suene a lugar común, Humberto es como Andrés Manuel López Obrador o Raúl Vera, otro con el que es difícil tener una opinión indiferente y mantener una posición de simple observador, o lo adoran y como pregunta una encuesta que se realiza anualmente, es un político, un hombre al que le confiaría mucha gente las llaves de su casa y casi el password de su cuenta de Facebook, o por el contrario, se le desprecia, se le aborrece y se le odia, la mayoría de las ocasiones de a gratis, porque como suele pasar y a pesar de haber sido un gobernante al que el contacto con las personas se le daba como a pocos, no lo conocen más que a través de lo que los medios de comunicación dicen de él, con la consideración obligada de que este sector siempre habla dependiendo de cómo le haya ido en la feria.
Humberto Moreira, lo dijimos en estas mismas democráticas páginas hace cinco y hace diez años, es una de esas personas que se arriesgan, y como ocurre con quienes corren riesgos, se ha caído infinidad de veces, lo que ha regocijado a sus múltiples enemigos pero donde también ha podido cernir quienes sí son sus amigos de a de veras y no solo de ocasión de vacas gordas, pero de las cuales se ha levantado también, habiendo aprendido de los trancazos como pocos políticos y pocos hombres que conozcamos.
Desde aquella desconocida que le puso Rogelio Montemayor Seguy cuando El Demócrata lo destapó para candidato del PRI a la alcaldía de Saltillo, siendo que el delfín era Oscar Pimentel González, hasta la no menos dolorosa que le dio Enrique Peña Nieto cuando lo defenestró de la presidencia del Partido Revolucionario Institucional. Aquel que pintaba mínimo para secretario de estado y en un descuido para candidato a presidente de la República lo único que recibió del gobierno fue “cierta” inmunidad a cambio de estarse quieto, porque téngalo por seguro, si durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa le integró el CISEN y la Secretaría de Gobernación un expediente gordo de lo que había ocurrido durante su mandato como gobernador de Coahuila, las mismas dependencias bajo el control del PRI lo han completado y adornado como solo el “fuego amigo” de los marrulleros priístas puede hacerlo.
De las cosas de que se ha acusado a Humberto al paso de los años, es de saber capitalizar cuanta oportunidad se le pone en bandeja, e incluso de propiciar, que algunos desafortunados eventos lo ponen bajo los reflectores. El caso más llamativo, a escala mundial, fue su enfrentamiento con el gobierno de Vicente Fox Quesada, que tan pobre respuesta tuvo respecto de la explosión en la mina Pasta de Conchos. Mientras que Humberto se fue prácticamente a vivir a un campamento a la región, ningún funcionario foxista de peso se apersonó, mucho menos el entonces presidente, para atender, y aprovechar políticamente la situación.
Lo mismo pasó con el tornado y la avenida de agua del río allá en Piedras Negras, allí andaba el gobernador en medio del desastre, haciendo lo humano y lo político.
Las malas lenguas dijeron en su momento que hasta el accidente de Celemania, usted recuerda, cuando explotó un tráiler que iba cargado de explosivos… había sido cosa de Moreira, quien hacía tiempo que no aparecía en los noticieros. Y las peores lenguas dijeron que él como nadie había sabido darle un toque mediático a las exequias de su hijo, asesinado por el crimen organizado en Ciudad Acuña. ¿A ver: cuántos pueden levantarse de una de esas?, pues allí lo tiene.
Luego en el mes de enero vino lo de la detención de Humberto Moreira en España, ante una supuesta o real petición del gobierno de los Estados Unidos, donde se supone que lo estarían buscando por malversación, pero donde curiosamente no han dicho “this mouth is mine” sobre el asunto. Al profe lo embotellaron, durante una semana recibió tratamiento de “Chapo” en los medios nacionales y en algunos de los de mayor tiraje en el mundo entero, todo para que a la semana… lo soltaran, le dieran su pasaporte, y como si de policías de tránsito se trataran, le dijeran que el proceso seguía, pero que podía llevarlo en libertad, y sin siquiera depositar fianza.
Humberto Moreira logró con esa semana en chirona volver a ser personaje central de la política mexicana, volvió a exacerbar los ánimos, en su contra y a su favor, y como si del proverbial barrilito de pólvora se tratara, soltó que iba a volver a la política porque lo habían obligado a ello… luego de tan larga cadena de acontecimientos surge la duda de ¿no se tratará de un montaje, o más bien de una manipulación de los hilos del sistema político mexicano, que el profesor conoce como pocos?, por allí circularon fotos, verdaderas o trucadas, de Moreira con el juez en un restorán, no es más que otro factor para enredar la cuestión.
Sería difícil hacer la progresión mental de como esto más esto más esto, y por eso Humberto Moreira regresa a la política, tanto si es del lado institucional como si es en su estado puro como independiente o utilizando lo que se le ponga a mano. Lo que queda por ver es la respuesta que tendrá el sistema para con él, porque de un riesgo en potencia se ha convertido en un peligro real, uno que estaba bien quieto pero que ahora habrá que buscar contener, el pronóstico es reservado como pocos, por un lado el expediente de Gobernación está abultado como pocos, pero de otro, ¿Quién mejor que Humberto para hacer que nadie crea lo que le pongan enfrente?
POR ESO PROLIFERAN ESTOS GUSANOS, PORQUE LA GENTE HABLA DE ELLOS, CUANDO LO QUE DEBE HACER ES CONDENARLOS AL OLVIDO, PARA QUE NO SIGAN CONTAMINANDO EL AMBIENTE EN QUE NOS MOVEMOS LO MEXICANOS.
Coahuila como estado, necesita de tratamiento psicólogico….el caso es grave,..bipolaridad, esquizofrenia, personalidades múltiples,y sin faltar una profunda abulia.
El gobierno no puede encarcelar a nadie porke al quemarse uno se Koeman todos si me encierran canto todo lo ke se
pues siasi esta elasunto
pues s asi esta el asunto
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