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De comer sapos y culebras… a meterla doblada

BAILE Y COCHINO.-

Por: Horacio Cárdenas Zardoni.-

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No, si el primer demagogo de la historia no fue Platón, sino Aristóteles. Bueno no precisamente, porque para que Platón hubiera formulado su postulado de que la democracia tarde o temprano deviene en demagogia, primero debió haber suficientes exponentes de esta última desviación de la verdad y de la forma de gobierno democrático, pero en lo que sí somos precisos es que Aristóteles mintió cuando dijo que la política es la más elevada actividad del ser humano, cuando que la verdad es lo contrario, la grilla es de las cosas más bajas que nos podamos encontrar tanto en la sociedad actual como en las precedentes, y es que con tal de hacerse del poder público y todo lo que este conlleva, los políticos son capaces de hacer cualquier cosa, comenzando con la demagogia y terminando con lo que sea.

Dicen que fue Adolfo Ruiz Cortines el que acuñó aquella definición de que la política es el arte de tragar sapos y culebras sin hacer gestos, que luego no faltó quien lo puntualizara y vulgarizara diciendo que la política es el arte de comer mierda sin hacer gestos… y pedir más. Cualquiera de las acepciones es válida, tanto la clasificación “A” para niños, como la “X”, solo para mayores de veintiún años, en cuanto que deja claro qué es lo que hay que hacer si se quiere ser político, y además que nadie se de cuenta del trabajo que le está costando hacer, algo que muchos otros sin pretensiones de poder, o de no llegar a él por el camino de la grilla, se negaría a hacer.

Pues bien, desde la Grecia Clásica hasta el México contemporáneo la rex política  en vez de refinarse, parece haberse degradado bastante, se le han ido quitando aquellos conceptos idealistas que alguna vez tuvo, y que si acaso mantiene en la academia, para dejarlo en prácticas grotescamente descarnadas, mediante las cuales se logra lo que se busca, claro que costando cada vez  más trabajo, toda vez que cada vez más gente se siente reacia a participar o a tener cualquier cosa que ver con quienes tragan sapos y culebras.

Para gloria o para desgracia del sistema político mexicano, hubo en el siglo pasado un personajazo en la persona de Cesar “El Tlacuache” Garizurieta, quien con un alto grado de gracia y jocosidad, se dedicó a recoger, a pulir, incluso a crear algunas de las que hasta entonces habían sido las reglas no escritas de la política como se hacía en México. En algún momento a su conjunto de frasecitas se le llegó a considerar como el auténtico Manual del Político mexicano, en el cual se recogían los pensamientos de grillos en las más altas posiciones del poder, quienes también rondaban las cloacas de la moralidad humana.

Entre los favorecidos con su inclusión en el Manual estaba por supuesto Gustavo Díaz Ordaz, con aquella de que “Como amigo tengo muchos defectos, pero como enemigo soy perfecto”, como además hubo suficiente oportunidad de dejarlo demostrado más allá de cualquier duda; están las de Gonzalo N. Santos; las de López Mateos y Ruíz Cortines ya citado; y algunas otras que los políticos de toda estofa han vertido y que merecerían estar en sitio de privilegio en el manual, si no como aportación al corpus, sí como aclaraciones a cual más de pertinentes.

Entre estas frasecitas, ya no tan nuevas pero golpeadoramente claridosas, está aquella recomendación de Carlos Madrazo Becerra, padre de cierto corredor de maratones de Berlín bastante desacreditado, de que “el que ya bailó que se siente”, aplicable a todo político que ya tuvo su lugar en el poder y el dinero, y que fue aplicada hasta a expresidentes a los que mandaron de embajadores a las Islas Fidji; está también aquella otra de Santiago Oñate Laborde, de oro para cualquier político que anda con la brújula vuelta loca: el que la anda buscando es porque la trae perdida… dando a entender que el que la trae en la bolsa, por lo mismo no anda causando lástimas y vergüenzas ajenas queriendo que lo tomen en cuenta; ya en tiempos más recientes, pero con un pie bien asentado en el medioevo, está aquella famosísima de “La Güera” Leonardo Rodríguez Alcaine, quien hablando de la política mexicana dijo que lo importante no es mear… sino hacer espuma con el chorrito… que le mereció encomios muy merecidos, según, de parte de Humberto Roque Villanueva, el gris político coahuilense que se hizo famoso por aquella “Roqueseñal”.

Pero para que vea que el asunto de la política de albañal no es privativa de un partido, y ni siquiera de nacidos en este país, sino adoptados como propios, está la desconcertante expresión de Paco Ignacio Taibo II en ocasión de ser impuesto como director general del Fondo de Cultura Económica, puesto al que estaba vedado por no cumplir con el requisito de ser ciudadano mexicano por nacimiento. ¿Qué quiere?, pudiendo ponerlo en cualquier otra posición, incluso la de Secretario de Educación, director de CONACULTA o lo que sea, que no tuviera complicaciones o impedimentos legales, ah no, había que demostrar que la ley no está por encima de los funcionarios… ¿y como lo festeja?, pues peor que Roque, diciendo que “se las metimos doblada…” lo cual le aplaude el congreso en pleno, sin que quede claro y es algo urgente, que nos digan ¿a quién se la metieron doblada, a los diputados, a los senadores, a los mexicanos?, y bueno, ya entrando en cuestiones anatómicas y fisiológicas, ¿doblada en dos, en cuatro o en ocho?

Que sí, Paco Nacho es culto, seguro que para estas horas ya consultó el Buscador urgente de Dudas del Español, del FUNDÉU, donde da la acepción de “Una teoría sobre el origen –de meterla doblada- está relacionada con la jerga militar, pues se referiría a doblar una manta con otra de forma que pareciera que solo hay una”, aunque aclara que “Es una expresión coloquial, que debe evitarse en contextos formales, pero no es vulgar (aunque haya quien crea que sí lo es por posibles asociaciones sexuales de «meterla»)”, así que desde su prominente posición como director del FCE nos ilustrará sobre lo que quiso decir y no dijo, o lo que dijo con toda intención vejatoria de todos aquellos a los que su nombramiento no les pareció. Nosotros, aclaramos, lo aplaudimos, pero no estamos de acuerdo con que la ley se modifique a modo para favorecer a una persona o una intención en específico, como es su caso.

O sea que sí. Entre “me canso ganso”, “cállate chachalaca”, “corazoncito” y otras aportaciones al Manual de Política a la mexicana hechos por el señor presidente López Obrador, y la “se las metimos doblada” de Paco Ignacio Taibo II, los morenistas entran por la puerta grande del folclórico lenguaje del sistema político a la mexicana, con todo lo indigno que pueda ser para ellos codearse con Vicente Fox (tepocatas, alimañas y víboras prietas), Luis Echeverría (no les pago para que me peguen), Carlos Salinas de Gortari (ni los veo ni los oigo), y especialmente Gustavo Díaz Ordaz (siempre te irá mal por algo que digas, nunca por algo que no digas), ¡bienvenidos!

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