EL TAMAÑO DEL TERROR

BAILE Y COCHINO.-

por Horacio Cárdenas.-

Era mas o menos entendible en las monarquías dinásticas, que el gobernante y sus familiares se consideraban ser y estar por encima de cualquier otro hombre o mujer con los que solamente la casualidad más incidental, los hacia compartir el espacio y el momento determinado.
El derecho de sangre consistía entre otras cosas, en que la casta mas alta sintiera y actuara como si sus ilustres personas valieran mas que diez, cien o un millón de los de los estratos mas bajos. Esto en mas ejemplos de los que la vergüenza de la especie debía permitir y aceptar, se sigue repitiendo hoy, en el siglo de la democracia, de los valores, de los derechos humanos, como en los peores instantes del feudalismo o el esclavismo, disfrazados claro de suficientes razones para convencer a cualquiera… A cualquiera que se deje.
En general los gobernantes son tan humanos como el que más, con la diferencia de que suelen llegar a creer a las primeras de cambio, que no son solo hombres o mujeres de su tiempo, sino personajes que modelan la historia, y si no es por otra razón, creen que merecen un cuidado superior, mil veces mayor al de cualquier hijo de vecino.
Ahora que se discute sobre la desaparición de la figura del Estado Mayor Presidencial, que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador se rehúsa a que lo proteja como a los anteriores mandatarios de la nación, conviene reflexionar sobre algo que a lo mejor se justificó de inicio, pero que rápidamente se corrompió, como todo en este país de mentiras y engaños.
Para empezar hay una confusión. Lo de Estado Mayor es una figura administrativa tomada de los ejércitos de Francia y otros países. Toda unidad de relativo tamaño crea con sus oficiales superiores un estado mártir, un consejo o Comité que apoya al comandante en el análisis de la situación y toma de decisiones, independientemente de las funciones de cada quien. Otra cosa es el Cuerpo de Guardias Presidenciales, cuerpo de ejercito por su volumen dedicado en exclusiva a cuidar al presidente, que si depende del Estado Mayor o no, eso es decisión del preciso, si es que sabe la diferencia entre una y otra cosa, y en el caso de Enrique Peña Nieto, no es probable.
Ni se ocupa, ni se entera ni le importa, solo se deja apapachar por esos militares fornidos… Esos que se dicen dispuestos a dar la vida por el presidente, chamba por la que cobran bien cobrado.
¿Realmente han sido funcionales a lo largo de la historia estas costosísimas estructuras que lo único que logran es aislar al gobernante y enemistarlo con el pueblo? Recuerde el caso de los magnicidios, y aquí de nueva cuenta la distinción con el homicidio de cualquier ciudadano que no es magno, de Anuar Sadat, presidente de Egipto asesinado por militares durante un desfile, de Indira Gandhi, hasta de Luis Donaldo Colosio, y los intentos casi exitosos sobre el presidente Ronald Reagan de Estados Unidos o el del Papa Juan Pablo II, ni el mejor servicio secreto del mundo o la ridículamente ataviada guardia vaticana pudieron presenciarlos ni evitarlos.
Guardias Presidenciales le cuestan al país miles de millones al año, no solo de su desproporcionado presupuesto regular, sino del encaje que hacen de los recursos humanos, militares, financieros y lo que sea del Ejército, Marina, Fuerza Aérea y gobiernos y corporaciones policíacas de los estados, que con tal de quedar bien y que nadie diga que fue en su estado que algo le paso al presidente por falta de «colaboración», echan la casa por la ventana.
Horas de vuelo de helicópteros y aviones, hoteles, combustible el que quieran, atención VIP, lo que sea, para la gente del Estado Mayor, que llega y hace lo que le viene en gana, poco menos que sitian las ciudades donde el presidente pone el pie por unas pocas horas. Otra vez preguntamos ¿éste desmesurado aparato ha salvado presidentes?, lo dudamos. A Obregón le metieron una bala en la nuca y ni quien hubiera podido ¿o querido? impedirlo.
Aca en Coahuila se compran camionetas blindadas nuevas que se suman a la flota de las existentes, y vamos a lo mismo ¿cuantas vidas de funcionarios se han salvado con esa inversión millonaria, la mas espectacular, pero de ninguna manera la única, para tratar de quitarle un poco el terror a quienes tienen el privilegio de gobernarnos? Pocas, cuando alguien está en la mira, ni un blindado ni un cuerpo de Ejercito los protege, más útil es no dar motivo para que los odien… Ni presentar oportunidad, que nadie esta tampoco rodeado de blancas palomas.

Deja un comentarioCancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Ofrecido por WordPress.com.

Up ↑

Descubre más desde El Demócrata

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Salir de la versión móvil
%%footer%%