¡Un puente, Manolo!

BAILE Y COCHINO.-

Por: Horacio Cárdenas.-

Cruce de bulevar Carranza y Luis Echeverría. (Foto de Google Maps).

Hay pocas cosas ciertas en esta vida, pero una de esas es que nadie va por su gusto al SAT, a la delegación del IMSS o a la PROFECO. Si a esas vamos, de los cientos casi miles de alumnos del Colegio Zaragoza… ni una décima irá por que le encante la escuela, y si dicen que sí, es por contreras. Esto hablando de los, llamémosle eufemísticamente en la terminología burocrática, “sujetos obligados”, causantes, derechohabientes, quejosos o estudiantes, pero también están los trabajadores de estas dependencias e instituciones, quienes salvo que sean los meros jefazos o que los acaben de ascender, tampoco van que digamos muy felices.

Pero una cosa es ir porque tiene uno que ir a algo al SAT sobre todo en los meses de dudas y contribuciones, más de las primeras que de las segundas, o que acuda al Seguro a que le arreglen algo que anda chueco pero que no amerite hospitalización, a PROFECO a tratar que le resuelvan algún abuso de algún proveedor, y otra que ir a estos sitios se convierta en toda una odisea, tan sencillo como que por estar ubicadas en el boulevard Venustiano Carranza de la capital del estado de Coahuila, llegar y partir de ellas es una aventura de no poco riesgo, y conste que a propósito evitamos el lugar común de decir deporte de alto riesgo, porque de divertido no tiene nada, ni ir a hacer trámites o que le quiten lo burro, ni cruzar la todavía principal avenida de Saltillo.

Y es que… cosas de la incapacidad de los sucesivos gobiernos municipales, desde que Oscar Flores Tapia modernizó la antigua carretera a Monterrey para convertirla en reluciente boulevard estilo gringo, no ha habido alcalde que pueda plantar un puente peatonal en el punto específico del cruce con Periférico Luis Echeverría, donde se ubican las citadas instituciones, además de empresas, comercios y demás. Hace cincuenta años el tráfico no era problema ni para los conductores ni para los peatones, ¿hoy? Es una pesadilla para los primeros, que al menos en salvaguarda de su integridad física van forrados de lámina de acero, y otra peor para los humanos de a pie, que tienen que esperar impacientemente una “ventana” para cruzar caminando, porque ha de saber que tan bien planeada está la ingeniería de tránsito en el sitio, que el “claro” en que no pasan carros es de segundos, o de plano ante la desesperación y la prisa, se avientan a torear coches y camiones cuyos conductores pareciera que los eligen como blanco de sus impulsos asesinos, que traen a flor de lámina, perdón de piel.

Haciendo un poco de historia, el paso peatonal entre el Tecnológico de Saltillo y el Ateneo Fuente, solo se construyó luego de haberse registrado “n” atropellamientos de estudiantes de estas y otras escuelas, algunos resultando solo heridos y dos que tres muertos. Fue una proeza convencer a la burocracia del municipio, y fue en el trienio de Oscar Pimentel González que se realizó la obra, que para acabarla, salió carísima, pues según, tenía que cumplir con el requisito de armonizar con la arquitectura de los edificios que iba a enlazar. Se hizo y funciona.

Más reciente, a comienzos de la administración de Jericó Abramo, se pudo convencer, así en esos términos, al alcalde para construir otro puente peatonal, este para atravesar “El V. Carranza”, como le dicen los saltilleros de cepa, frente a la Clínica 2 del IMSS, allí hubo que negociar la compra de un par de metros de un particular para la bajada del puente del lado de la Colonia Jardín, pero se hizo. El proyecto que se le planteó a Jericó contemplaba otro puente, este frente al SAT, pero en palabras del entonces presidente municipal: ni tenía dinero para uno más y el proyecto era demasiado complicado por los comercios y dependencias con los que tendría que ser necesario conciliar, y como al final de cuentas de lo que se trataba no era de resolver un problema sino de taparle el ojo al macho, de hacer como que se hace, pues el puente tan urgente, quedó para algún futuro que todavía no ocurre.

Y bueno, ubicándonos en nuestro momento actual, seguro se dio usted cuenta que hace como un mes se desató una airada protesta en las redes sociales porque en un predio en la esquina de Carranza y avenida México, en la Colonia Latinoamericana, unos trabajadores tumbaron a plena luz del día unos cipreses que tenían años y años. Hasta de Monterrey y de más lejos grupos de ambientalistas pusieron el grito en la estratósfera de ¿Cómo es que el municipio permitía esto, no lo impedía y no lo sancionaba?, al rato murió el interés, se quedaron con la explicación de que ya estaban muy viejos y eran peligrosos. Sí, pero el escándalo se reavivó momentáneamente cuando se vio que no solo tiraron los del lado de Carranza, sino también sobre Avenida México, y finalmente salió el peine de que la tal propiedad sería demolida para poner algún comercio… uno más en un área que ya aguanta poco.

Se nos ocurre a nosotros que esta es la oportunidad idónea para que el Ayuntamiento retome el proyecto de un puente peatonal en la zona. ¿Por qué?, en parte por las campañas políticas, en parte porque están en obra, a los propietarios les interesaría no seguir apareciendo como los antiecologistas que tumban árboles para hacer negocios, y el proyecto de construcción se podría modificar antes que sea obra concluida, que ese es el pretexto que siempre esgrimen, sin ir más lejos Jericó, para no hacer el paso peatonal, no afectar construcciones de particulares.

Obvio, nos dirigimos a Manolo Salinas primero porque es el alcalde en funciones, pero además porque es quien casi es un hecho que logre la reelección ante lo crisis de las campañas de las coaliciones y candidatos que amenazan Saltillo.

El puente para aliviar el paso de quienes van a pagar sus impuestos, podría sacársele al SAT un apoyo para la edificación, al IMSS, a la PROFECO, para ir a las escuelas, etc, es algo que tarde o temprano habrá que hacer, ¿vale la pena esperar a que haya algún atropellado que enoje a la opinión pública tanto como para que le apriete al Ayuntamiento?, ahí se está haciendo la obra, modificar el proyecto de restorán, de tienda de conveniencia o lo que sea que estén construyendo para poner algo que beneficie a cientos y miles de saltillenses que necesitan cruzar el Boulevard Carranza todos los días, evitándoles la humillación de correr para que no los maten, sería un golpe político mediático, además de una necesidad elemental de darle seguridad a una vía que hoy por hoy, no la tiene.

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