AL DIABLO LAS INSTITUCIONES Y EL MEJOR POSICIONADO

BAILE Y COCHINO

Por Horacio Cárdenas.-

Genio y figura hasta la sepultura. Fue la noche misma del día en que se celebró el proceso electoral federal en el año 2006 para la renovación de la presidencia de la República y senadores y diputados al Congreso de la Unión, que uno de los candidatos, el que se sentía el ganador, no porque así hubiera sido la voluntad del pueblo elector, sino porque así se le había metido entre ceja y ceja que debía ser, convocó a una conferencia de prensa, en la que mostrando una furia impropia de alguien que juega el juego democrático a como se da en este país, mandó delante de cámaras y micrófonos al diablo a las instituciones. 

¿A que instituciones se refería Andrés Manuel López Obrador, pues fue él el que inconformándose con el resultado de la elección que le daba el triunfo al candidato panista Felipe Calderón Hinojosa, el que lanzara una amenaza tan fuerte, que casi sonaba a sedición?, eso nunca quedó claro, porque él nunca lo quiso aclarar, lo suyo siempre había sido, y curiosamente sigue siendo, lo de amenazar, pero al puro aire, porque en concreto era y sigue siendo muy poco lo que trae en el morral.

Todavía el entonces Instituto Federal Electoral, en deferencia al candidato perredista, porque en aquella ocasión había jugado por el Partido de la Revolución Democrática, de hacer un recuento exhaustivo de todas y cada una de las actas de casilla, comenzando, nos acordamos, primero por los distritos en los que López Obrador decía que había ganado, y sí el conteo era abismal a su favor, pero al paso de las horas y de examinarse distritos  con menos simpatías hacia su propuesta política, que las preferencias se fueron empatando, para que al final se llegara al mismo resultado, 0.56% de votos más para Felipe Calderón. ¿Cuánto costó ese recuento extra?, de eso nadie pidió ni dio cuentas, aunque con eso se legitimó el triunfo para el presidente panista, y desde ese punto de vista valió la pena. 

Mucha gente pensó que la expresión lopezobradorista se refería en específico a mandar a la goma al Instituto Federal Electoral, después de todo esa era la institución encargada de la realización de las elecciones, a la que Andrés Manuel le tenía especial ojeriza, pero repetimos, como nunca dijo cual o cuales instituciones eran las que se iban al infierno, pues solo cabe especular. Al Ahora INE le ha ido del cocol durante la actual administración, ya con López Obrador como presidente de la República. Les ha sonado con todo: reducciones de presupuesto, intentonas de despachar antes de tiempo a los consejeros que no son afines a MORENA o a su persona, obligar a que el Instituto se apegue a su política de que nadie gane más que el presidente, en consecuencia se bajen los sueldos de buena parte de los funcionarios, entre otras muchas. En algunas ha ganado, otras están en litigio, pero allí la lleva, en su misión autoimpuesta de destruir al IFE que en el lejano 2006 lo ofendiera de tan fea forma.

Otras instituciones contra las que se ha ensañado Andrés Manuel en el curso de su primer año de gobierno son la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a la que le hizo la vida de cuadritos hasta que logró la renuncia de su presidente y la imposición de una incondicional, que del tema no sabe nada; está lo que hizo con el CONEVAL, del cual no iba a permitir ni que evaluara, mucho menos que criticara su política social y de gasto social, también la dejó en ceros, la Comisión Nacional de Energía, en donde impuso gente que de energía sabe menos que nada, y así por el estilo.

Cuando llegó a la presidencia Andrés Manuel llegó con la espada desenvainada contra el Ejército Mexicano, del cual llegó a decir con toda sus letras, que no hacían ninguna falta las fuerzas armadas en un país con “vocación pacifista”, como la que según él, tendría México a partir de que asumiera el poder. Les pegó duro, indudablemente, con la desaparición, desincorporación del Estado Mayor Presidencial, o más específicamente, del Cuerpo de Guardias Presidenciales, cuerpo de ejército que desde su creación tenía la misión de proteger al jefe del poder ejecutivo, pero también a quienes se dispusiera que debían contar con ese cuidado, entre ellos los candidatos a la presidencia de la República.

