La conexión Coahuila-Nayarit

BAILE Y COCHINO.-

Por: Horacio Cárdenas.-

¿Qué tiene el costero estado de Nayarit para los coahuilenses, aparte de sus paradisiacas playas para que quienes tienen dinero para eso, puedan darse la gran vida en fraccionamientos privados, condominios, hoteles de ocho o diez estrellas?, pues es difícil de decir así de buenas a primeras. Por supuesto que cada quien tiene derecho constitucional a ir a donde le plazca, hacer negocios legales y honrados donde le dé la gana, emparentar con quien quiera o pueda, o por supuesto, ir a donde el destino lo lleve, sin embargo de un tiempo a esta parte, se han ventilado algunos casos y situaciones en los que se logra atisbar una relación más que casual entre los políticos coahuileños y su añoranza por el sol de Bucerías, Sayulita, Nuevo Vallarta, Punta Mitla y otros más exclusivos, que al final de cuentas no le pide demasiado al del semidesierto coahuilense.

Bueno, cuando uno es funcionario, alcalde, diputado, prestanombres, contratista de empresa fantasma, y demás, alguien al que la casualidad o la complicidad lo ha puesto en la envidiable posición de hacer fortuna a la sombra del poder público, de repente le empieza a sobrar el dinero, ¿Qué mejor manera de disfrutarlo que hacerse de un departamentito, una casita, una accioncita de un club de golf?, para eso las playas de Nayarit son especiales, no son tan concurridas por la indeseable pelusa como las de Guerrero, Oaxaca o Jalisco,  además que hay que distinguir entre empresarios nacionalistas y los que prefieren llevarse su dinero a una propiedad en la Isla del Padre o Rancho Viejo, ¿aunque para qué andarse con modestias habiendo harta lana?, mejor los dos.

Ah, pero además siguiendo el principio de que dinero llama dinero, Nayarit parece que ha resultado ser un sitio particularmente atractivo y productivo para hacer negocios, que al final de cuentas ¿Qué hay más satisfactorio para un político o un traficante de influencias políticas, que hacer algunos milloncejos mientras disfruta de las bellezas naturales de las playas del Pacífico mexicano?

Hace algunos meses nos hizo parar las antenas una nota que decía que el entonces franquiciatario del entonces Partido Joven, uno sospechosa y más o menos probadamente asociado de cerca al poder en los dos sexenios anteriores, había solicitado registro como organización política precisamente en aquel estado. Muy raro parecía que Édgar Puente Sánchez, primero que nada, sin una fuente de ingresos conocida fuera de las tracalerías derivadas del manejo de los recursos públicos que se le asignaron al PJ durante el tiempo en que mantuvo el registro y el derecho a las prebendas, le sobrara plata como para exportar su negocio, perdón su plataforma política e ideológica, pero más extraño parecía que bueno, si quería expandir sus horizontes político económicos, el estado elegido fuera precisamente Nayarit, ¿por qué no Nuevo León, que está aquí a ochenta kilómetros, o Durango, o Zacatecas o San Luis Potosí, o hasta Chihuahua, que comparten límites territoriales con Coahuila, y que aunque su capital diste bastantes kilómetros del centro oficial de operaciones del jovenazo Puente, nada que ver con Nayarit, a menos que todo el asunto implicara mudar su guarida, perdón su cuartel general, a la costa, y siendo así ¿Quién se quedaría a cuidar la matriz?, aunque bueno, todo eso terminó siendo pura especulación, pues al Partido Joven se lo llevó Pifas, al no obtener en el último proceso electoral los sufragios indispensables para conservar el registro… con lo que además se cerró la llave del dinero que recibía del Instituto Electoral de Coahuila, quien sabe si otras o todas, habiendo perdido buena parte de la utilidad que tenía para el gobierno estatal.

Pero ese no es el único asunto con salado gusto a mar, como dice el tango, también está el otro que hasta el momento no se ha acabado de resolver, y que en su momento jugó un papel determinante en que Guillermo Anaya no fuera el candidato triunfante en la carrera por la gubernatura de Coahuila. No que la derrota se hubiera debido a un final de fotografía y menos atribuible a este caso, pero seguro que tuvo mucho que ver, pues la cifra de sesenta millones de pesos no fue algo que no pesó poco en las decisiones de los electores. Recordamos que el límite de gastos de campaña, que tantos dolores de cabeza le dio al triunfador Miguel Ángel Riquelme, sesenta millones es tres veces eso, y nada más ese rubro hubiera puesto al candidato del PAN y sus cuadernos, fuera de combate, si no es que iba a dar con sus huesos en la cárcel.

La conexión nayarita es, según la nota aparecida en el Universal este lunes, es un cuate que la gira como líder moral, secretario general o lo que sea de una nebulosa organización laboral que se denomina sindicato de Trabajadores y empleados especializados, similares y conexos de la República Mexicana. Pues bien a este cuate, que está ahora sí, porque hace un año no lo estaba y curiosamente así ha seguido pese a las denuncias que el Partido Revolucionario Institucional presentó en su contra ante cuanta autoridad se puso a tiro, la FEPADE, la PGR, EL IMSS, la Secretaría de Hacienda y en un descuido hasta la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, habiéndose detectado que él y su sindicato fantasma eran los que operaban las cerca de seis mil tarjetas de nómina de Banorte, en las que se depositaba 2,500 pesos a la semana a supuestos operadores políticos a favor de la campaña de Anaya.

El asunto de lo de las tarjetas es incidental, y si a esas vamos, es poca lana, pues de lo que se acusa ahorita a ese líder es de haber puesto su sindicato al servicio de uno que era rector de la Universidad Autónoma de Nayarit, por desvío, lavado, peculado, todavía no se ponen de acuerdo qué, por más de quinientos millones de pesos, a través de un despacho de asesoría igualmente fantasma, pero no por incidental deja de tener su importancia, primero porque desempolva un asunto que se había dejado morir por conveniencia y tal vez por connivencia política, pero que se vuelve a ventilar en el gran marco de las operaciones fraudulentas de este cuate y su sindicato fachada, que hasta acusaciones por narcotráfico ha tenido en Estados Unidos.

A lo mejor existe, a lo mejor no, además de los mencionados hay dos que tres casos más de vínculos no precisamente claros ni muy santos entre coahuilenses y vivales asentados en Nayarit. Solo por no dejar, valdría la pena saber quiénes tienen ya sus boletos de avión para ir a vacacionar a lo grande en la Riviera Nayarit…

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