Mas incendiario que el gasolinazo, el mensaje del presidente Peña Nieto

LA TRADUCCIÓN.-

Por Horacio Cárdenas,.

A veces, muy frecuentemente, a los medios de comunicación se nos tacha de no reproducir la información completa, de “sesgar” los datos, de dar versiones tergiversadas, en una palabra, de no difundir fielmente lo que el político, el jerarca o el tirano querían dar a entender.

Todo eso ha sido cierto en algún momento de la historia pasada y reciente, ¿pero qué se espera de nosotros los periodiqueros si no es una simplificación, interpretación, compilación de datos de distintas fuentes?, lo nuestro de nosotros es construir noticias de los pedazos de realidad que están a nuestro alcance, si lo que los mandamases quieren es un megáfono, pues que se compren uno, es ingenuo esperar que les sirvamos de tapadera, solapadera y que incluso les demos su sobada al ego, vicio o enfermedad del que todos parecen padecer en grado crónico y terminal.

Todavía en el instante de teclear estas líneas no se extingue el enésimo regaño de Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos, hacia los medios de comunicación norteamericanos, agarrando parejo, Trump dijo que los medios fallaron en decirle al pueblo estadounidense la verdad, de que él estaría pidiendo al Congreso dinero para la construcción del muro en la frontera con México, siendo la noticia importante para los comunicadores que no serían los mexicanos sino los pagadores de impuestos norteamericanos los que cubrirán este gasto. La reacción de Donald Trump fue como latigazo: los medios debieron decir la verdad completa, que sí, serán los paisanos los que paguen, pero que luego se encontrará un medio para que México restituya desde el primero hasta el último centavo del muro…

Échele la culpa, sobre todo en los medios impresos, a que el espacio siempre ha sido el principal factor a tener en cuenta para estructurar una nota, imagínese el titular: Pagarán los contribuyentes el muro, y luego en un balazo, pero luego lo restituirán los mexicanos, eso periodísticamente no funciona, tampoco cuadra muy bien con la estructura mental de la mayoría de los ciudadanos que reciben el mensaje. Esto ha causado infinidad de desencuentros entre los medios y el poder en el pasado, y estamos seguros que los seguirá ocasionando en el futuro, ¿qué le vamos a hacer?

Del otro asunto que nos arde a los mexicanos, el del aumento al precio de las gasolinas decretado por el gobierno federal que dio pie al término “gasolinazo”, que pese a carecer de base etimológica todo el mundo entendemos, el mensaje del presidente de la República Enrique Peña Nieto ha sido todavía más incendiario que los efectos del aumento propiamente dicho.

“Es sin duda esta medida una acción que nadie hubiera querido tomar”, dijo el presidente el pasado miércoles 4 de enero, “déjenme decirles que, como presidente de la República comprendo la molestia y el enojo que hay entre la población en general y entre distintos sectores de nuestra sociedad”, a lo mejor lo que quisiéramos haber escuchado es que lo comprendía como ciudadano de a salario mínimo de a 80 pesos, porque como presidente, como gobernador que fue del estado de México, es más como alcalde de Metepec y todavía más antes, ¿Cuándo fue la última vez que Peña llenó un tanque de gasolina de su vehículo personal con dinero de su bolsa?, ni él se ha de acordar, entonces es más que difícil que alguien le crea que comprende molestias y enojos de quien sí ve afectada su economía no solo por el aumento al combustible sino a todo lo que se viene después de eso, pues en este país desde siempre, parece que hasta el café lo calientan con diésel.

“comparto la molestia que acompaña precisamente, la aplicación de esta medida” dijo Peña, quien seguramente le jaló las orejas a Meade por haberlo molestado con esa insignificancia, echándole a perder su meditación yogui o sus vacaciones de fin de año, “No es para el gobierno de la República una decisión fácil de tomar una medida como la anunciada. No es, y menos el deseo del presidente de la República ni de su gobierno, el tomar una decisión como esta”.

Ojalá alguien hiciera un análisis siquiátrico del discurso de Enrique Peña, que mezcla deseos con que si es fácil tomar decisiones o tomar medidas, “pero de no hacerlo, y es a donde apelo a la comprensión de la sociedad, adonde apelo a que la sociedad escuche los motivos y las razones que el gobierno ha venido exponiendo, precisamente, del por qué está decisión que, de no haberse tomado, debo decir, sería aún más doloroso los efectos y las consecuencias”, otra joya discursiva que si algo deja claro y es motivo de preocupación, es lo enredadas que trae las ideas el presidente en su cabeza, por no hablar de corrección del uso del lenguaje para construir frases con el género, número y sintaxis que se podría esperar de cualquiera que egrese de la primaria sabiendo “ler”.

Como nosotros en nuestra calidad de parte afectada, por más imparciales que quisiéramos ser para el análisis de una cuestión que sentimos injustificada y pésimamente manejada de parte del gobierno federal, y para que no nos sigan echando a los periódicos que no sabemos reconocer los grandes esfuerzos de los gobiernos para evitarnos situaciones todavía más dolorosas, según ellos, preferimos usar una apreciación de un periodista de talla mundial Mike Shedlock, quien analizando los hechos, la situación, la estrategia gubernamental y el discurso de Enrique Peña Nieto, ofreció galantemente la siguiente traducción de lo que está ocurriendo:

“México está en quiebra. Nuestro querido peso ha colapsado junto con la entrada de divisas por venta de petróleo. Como consecuencia de la declinación en los ingresos y el aumento en el gasto, la inflación está rampante. Tuvimos que subir los precios y probablemente tengamos que subir todavía más las tasas de interés. Mi declaración (como presidente de la República) de que ayudaremos a aquellos a los que les ha pegado más duro, es por supuesto, mentira”.

Ya está en cada quien decidir si la interpretación que hace un observador extranjero desde la comodidad de la distancia es correcta o exagerada, por lo pronto a nosotros nos parece que qué vergüenza que los trapos mugrosos de la deteriorada relación entre el gobierno mexicano y los mexicanos gobernados, haya escapado de los límites de la cordura y traspasado las fronteras. Ahora nos explicamos lo de la otra nota, la del muro que Trump quiere construir lo más pronto posible, pues las cosas de este lado si estaban mal, se están poniendo peor a pasos enloquecidos.

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