ESCÁNDALO DE NIVEL

Deberá provocar rabia aunque solamente sorpresa el tremendo escándalo suscitado por el cambio de un alto funcionario de una fiscalía, institución burocrática de elevado costo y pretensiones, creada para resolver asuntos que no deberían merecer al resolverse, tanta atención de tantas personas, como se ha convenido en hacer.

Todo porque un segundón elevado en su rango al primer plano, se vuelve contra su antecesor y lo cesa, no obstante carecer de los merecimientos y requisitos legales para el nuevo cargo.

La elevación se originó en supuesto error sancionable consistente en declaraciones, que disgustaron a gente del más alto nivel que ordenaran la sustitución, sin cumplir con los pesados requisitos para hacerlo ni los engorrosos trámites del caso.

De manera que, sin bases suficientes, se hizo un problema que califican de severo, como el que la fiscalía carezca de jefe, no obstante que, se repite, la institución entera carece de sustento lógico, razonable y moral.

Los mismos envidiosos o ambiciosos que propusieron el cambio, tendrán que solucionar el problema, que por supuesto carece de prioridad y una existencia, entre muchas otras, ofende al sentido común y perjudica los intereses de la colectividad, sumida en necesidades de mayor urgencia.

EL SALARIO MINIMO.

El nivel salarial lo establece el mercado de trabajo, que se integra por vendedores de obra, esfuerzo e inteligencia y oferta de medios para comprar aquello.

Pero es un mercado muy especial, en cuanto es abundante en oferta de servicios, con muchos millones de desocupados y lo menos 50 millones de pobres, frente a unos cuantos millones ded empleos, que no llegan a 20.

Bajo tal circunstancia, los solicitantes de empleo están dispuestos a recibir prácticamente lo menos que se les ocurra a los dueños de los sitios de trabajo, dentro de su ilimitada y conocida generosidad.

Estos dueños de los sitios de trabajo, son los fabricantes, pero también los intermediarios y los auxiliares banqueros y por tanto es el pequeño grupo que fija los precios por el trabajo, pero también se encarga de establecer los precios de las mercancías y servicios que produce con el esfuerzo de los obreros y empleados, de los trabajadores.

Solamente a algunos lectores de periódicos y pendientes de noticias se les escapa el engaño escondido en las declaraciones de los asociados empresarios COPARMEX en últimas fechas, de que es necesario aumentar los salarios mínimos, porque la inflación les ha quitado mucho de su poder de compra.

Que el mercado se debilita con los aumentos en los precios es indiscutible y que el salario no alcanza a cubrir las necesidades de millones de trabajadores, lo es también, pero no se puede ocultar que los empresarios son los responsables de esa máquina encarecedora y empobrecedora.

La COPARMEX sigue a los tratadistas comerciales del norte, los del TLC del norte, de que se deben aumentar los salarios en México. Es indispensable, pero sin que se aumenten los precios, para que no se pierda la venta en aquellos países.

Los empresarios acostumbran culpar al gobierno de la inflación, pero la causa fundamental es el aumento de los precios y no de las mercancías que el gobierno ofrece, puesto que significa una pequeñísima porción dentro de los costos generales de producción, cosa semejante que sucede con el salario.

Los principales empresarios radicados en México, las empresas sobresalientes en el comercio exterior, son extranjeras, que llegaron al país por millares a aprovechar los bajos costos de producción que tendrían en este país  y que han aprovechado.

Pero aquellos negociantes del tratado parecen no reparar que esos bajos costos de producción les permiten tener elevadas ganancias, utilidades que en su país les son imposibles.

Regresar esas empresas a su territorio les costará cifras inmensas, al tiempo que aumentos de precios como consecuencia de los costos, desde que comiencen a producir en su nueva ubicación. En términos económicos, automáticamente verán reducidos sus volúmenes de ventas, como corresponde a mayores cotizaciones.

En el caso de México, costará sumamente caro recuperar la capacidad económica del país, sustituir las fuentes de empleo que se desocuparán quizá resulte imposible o que no haya medios para volver a la producción al mercado interno, además de que costará también mucho tiempo, excepto en el sector primario de la economía, más sensible.

El rediseño económico demandará especialistas en muchas materias, de los cuales hay que echar mano de inmediato y tomarlos de donde desempeñen labores de segunda o tercera, teniendo capaz para mucho más.

OPTIMISMO PERJUDICIAL.

La renegociación del Tratado Libre Comercio en proceso acarreará perjuicios al país, como que los negociadores son muy competentes para el negocio y la posición más endeble es la de México y sin duda revisarán para su beneficio cuanto esté a la mano. Los resultados no serán novedad, como nunca lo han sido.

Por lo que justificar que toda va bien y nada será negativo, es totalmente imposible y falso, se irán muchas inversiones, lo cual ha comenzado a ocurrir, se irán más y habrá que sustituir al máximo de ellas para ocupar a los desempleados.

Recuperar todas cuantas empresas sea posible y conveniente, para dar empleo, procurando ahora sí, el máximo aprovechamiento de los recursos, los mineros, petrolíferos, dejando de vender materias en bruto, sin trabajo mexicano, lo que es absurdo.

Seguir el ejemplo norteamericano respecto de las inversiones en México, un porcentaje importante propio y solo el resto extranjero.

Hacer un esfuerzo intelectual serio y sistemático para elaborar un programa rápido de recuperación de actividades económicas, para cubrir la recuperación de cientos de miles de emigrados mexicanos en un programa de producción de lo que se necesita a corto y mediano plazo para abastecer el mercado interno.

Dejar de pensar en darles trabajo de profesores de inglés, que les representaría poco ingreso y sería un desperdicio de capacidad adquirida.