El Blog de Peña.-
Escribe: Augusto Peña.-
Se agotó el tiempo, dice Miguel Angel Osorio Chong a los maestros de la CNTE. Al que se le agotó el tiempo es al gobierno de Enrique Peña Nieto incluyendo a Osorio Chong. Se les terminó el tiempo en hacer tonterías y ya es hora de que empiecen a trabajar y dejar de amenazar y matar.
Si Osorio Chong se abrogó el derecho de amenazar a los maestros de la CNTE, seguramente lo hizo de acuerdo con Peña Nieto. Ojalá que se destrampe y cumpla sus amenazas, porque con eso será el fin de este nefasto y nefando gobierno. Otro acto de violencia sería el detonante que se espera para que el gobierno caiga por su propio peso, inutilidad y corrupción.
A Osorio Chong, el 1º de julio del 2016, no solo se le agotó el tiempo sino que también se le botó la canica en la cabeza. Se pone a amenazar a los maestros de la CNTE con la cantaleta de siempre, de usar la violencia –aunque moderadamente- contra quienes protestan por una justa razón, misma que beneficia a México y a los mexicanos si se les hace caso a los maestros.
Y misma que es perjudicial para México y los mexicanos si Peña Nieto y la caterva de inútiles secretarios que le acompañan, quieren y tratan de arreglar todo a chingadazos, tal y como lo han hecho en Nochixtlán, Oaxaca, en Iguala/Ayotzinapa, Guerrero, en Apatzingán y Tanhuato, Michoacán y en Tlatlaya, estado de México. Osorio Chong ha perdido el juicio, y esto no necesariamente es malo para México y los mexicanos, porque si Osorio Chong riega la sopa y se pone violento, el gobierno de Peña Nieto cae y ello es un plus para los mexicanos que queremos que este sistema de gobierno, nefasto, inepto y sinvergüenza termine.
Vale la pena, dicen unos expertos en política campirana, que Peña Nieto se violente y cometa errores peores de los que ya ha cometido. Vale la pena porque al seguir su nefasto rumbo hará que una última gota de paciencia del pueblo, derrame el vaso de la tolerancia y así más pronto, este sistema político sumamente podrido, cambiará en el peor de los casos, el rumbo de esta política estúpida que nos impusieron a partir del 1º de diciembre de 1982, cuando de la Madrid y Salinas de Gortari hicieron su aparición en el escenario político nacional con un solo fin, partirnos la madre socio económicamente y en lo político. México entró en declive gracias a este par de malditos que asumieron el poder político en México llevados de la mano de los designios de Washington, los que han conservado el mismo rumbo de declive porque han sabido controlar a los siguientes presidentes, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, cuatro que componen la sexteta que vino a hundir a México en la miseria y la ignominia.
Que nos quepa la menor duda, estimado lector, Peña Nieto y su pandilla están vendiendo al país y lo peor es que ni siquiera se lo venden al mejor postor. La educación como la salud, se están privatizando aunque lo nieguen y lo disfracen. Son unos canallas coludidos con la élite, son el pus de nuestra sociedad, son la servidumbre de la oligarquía y de las trasnacionales, son nuestros verdugos designados y, si se los seguimos permitiendo, seremos sempiternamente sus víctimas.
Peña Nieto ya ha acumulado muchos errores: la Casa Blanca, Ayotzinapa, Tlatlaya, Apatzingán, Tanhuato y Nochixtlán entre otros muchos. Ahora está por caer en el garlito que su propia necedad le está poniendo, al amenazar con su actuar endurecido. ¿Endurecer su actuación?
¿Se les hacen poco los muertos y los fraudes perpetrados desde el Estado mexicano y a través de tantos políticos ineptos y deshonestos? Me sería imposible mencionar todos sus errores y actos de mala fe. Su endurecimiento lo veo como un plus a favor de la ciudadanía, porque es un endurecimiento de acciones deliberadamente llevadas a cabo, pero de la manera muy estúpida y cobarde.
Si Peña Nieto y sus esbirros siguen por el rumbo criminal que han llevado, el gobierno caerá y, ¡créanlo! el gobierno que tome el mando en lugar del de Peña Nieto, por más estúpido y maldito que sea, sin duda, será mucho mejor que éste que a través de un monigote ridículo nos está mal gobernando. O, ¿tú qué opinas, estimado lector?
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