OBRADORES, LAYINES Y GUADIANAS

BAILE Y COCHINO.-(Por Horacio Cárdenas).-

«…Guadiana el empresario, el político en campaña, se la vive de evento en evento, casi que de vacaciones, tratándose a cuerpo de virrey de Coahuila… que quiere ser…»

Andrés Manuel López Obrador es un personaje sui generis en la política a la mexicana por muchas cosas, uno que aunque a muchos fulanos que se sienten alguien en el concierto y estructura del sistema político nacional, es alguien que a diferencia de la inmensa mayoría, ha marcado época, y de quien se estima que emocional, política y estadísticamente, está en posibilidades de dar el campanazo en el proceso electoral del año 2018, convirtiéndose en el siguiente presidente de la República Mexicana.

La enorme virtud de López Obrador, y que lo distingue de clases y especies de la fauna política de este país, es que es un tipo que en el ánimo de la gente no puede pasar sin causar un efecto. Tal cual, hay quienes lo odian, muchos, millones quizá, todas las buenas conciencias de este país que se alinean por la derecha, los tanto o más papistas que el papa, pero también los no pocos que presumen de moderados, de ser ideológicamente de centro, y vamos, hasta a los de la izquierda les cae en los hígados, sin que nadie tenga bien a bien claro por qué lo detestan: si por campechano o por tabasqueño, si por madrugador, si por presumir de modesto, si por hablar mocho, si por su capacidad de poner en jaque a un sistema que le gusta que las cosas parezca que cambian, pero que las piezas caigan siempre en su lugar. Del otro lado, están los que lo quieren, admiran o adoran, y que son capaces de salir de la modorra electorera para ir a sufragar por él cuantas veces se presente la ocasión, esta del año entrante, la tercera a escala federal, ¿por qué les cae bien?, por las mismas u otras razones por las que los otros lo aborrecen. Nada demasiado cerebral de ningún lado, pero allí lo tiene siendo la envidia de izquierdosos, oficiales y niños de escuela confesional, que lo único que despiertan con sus discursos y su presencia son bostezos del electorado.

Lo que sí no se le puede negar es que Andrés Manuel durante todo el sexenio que compartió con Vicente Fox, tuvo al gobierno federal viéndose obligado a contestarle. Tan sencillo que con sus conferencias de prensa matutinas era el político que marcaba la pauta del día, y todos tratando de recuperar lo que les llevaba ganado. Nadie puede negar que es el grillo que más kilómetros ha acumulado en su campaña de 17 años, recurriendo el país para arriba y para abajo más veces que ningún otro aspirante o funcionario de ningún partido, visitando sitios que ni saben los otros que están en el mapa. Por si fuera poco, desde que era jefe de gobierno del D. F. se forjó una imagen de vivir modestamente, de andar en el famoso tsuru blanco que el resto de la clase política no usa ni para mandar al guarura por las tortillas. Por todo esto, Andrés Manuel es quien marca la pauta en la política a la mexicana, en todos sus niveles, no siendo los estados en general y Coahuila en particular, la excepción, sino el cristal con el que hay que mirarlo todo.

A nadie le ha quedado claro el cómo o por qué Andrés Manuel se fijó en Armando Guadiana Tijerina para ser el candidato del partido de su invención, el Movimiento de Regeneración Nacional a la gubernatura del Estado de Coahuila, que se renueva este año de 2017. Bueno, está más que claro que se trató de un asunto de mutua conveniencia, MORENA necesitaba un candidato capaz de hacer ruido en el proceso electoral, y entre sus militantes y dirigentes no había algo que remotamente pudiera considerarse un prospecto razonable, del otro lado Guadiana estaba necio desde hace años por ser gobernador, para lo que antes por supuesto hay que ser candidato, y ya que en su antiguo partido, el PRI no le tiraban un lazo como no fuera para ahorcarlo, y no había otra organización política que quisiera enemistarse ni con sus bases ni con sus élites, ni dar explicaciones en el Palacio Rosa de porqué le daban calor a uno que ha sido su acérrimo enemigo durante ambos, el moreirato temprano y el moreirato tardío, pues tuvo que ceder ser abanderado de un partido con el que no tiene nada en común, como no sea el ansia de poder, por más que a él en lo personal, lo que lo mueve es más un sanguinario deseo de venganza, la posibilidad de hacer suculentos negocios a la sombra del poder, y también eso el poder a secas, ah pero que no le cueste mucho como podría ser si persistía en su necedad de ser candidato independiente, mejor cobijarse en un membrete partidista, que le ahorrara mínimo lo de la colecta de firmas y en un descuido hasta le entrara con los gastos de campaña.

