Los «cuatroteros» y las viejas películas de luchadores

 BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

De cuando éramos chicos y veíamos las películas mexicanas de luchadores, nos hicimos una idea muy extraña de lo que era la vida de estos personajes.

El Santo, por ejemplo, vivía en un sitio al que la baticueva le venía chiquita. No tenía encima una mansión como la de Bruno Díaz, no tenía un entenado, que acá entre nos, nunca supimos qué era, ni empleado a un mayordomo que le sabía a la etiqueta, la mecánica, la electrónica y lo que se ofreciera, pero todo quedaba suplido ampliamente con los aparatos que tenía en su guarida secreta el super héroe nacional. De Blue Demon se veía menos en la pantalla, sabíamos que manejaba un carrazo deportivo, que siempre andaba en compañía de damas de muy buen ver; ya del Huracán Ramírez lo veíamos más como raza, entre él y su esposa tenían un restaurant en lo que parecía un mercado en la ciudad de México, allí ayudaba hasta La Tonina Jackson con lo que se ofreciera, cocinar, servir, atender.

De alguna manera estábamos hechos, los escuincles espectadores, a la idea de que las películas de luchadores eran una especie de bioserie, como se llaman ahora, en las que cada película relataba un episodio de la vida de este o aquel personaje del cuadrilátero, o perdón, del pancracio. Con esa idea nos quedamos por mucho tiempo, será porque veíamos esas películas de muy escuincles, sin analizar el por qué Santo o Blue nunca se quitaban la máscara, porque a esta o aquella dama sí le daban jalón y a la otra no, de donde salía el dinero para andar de héroes peleando contra monstruos, mafiosos, seres sobrenaturales, si todo salía de los costalazos o tenían otra fuente de ingresos. Era un mundo muy esquemático, que cuadraba muy bien con la percepción que teníamos nosotros en la niñez.

Donde muchos años después nos vinimos a topar con una película norteamericana que se llama precisamente El Luchador, estelarizada por Mickey Rourke, donde pone patas para arriba todo lo que durante décadas dimos por hecho que era la vida de los luchadores. Allí sale de todo, y hasta de más, desde la hija que prácticamente abandona por andar de luchador por todo el circuito, que vengándose de todas las hechas le confiesa que es lesbiana, en el peor momento de la vida de aquel, se ve como lo que gana no le alcanza para sostenerse y por eso tiene que trabajar de cargador en un supermercado, donde su supervisor lo trata peor que su peor enemigo en el ring, los acuerdos con los otros luchadores para dar un buen espectáculo, las heridas intencionales que se hacen, las que se hacen y no son intencionales, de manera interesante, la camaradería entre colegas, todos a cual más de fregado física, económica, emocionalmente, manteniéndose en base a los aplausos de los apasionados de la lucha. Una película crudísima de una realidad que es todavía peor.

Se nos ocurrió que el momento actual de la política coahuilense se parece mucho, demasiado, a lo que sucede en esas películas de luchadores, tanto las mexicanas con su dosis de fantasía heroica, y la norteamericana con su desencanto sobre algo que siempre vemos idílico, quizá todavía más allá, que acá.

La pista nos la dio la nota que reprodujeron varios medios de comunicación del encuentro fortuito de varios políticos en el restaurant Pour la France hace algunas semanas. Hubo quien documentó quien estaba con quien, quien saludó a quien, quienes se tomaron una selfie, que luego dio la vuelta por las redes sociales ya con segundas y terceras intenciones, si nada más faltó para redondear la nota de color, qué desayunó cada quien, ver quienes están cuidándose del colesterol y los triglicéridos, quien del azúcar, quien se toma su café como los machos y las machas, y quienes lo prefieren descafeinado, con cremita que no es crema y endulzante que no es azúcar, ah y por supuesto el detalle morboso de quién pagó la cuenta en cada mesa.

Nos pusimos a pensar bueno, y estos políticos que en el pancracio y ataviados con su disfraz de animal salvaje, unos, y otros como rancheros a los que la suerte les ha sonreído como si hubieran encontrado una mina de oro, o de carbón, otros, ¿qué tanto de veras son enemigos, que tanto es pura simulación para atraer más público con boleto pagado a los eventos de lucha?

En estas semanas hemos comentado aquí mismo que tres de los cuatro candidatos, se dicen de izquierda, Manolo Jiménez se deslinda de esa confesión tan de moda en este sexenio, pero los otros, Ricardo Mejía, Armando Guadiana y Lenin Pérez se declaran como eso, gente de izquierda, por más que el tren de vida de cada uno sea más de derecha que el de Carlos Slim.

Cada uno de ellos se dice el verdadero defensor de la cuarta transformación, uno que va por el partido del presidente, el que ideó y creó Andrés Manuel López Obrador a su imagen y semejanza,

El hombre tigre lo contradice diciendo que no, él es el real representante de la 4T a la que el señor del sombrero de mil dólares traicionó, y bueno, Lenin tampoco podía dejar pasar la oportunidad, él también trae algo de cuatrotero por ser candidato del partido verde, que a nivel nacional está aliado con el presidente… pero también con el PT, pero también con MORENA.

El fin de semana anterior Mejía Berdeja se apuntó una, al decir que Ricardo Monreal también debería haber venido a apoyarlo a él, ¿pues no son aliados el PT y MORENA en el congreso?, aquel le respondió a su estilo no comprometido de siempre, con lo que puede ser héroe o villano de esta elección, o sea nada.

En los días previos al segundo debate se soltó el borrego de que iba a haber una noticia importante, por eso lo vio mucha gente, como mil más, nosotros también, y no, nadie declinó a favor de ningún otro, si bien le bajaron a las peladeces entre Guadiana y Mejía, mismas que al rato retomaron, es sus naturaleza luchona. Pero todo no es más que moverle a los elementos emocionales de la gente, ya que a los intelectuales no pueden apelar. Se hacen las víctimas, apelan al pobrecito, se hacen los heridos y lastimados.

Como en las películas de luchadores, el héroe siempre gana la primera caída, luego por una marrullería del contrario, pierde la segunda quedando maltrecho, todo para ganar espectacularmente la tercera, y todos contentos.

¿Cuánto de esta estrategia luchística y cinematográfica habrá en esta contienda electoral?, nos han asustado con cáncer, con declinación, con ataques personales en los eventos, eso acá. ¿y a nivel nacional?, hasta ahorita se perfila que la alianza entre el verde, el PT y MORENA continuará para la elección del 2024, ¿qué papel jugarán los candidatos actuales y sus equipos en la pelea estelar del año entrante?

Y sí, a nivel de “qué emocionante”, pues puede que algo hayan logrado, pero qué desencanto saber que todo o casi todo, era puro espectáculo, y que la pelea previa estaba vendida, para darle más emoción a la grande. De cierto no lo sabemos, pero es aprendimos tanto de las películas de luchadores…

1 thoughts on “Los «cuatroteros» y las viejas películas de luchadores

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  1. Dirán lo que quieran pero el crecimiento de Ricardo no lo pueden detener ni con esta ni con otra publicación semejante

    Las benditas redes sociales ayudan a contrarrestar publicaciones chayoteras como está

    Más de 60 millones de interacciones a fr. De Ricardo Mejía allí están y la.mayoria después de su paso por la subsecretaría pasa que mañana no salga este u otro chayotero con que fueron de ese tiempo

    Pesele a quien le pese el tigre 🐯🐯🐅🐅 gobernará coahuila

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