LA QUIMERA DE PEP.-
Escribe: JL Cuevas.-
Casi tenemos la alineación completa. La batalla por la presidencia del país cada minuto toma más color y por lo menos hasta estos momentos parece una lucha de dos: el sistema contra la oposición, en donde los no militantes de partidos políticos serán quienes den el triunfo; claro, si es que no nos vamos a tiempos extra y acaba decidiéndose en los juzgados como en otras situaciones ha sucedido.
Digo el sistema y no el PRI porque más allá del partido a quien representará Meade, es un hombre del establishment. Se ha forjado en el servicio público desde hace más de cuatro administraciones federales, además de que su padre fue parte también de quienes tomaron decisiones en materia política mucho tiempo antes de eso. Vio al PRI en lo más alto y sólido del poder, pero también lo vio en declive e incluso su caída; fue testigo de cómo ese partido le tuvo que pasar la estafeta presidencial a uno de oposición que resultó no tener nada de alternancia. Ha sido parte del sistema antes y después de esa ruptura que significó el arribo de Acción Nacional a Los Pinos en el año 2000. Vio también el declive de los azules y la vuelta al poder del PRI con el grupo de Atlacomulco. En síntesis, pocos personajes pueden conocer tan bien la organización del engranaje de la política nacional. Es un candidato a vencer.
En la otra esquina está Andrés Manuel, candidato por unanimidad y sin rival en su partido y en su grupo. Esta vez también se encuentra al frente de las encuestas encabezando a esos que están hartos de los escándalos y los descaros. Pero por ahora ya se equivocó en una grande, esa amnistía no le ha gustado a muchas personas. El mismo le ha echado leña al fuego sabiendo que nadie como el mismo puede decirse y contradecirse de un momento a otro.
Todos le contamos las horas al Frente Democrático que sigue sin poder ponerse de acuerdo quién va y quién no. Si se ponen las pilas, pueden dar la campanada.
De momento la lucha es entre dos, pero hay que esperar. A este partido todavía le falta el segundo tiempo que va a ser el más determinante.
Le están soplando al fogón.
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