Con su idea fija de crear una Guardia Nacional que asumiera todas las funciones de seguridad en el país, buscando acabar con las corruptelas de la Policía Federal y otras corporaciones, el Ejército pasaría a un plano muy secundario, de camino a su extinción. Pero como nada suele salir en la realidad como uno lo soñó, ni la policía Federal se dejó extinguir, ni hubo las hordas de solicitantes honrados, honestos, fuertes y guapos para ingresar a la Guardia Nacional, el presidente terminó por hacer lo mismo que sus predecesores, tomar dos que tres brigadas del Ejército Mexicano para integrar el grueso de la GN, y por allí dicen que en los estados en la mañana los soldados andan de verde o de café como toda la vida, y en las tardes se visten de blanco, pero que son los mismos de todo a todo.

Él que quería mandar al diablo al Eje… y terminó cargándole todas las misiones que la burocracia no puede hacer por su cuenta: construir aeropuertos, construir sucursales bancarias, repartir medicinas, repartir los libros de texto gratuitos, y ya la última, hacerse cargo de la estrategia federal contra el coronavirus, como si al COVID19 se le matara con balas o granadas, o como si hubiera médicos militares como para hacerse cargo del sistema de salud de un país tan grande como México.

Y bueno, nos sospechamos que otra de las instituciones que trae en la mira López Obrador es el federalismo, baste recordar el trato que les ha dado en lo personal a los gobernadores de los estados, los que no son de MORENA claro, los recortes a las participaciones federales, la desaparición de fondos que iban a dar a las arcas estatales y municipales, entre otras medidas que son una afrenta y un atentado a la respetuosa pertenencia e integración de una Federación. Lo que López Obrador quisiera es que no hubiera gobiernos estatales,  que el pueblo bueno y sabio todo se lo pidiera a él, que generosamente se los daría en forma de becas, pensiones y apoyos. Pero las cosas no son así.

Ante la pasividad del gobierno federal, los gobiernos estatales han tenido que entrarle al quite, porque ellos son la primera, bueno la segunda línea de gobierno ante la población, la primera son los ayuntamientos. Recordemos que desde hace un año, ante la desorganización de la estrategia de seguridad contra el crimen organizado y el narco, el gobierno de Coahuila buscó la integración con los de Tamaulipas y Nuevo León por un lado y con Durango por el otro, para enfrentar ordenada pero sobre todo eficientemente al crimen en la región, los resultados han sido más que satisfactorios. 

Luego vino lo de la contingencia por coronavirus, ante la criminal desidia del gobierno federal, por no decir del presidente López Obrador, cada gobierno estatal se lanzó a hacer lo que consideró conveniente, desperdiciando tiempo y recursos valiosos que se hubieran articulado mejor de existir un ordenamiento federal, que no hubo. El gobierno de Coahuila fue reconocido desde el principio como uno de los más efectivos en cuanto a su modelo de atención de la pandemia, y otra vez funcionó la coordinación con los estados de Tamaulipas y Nuevo León. Y otra vez, ante el desprecio que tiene Andrés Manuel por la institución que es la iniciativa privada, estos tres gobiernos se han organizado para ofrecer un plan de auxilio a las empresas, que les negó olímpicamente el presidente, quien no soporta a los empresarios por el solo hecho de no ser pobres.

Ante tanta necedad de una parte y la urgencia de soluciones que no pueden esperar, los liderazgos regionales y estatales están a la orden del día. ¿Qué curioso, no?, aquel que había dicho hasta el cansancio que quería unir a México, lo que ha hecho es separarlo y cada vez más. 

Lo interesante de todo es que este mandar al diablo a las instituciones ha permitido a los líderes locales descollar como no hubieran podido en otro régimen. El otro día sin ir más lejos se publicó una encuesta que decía que el gobernador de Coahuila había alcanzado el primer lugar entre los mandatarios estatales por su manejo de la contingencia sanitaria, ahora busque qué otro priísta con poder regional está en una situación tan ventajosa como la de Miguel Riquelme en el momento presente, estas cosas pesan, y pesarán cada vez más en la escena política, cuando contiendan aquellos que quieren restablecer y fortalecer las instituciones contra aquellos que quisieron destruirlas…

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