De todos los candidatos externos que ha lanzado la izquierda mexicana, MORENA no tanto todavía por lo reciente de su creación, pero sus antecedentes son imposibles de ocultar, Guadiana Tijerina es el que menos cuadra con el ideal de lo que ellos consideran debe ser un político o un servidor público. Podemos hablar del Guadiana empresario minero, no precisamente bien visto en la Región Carbonífera por la manera en la que trata y paga a sus trabajadores, tampoco está su afición por los toros que le cancela de entrada el apoyo de los que tengan una vena por la protección de los animales, o por su misma forma de vida, y es allí donde los Morenos deberían parar las antenas.

Primero estuvo el desplante, desfachatado como todo en él, de Guadiana de comprar boleto para él y supuestamente para Humberto Moreria Valdés para asistir a presenciar el juego del Super Bowl que se jugó en Houston el domingo 5 de febrero. Aquí mismo hicimos un cálculo de cuánto costó ese pretendido golpe político, lo tasamos entre 700 mil y un millón de pesos, pichuela para alguien con la fortuna y medios de Guadiana. En su casa de campaña se han de haber preocupado de que les pudiera salir el tiro por la culata, por eso el mismo Guadiana salió a decir que eran boletos de los “baratos” de mil dólares, cuando que en la misma página del estadio los estaban ofreciendo en ocho mil quinientos, pero no discutamos sobre minucias.

Pero entonces viene el siguiente desplante Guadianesco, el de supuestamente invitar al exgobernador Moreira Valdés a la feria taurina de San Isidro en Madrid. Digo, no nos vamos a cansar calculando cuando sale el viajecito en avión privado (¿Qué hay de otros para los de la talla de Guadiana el candidato de los pobres?) hasta la capital española, la renta de limousine con chofer, hotel de ocho estrellas y seis diamantes, palco de empresario en la plaza, flores para las mozas, viandas y demás, lo que importa es el hecho. El hecho de que Guadiana el empresario, el político en campaña, se la vive de evento en evento, casi que de vacaciones, tratándose a cuerpo de virrey de Coahuila… que quiere ser. El todavía candidato y en pésima hora y macabra broma, posible gobernador, lleva un tren de vida que no puede darse el 99.99% de los coahuilenses a los que pretende mangonear con la punta del bigote. ¿Usted, alguien cree que Guadiana se moderaría en sus bacanales siendo gobernador?, nadie.

Por alguna razón inexplicable los medios de comunicación nos hemos olvidado de aquella frase que hizo famoso a Armando Guadiana todavía antes que quisiera ser gobernador o candidato, antes que Andrés Manuel fuera elevado al rango de Mesías tropical, la de que “honrado honrado, sí… honrao, honrao honrao, no”, expresión que lo retrata de cuerpo entero, cuando era una fracción de lo millonario que es ahora, y que debería servir a muchos para normar el criterio sobre su persona. Guadiana se parece mucho más al tristemente célebre Hilario “Layin” Ramírez Villanueva, otro payaso de la política que le regaló un carro a Rubí por sus quinceaños, que le gusta meterle mano a las muchachas en los bailongos organizados con fondos públicos, ese que se hizo famoso cuando siendo presidente municipal de San Blas en Nayarit, confesó que el robó pero robó poquito, aclarando que no se llevó más porque las alcaldías están bien pobres, siendo lo verdaderamente grave y raro que nadie haya querido perseguirlo por un delito confeso. Ahora que Layin quiere lanzarse a gobernador de Nayarit, trepado en la plataforma de que roba poquito, y Guadiana anda por Coahuila recordándonos que honrado honrado no es… y a las pruebas de sus despiporres se remite,  no nos queda más que preguntarnos ¿cómo es que la izquierda morenaza quiere salvar a México de un sistema corrupto con puros igual o todavía más corruptos que los que pretende desplazar?

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