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La corrección del lenguaje ¿dónde quedó?

NOTICIAS DIVERSAS…

Por HECTOR BARRAGAN.-

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El comentarista de noticias Brozo y su exjefe Emilio Azcárraga

No hace demasiado tiempo existían dos dependencias federales sumamente interesantes por cuanto se encargaban de mantener la corrección en el lenguaje y las costumbres características de épocas anteriores. Seguramente se diseñaron para controlar a los medios comunicadores, por considerar que eran estos medios los encargados de complementar y sostener la cultura característica de los mexicanos, pero justamente la que se pudiera presumir por su elegancia y no la dominante entre las personas con escolaridad e instrucción insuficientes.

No toleraban el mensaje soez, grosero, incorrecto, que son dominantes en este siglo XXI y para ello sancionaban con multas y suspensiones de licencias a los infractores. Pero esas sanciones eran efectivas, de modo que se evitaba la reincidencia y la proliferación de las muestras inconvenientes a la imagen deseable de la mexicanidad.

Consideraban sin duda que su responsabilidad era salvaguardar el idioma y su reflejo, como los principios para proteger la nacionalidad y sus manifestaciones dignas de orgullo.

Ante la impunidad reinante en el país, los comunicadores y seguramente por comodidad e ignorancia, incurren frecuentemente en errores ante los micrófonos, los medios electrónicos y la prensa escrita en errores por incongruencia entre géneros y números, como premisa que olvidaron, veintiún (a) horas.

Tiempos y modos de los verbos, como regresamos en vez de regresarnos y cientos más. En la publicidad no tienen empacho en difundir mentiras, errores, absurdos como aquel de que hay una fibra que es más delgada cien veces que un cabello, cuando no puede ser más fina que un cabello más que una vez para llegar a cero su delgadez.

Pudiera ser apabullante el número de ejemplos, pero basta recordar que en los resultados de una evaluación educativa, posiblemente, resultó que la gran mayoría de mexicanos resultó reprobado en aritmética y en castellano.

Lo cual significa que no se conoce suficientemente la lengua propia pero sin considerar esto, antes que otra cosa suceda, los comunicadores por escrito y los demás sistemas, se divierten utilizando palabras y expresiones en lenguas extranjeras, posiblemente para presumir de estudiados. Equivalente a no respetar y no solamente desconocer lo propio, lo que recuerda un dicho semi- indígena, de similitud, aplicable pues, “No sabes andar y quieres correr”.

Y a manera de corolario. El gobierno (sin conocer a fondo lo que tal significa) de la República (ignorando igualmente su amplio y valioso concepto) ha dejado de aprovechar sus dependencias sobre el tema, a nivel subsecretaría de Gobernación y de Educación Pública para cuidar la base del nacionalismo mexicano. Porque bien podrían, con todas sus limitaciones y carencias, contribuir a evitar la vulgarización, la contaminación de los valores y en general la moral mexicana.

Bien podrían recuperar la influencia en la clasificación de los programas, restringiendo por ejemplo, los plagados de crímenes, raterías, defraudación, así como la violencia en los múltiples programas infantiles, entre los cuales por cierto, escasea la contribución de mexicanos. Especialmente en la clasificación A de los noticieros, abundan asesinatos, secuestros, robos, fraudes y violencia, además de impunidad e ineficiencia de resultados ante abundancia de ilícitos.

Los medios comunicantes están altamente mercantilizados, buena parte del tiempo al aire lo ocupan en anuncios publicitarios, que les dejan ganancias elevadísimas que les permiten lucir orgullosamente el mote del cuarto poder. Hacienda, la que cobra impuestos seguramente está pendiente de regular las utilidades, para no rebasar los límites razonables y contribuyan así a la acumulación de recursos en pocas manos.

Por otra parte, están comprobando que esos medios, televisión y otros canales electrónicos, ocupan la mayor parte del tiempo disponible, restando al que debe corresponder al estudio, a la educación, por lo cual el gobierno tiene la obligación de exigir a los medios, aportar material educativo, compensatorio al que la vienen quitando al tiempo de escolaridad y su preparación. Esta negociación resultará difícil porque posiblemente le signifique menos ingresos en el corto plazo, en tanto revisen sus medios publicitarios, pero al país le convendrá de diversas maneras la más importante es fomentar la producción de material por parte de mexicanos y consecuentemente sus ingresos, que a la fecha están marginados, dada la preferencia de los medios por la producción preparada en el extranjero.

A la Secretaría de Educación Pública corresponde restringir o evitar los daños que la televisión y los otros medios electrónicos producen con sus programas altamente adictivos al tiempo que negativos, obligándolos a sustituir el material negativo por positivo. También restringir el contenido internacional por el mexicano, para generar empleos y fuentes de empleo o ingresos para mexicanos.

Es indudable, al menos así lo sostienen diversos estudiosos que el aprendizaje de un idioma adicional aumenta la inteligencia y la SEP producirá el material necesario para volver más eficientes los programas de idiomas de sus sistema, recordando que lo primario será revisar lo relativo al castellano, para hacerlo más accesible y efectivo a efecto de superar el considerable atraso observado.

Sin embargo, labor titánica será volver al nivel de moralidad y patriotismo que caracterizó a la mexicanidad del siglo pasado. El respeto a las generaciones anteriores a sus valores, recuperar la emoción suscitada por los símbolos patrios y a los hechos memorables de sus héroes, por cierto recuerdos que muchos se han encargado de menospreciar, poner en duda, negar, con el afán de ser mencionados y presumir de conocedores.

Recuperación de personajes y sus memorables sacrificios para construir una patria modelo, referencias necesarias, modelos indispensables para hacer esa patria, pero a base de unidades capaces de sacrificarse por el prójimo y su patria, para ser unidades modelo y formar un todo envidiable, por ser a la vez laborioso y justo.

GRAN PODER ADICTIVO.

La televisión mediante sus programas, tiene un enorme poder adictivo, que ahora luchan por sustituir los demás medios electrónicos, que según se ha dicho, representa una proporción importante del tiempo de los clientes, que necesariamente restan a sus actividades más productivas o constructivas.

Esos medios de comunicación se sustentan en la capacidad económica de los empresarios, necesitados de mantenerse preferentemente en el mercado, aumentar su participación en el comercio a costa de sus competidores. Necesariamente sus publicistas son los que perciben dividendos. Al tiempo que los clientes potenciales reciben los programas con los que gancha la clientela, se les suministran mensajes que consiguen aumentar la venta de cuanto producto se encarga a las difusoras.

Y en la programación de series con las que se aficionan los clientes se les entrega, gratuitamente, grandes cantidades de publicidad motivadora, mucha de ella engañosa, otra falsa, que encamina a la gente a comprar lo que no le es indispensable o todavía no necesario.

Y ese mismo caudal de mensajes de productos a consumir sin necesidad importante, se le compromete con diversiones que igualmente son novedades para ellos, como son la competencia deportiva de todos los tipos, rangos y regiones del mundo. Hacen interesar a mucha gente en confrontaciones que no les deben afectar, por ser extrañas a sus gustos tradicionales, a su país, a su patria chica.

Hacen sentir emociones, aficiones nuevas, invertir tiempo en espectáculos, discusiones, que los mueven de los asuntos básicos de su país, sus familias, sus intereses particulares. Vienen a ser elementos de importancia para distraer a la gente, de los problemas que sus gobernantes deben atender y resolver.

 

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