Tendrá Coahuila 2 superdelegados que no harán nada… mas que dedicarse a grillar

BAILE Y COCHINO.-

Por: Horacio Cárdenas Zardoni.-

Superdelegados los ha habido siempre. Estamos en México, el México de la cuarta transformación, o si quiere usted en los últimos estertores de la tercera transformación a punto de colgar los tenis, pero si a esas vamos, en nuestro país siempre de los siempres han existido personajes enviados desde el centro del país para hacer lo que el centro quiera que se sepa, se haga, se calle, o no se haga en los estados.

Que es cierto, durante mucho tiempo, durante todo el tiempo que las reglas no escritas del sistema pesaron lo que debían de pesar, lo de las delegaciones y las superdelegaciones funcionó a pedir de boca. Cuando el gobernador era poderoso, cuando tenía presencia y era bien visto en Los Pinos, pues generosamente el presidente en turno cedía a los mandatarios estatales una, dos, varias delegaciones para que nombrara a sus cuates, de esa manera según se decía, se lograba la siempre deseable coordinación entre el poder estatal y el federal, en beneficio de los gobernados.

Así por ejemplo recordamos que Enrique Martínez pudo incrustar a su cuatazo del alma Carlos de la Peña Ramos en la delegación del Seguro Social, donde no tenía nada que ver ni hacer, ni ganas, pero tenía controlada la posición con uno de los suyos; a Rogelio Montemayor su medio cuate Carlos Salinas le concedió prácticamente el control de todas las delegaciones, desde la de pesca hasta la que usted quiera, de tal forma que durante aquel sexenio, que sus bienquerientes y añorantes le llaman el de los buenos tiempos, había en la práctica dos gabinetes, el estatal y el federal, ambos bajo el férreo control del gobernador, para quien todas estas posiciones se volvían intercambiables.

También Rubén Moreira tuvo su manga ancha para lo de las delegaciones, por más que en más de un caso el tiro le salió por la culta, fue el caso de Marcos Durán, a quien primero impulsó para ser delegado de la Secretaría de Economía, y a quien luego hubiera dado lo que fuera con tal de quitarlo para así vengarse, pero no le fue posible, tan es así que Marcos sobrevivió hasta el fin del sexenio… federal, no el estatal.

Hablando de superdelegados, ya en tiempos muy idos, Rogelio Montemayor fungió como delegado del Programa Nacional de Solidaridad, manejando sus amplios recursos a conveniencia política, al grado que sobre eso se cimentó su campaña para gobernador. Obvio, desde esa posición funcionó como delegado cuña, pues tenía en jaque al gobierno de Eliseo Mendoza Berrueto, ordenando y mandando en algunas dependencias como si las tuviera adscritas, y si no, recuérdese el pleito con el que era secretario de Planeación Juan Jaime Marroquín, a quien hubo que sacrificar en el altar del superdelegado.

Pero considere que hay superdelegados que ni siquiera figuran en la grilla comarcana, pero allí están, actuando desde lo obscurito, no necesariamente en perjuicio de nadie, pero dejando claro que entre las cosas del estado y las de la federación, hay una distancia que no se puede ni se debe brincar, al menos a como eran las cosas hasta hace muy poco tiempo.

Tenga por ejemplo la situación del Estado de Coahuila, ¿usted cree que es fácil tener como sede en Saltillo la Sexta Zona Militar y todavía peor, en Torreón la Décima Primera Región Militar, sobre todo estos generales de división suelen no ser precisamente muy tratables, sí más que los generales de brigada, pero no mucho.

Peor se la cuento, cuando en ciertos momentos críticos de los dos últimos sexenios, se dejó caer por acá una base de operaciones de la Secretaría de Marina, cuyos mandos y elementos tenían como orden inquebrantable no confiar y menos comunicar nada a las autoridades estatales, de las que se sospechaba que pudieran estar en contubernio con el crimen organizado, precisamente esos a los que venían a combatir. Ni que decir que lo que haga el delegado de gobernación, el de la Procuraduría General de la República, entre otros, está por encima de lo que un gobernador y su gabinete “deben saber”, mejor que no sepan nada.

En este sentido, somos de la opinión de que los superdelegados han existido siempre, a veces la llevan de lujo con la autoridad estatal, si es que son del mismo grupo político, a veces sirven para hacerles la vida de cuadritos, esto por consigna del centro, cosa que desempeñan con una alegría como de escuincle de secundaria que le encanta el bullying a quien no se puede defender de nadie, y sí, ponga que como dice el senador Armando Guadiana Tijerina, el 80% de los delegados, sin super, de los existentes en Coahuila hasta la última semana del mes de noviembre, se la pasaban sin hacer nada, y viendo que negocios hacían, con o sin la venia, con o sin el conocimiento del gobernador en turno.

Pero sustituir a veinte o más puestos de delegados, la mitad de ellos en Saltillo y la otra mitad en Torreón por esas cosas inexplicables del regionalismo coahuileño, con una sola persona, lo vemos bastante complicado, si no es que peligroso.

¿De veras cree alguien que otro alguien a quien designan superdelegado, puede entender lo mismo de política migratoria que de operaciones militares contra el narcotráfico, que de atender las quejas de a quien se lo tranzaron en un taller mecánico que a quien le clonaron su tarjeta de crédito, que cobrarle impuestos a una empresa de altos vuelos, que otorgar un pasaporte urgente por cuestiones de salud?, está bien que en México, y en Coahuila no podía ser distinto, hay todólogos que pueden desempeñar, es un decir, cualquier puesto en la burocracia, pero hacerlo correctamente, ese es otro cantar.

Además que, así como vemos las cosas, en Coahuila no vamos a tener un superdelegado en la persona de Reyes Flores Hurtado, vamos a tener de a dos, en la persona de Armando Guadiana, quien se las ha ingeniado para estar opinando, orientando, desinformando, grillando todavía más que el otro, con la ventaja de que mientras que Reyes representa al poder ejecutivo a partir del primero de diciembre, Armando habla como siempre ha hablado, por sí mismo y a su conveniencia, a menos que, y esa no nos la sabemos, sea superdelegado de la Cámara de Senadores o del Congreso de la Unión, y venga a querer hacer contrapeso del otro superdelegado, aunque no tiene mucho sentido, ni tampoco lo necesita, pues los dos son de MORENA.

De que va a ser un desgarriate, no le quepa duda, lo último que dijo Guadiana es que el superdelegado se ocupará de vigilar los centavos de los programas sociales, no del trabajo de las dependencias, esas que se quedan sin cabeza porque corrieron a los delegados, pero tampoco de lo contable, que eso lo hará la federación, ¿y entonces cuales serán sus funciones?, las mismas que las de los delegados de ahorita, no hacer nada… y dedicarse a grillar.