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El pueblo sabio… ¿le volteará la espalda a la 4T en el 2021?

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas.-

El año entrante es año político, lo cual no deja de parecer una aberración en este estado y en este país, en el que todos los años, los pares y los impares, y hasta los bisiestos, son años políticos.

También se ha comenzado a decir en los más diversos foros, en los medios de comunicación formales, en las redes sociales, en los cafés virtuales y hasta en las sobremesas, que la del 2021 será la elección más importante de la historia reciente del país, pues de ella depende o la consolidación de la cuarta transformación que pregona el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, o por el contrario, que el pueblo bueno y sabio que siempre cita él mismo en sus discursos, le voltee la espalda, eso en lo metafórico, y en lo práctico, que cancele la posibilidad de seguir mangoneando desde el poder ejecutivo al resto del aparato de estado y a la nación mexicana.

Son parece que quince las gubernaturas que se renuevan el año que viene, nada más y nada menos que la mitad del país, que si sus respectivas comunidades de electores se inclinan por los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional, esto significará la trascendencia sexenal de la cuarta transformación, por lo menos hasta la mitad del siguiente sexenio, pero esto queda en segundo plano, pues lo que se está jugando a escala federal es la renovación de la cámara de diputados, en la que en la actualidad MORENA tiene mayoría, lo que le ha permitido al presidente López Obrador empujar su proyecto con el respaldo del poder legislativo, incluyendo reformas constitucionales, y otras de menor relevancia legal, pero con fuerte impacto en la forma de vida de millones de mexicanos, como lo de la desaparición de los fideicomisos, y el recorte a cero de amplios rubros del presupuesto de egresos de la federación, con lo que áreas enteras de responsabilidad de la administración pública federal quedaron sin financiamiento.

Es obvio decir que el presidente, su gobierno y su partido, estarán haciendo todo lo posible por afianzarse a lo conseguido, no anduvieron tantos años en campaña para que a la primera elección les den un patín en salva sea la parte, eso en cuanto al orgullo, y respecto de lo que verdaderamente cuenta… ya probaron las mieles del poder, eso causa vicio, por no decir que los ha vuelto dementes, y harán lo imposible porque nadie los separe de la ubre presupuestal, con todo lo supuestamente austera que dicen que es.

Ah pero del otro lado las cosas no es que estén precisamente quietas, al contrario. Si algo logró Andrés Manuel López Obrador con su triunfo electoral en aquel julio del 2018, fue destruir cualquiera y toda la oposición en este país, el Partido Revolucionario Institucional quedó relegado a ser la tercera o hasta cuarta fuerza política, el de Acción Nacional salió fragmentado, descabezado y desmoralizado.

Tal grado alcanzó la debacle, que cuando se comenzó la gente a dar cuenta de que la 4T equivalía al proverbial chivo en la proverbial cristalería, y empezaron a voltear a ver quién podría neutralizarla en el corto plazo, el susto tremendo fue tomar conciencia de que la oposición no existía. Ojo, no que no hubiera odio, resentimiento y desprecio por el actual gobierno, pero no había partidos políticos con fuerza como para enfrentar a MORENA.

Este escenario desolador duró más de un año, luego del cual las cosas han empezado a cambiar, y lo más sorprendente de todo es que el origen de esto no son los baldados partidos políticos, sino la sociedad civil. Por allí comenzaron a aparecer movimientos como FRENAAA, con medidas tan aparentemente inútiles como las caravanas de fin de semana por las calles de las ciudades exigiendo a claxonazo limpio la renuncia del presidente.

 Cierto, tanta vociferación caía mal, tanto como los desplantes que en otro tiempo hacía Andrés Manuel por todos lados, pero al rato los gritos dieron paso a las palabras, a los manifiestos, a las convocatorias, a los foros, y a que ya no fueran solo individuos y familias las que se sumaran, sino organizaciones civiles y más importante, empresariales, con lo que ya la cosa dejó de parecer un mero desfogue pasional, para pasar a convertirse en una opción real.

El último paso que se ha dado, el de Por México Sí, mereció hasta la crítica, la burla del presidente López Obrador en sus eternas mañaneras, si fuera algo sin importancia perfectamente lo hubiera podido ignorar, pero no, se convirtió sin pretenderlo en su principal publicista. Este movimiento, con todos sus asegunes, ha logrado lo antes impensable, que los dirigentes de las más diversas fuerzas políticas, se manifiesten dispuestos a atender la convocatoria a un foro nacional, que en el fondo busca la creación de un bloque para contener a la cuarta transformación, y para no darle más vueltas al asunto, se ha planteado como horizonte la elección intermedia, la del año entrante.

¿De qué se trata?, pues muy fácil, de arrebatarle a MORENA la mayoría en la Cámara de Diputados, para lo que se requiere conservar las posiciones que tienen el PRI, el PAN y el PRD, y ganar en distritos que tienen los morenistas. Desde allí se podría, de obtenerse la mayoría como bloque, parar las iniciativas del ejecutivo y más inmediato, devolverle la cordura al presupuesto de egresos y al gasto gubernamental.

Y es aquí donde las cosas se ponen interesantes, ¿realmente fuerzas políticas que siempre fueron antagónicas, pueden aglutinar a sus simpatizantes respectivos a favor de un candidato único?, hasta hace poco la respuesta hubiera sido que no, que era imposible a gran escala, pero en este año la posibilidad parece al alcance de la mano.

Tomemos por ejemplo el caso de Coahuila, luego de la elección estatal del año político de 2020 se podría pensar que el PRI logrará ganar todas las diputaciones federales de mayoría sin complicaciones, sí pero… ¿para qué arriesgarse?, MORENA no pinta, pero podría dar algo de color, pero si a los posibles votos del PRI se suman los del PAN, los del PRD y de otras fuerzas que no están tan contentas con la 4T, el triunfo sería contundente.

En otros estados donde MORENA manda, la alianza o la formación del bloque es más sencilla, acá no tanto. Por ello es tan importante que la oposición de distintas ideologías, con el PRI por delante, ponga el ejemplo de que sí se puede, y de que es una oportunidad que es imposible dejar pasar, pues la segunda mitad del sexenio lopezobradorista sería una pesadilla si siguen concentrando el poder para tomar todas las decisiones, como lo tienen ahorita.

De momento estamos ante una posibilidad realista de contención y revertir lo perdido, pero esperar tres años más, a la elección presidencial, con o sin el punto intermedio de la supuesta encuesta para la revocación de mandato, es un lapso que podría causar un daño difícil de reparar para la nación mexicana.

La alianza es posible cuando hay un fin común. La sociedad y los partidos por primera ocasión tienen una causa como pocas veces se había presentado antes.

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