Eliminar la Policía Federal de Caminos abrió la puerta a la delincuencia en carreteras

NOTICIAS DIVERSAS

Escribe: Héctor Barragán.-

DESAPARICIONES INSTANTÁNEAS.

Que se haga polvo algo que dejó de ser útil, de plano, de servir, parece más que razonable, son en este medio mexicano tan complicado, una decisión intempestiva, genera muchísimos problemas.

La policía Federal, indiscutiblemente que se había corrompido, la mayoría de elementos se habían corrompido, unos de plano incurriendo en actos ilícitos y los más, con personas capacitadas y honradas, por temor a represalias y marginación, incurran en irregularidades al menos por inercia. El caso es que llegó a ser nefasta y negativa. Pero desaparecerla creó una serie de problemas legales, políticos, perjuicios a la sociedad por las manifestaciones, paros, obstrucciones, trámites judiciales sin fin y erogaciones en muchos casos innecesarias.

Algo sumamente parecido, con menos fracciones por supuesto fue la desaparición de la Policía Federal de Caminos, también culpable de actos de corrupción por abusos, extorsión, sin llegar a extremos, que a su favor tuvo la paz y seguridad en carreteras, que, por supuesto al desaparecer dejó el camino abierto y propicio a los maleantes, que además de la extorsión, ha incurrido en secuestros, asesinatos, robos de alta magnitud.

Las desventajas fueron menores para incurrir en gastos mayores para cubrir los derechos legales de los cesados. Su falta es notable, pero solamente se ha manifestado en forma de crítica y elogio por su desempeño bajo la pluma del Ing. Alfredo Reyes en El Demócrata y Vanguardia Saltillo, con referencia a uno de sus mandos principales.

Mucho ruido y severas críticas mereció la supresión al cabo de demasiado tiempo de la organización noticiosa oficial, es decir, bajo la responsabilidad gubernamental central, por falta de avisos, de seguimiento legal de los despidos y pagos, que lamentablemente no ha sido la única.

Lo de menos es la medida, justificada en gran parte, sino la solución legal tan lenta, que evoluciona a injusticia y en casos aun acercándose a violación legal y de los derechos de los trabajadores.

Queda la sospecha de que por el contrario se paga demasiado alto por el cese, que se eleva muy por encima de los niveles razonables de sueldos y salario de personas igual o más calificadas, pero que ocuparon las plazas bajo situaciones de privilegio, de protección de altos personajes de la política o administración pública que muy poco se han detenido a pensar en que son convenientes los salarios justos, ni más ni menos de lo que vale el esfuerzo y capacidad desempeñados.

Por otra parte, el presente régimen Federal ha determinado la desaparición a fondos, comités, apoyos, las entidades que en sus erogaciones beneficiaron a los que no necesitan industriales, comerciantes, campesino, a quienes pueden debiendo actuar con sus medios a desempeñar la tarea a que se dedican, dejando a personas sin recursos para su labor, con escasos medios de acción y por consiguiente, con una capacidad de trabajo limitada y sin posibilidad de contribuir a la producción nacional, que sería la solución de problemas como la carestía de alimentos, de servicios, de fuentes laborales, de salarios.

Como en los viejos tiempos y tan conocidos, los favorecidos con créditos blandos, dádivas en insumos o precios subsidiados para los mismos, eran (siguieron siendo) para los amigos, conocidos y gente igualmente corrupta, sabedora de que al beneficiar se de tales medios gubernamentales, no adquieren la obligación de resarcir el importe del crédito, de un apoyo o de elementos de reproducción.

La severidad de las medidas aplicadas podría ser menos amplia en cuanto a personas, más barata, de aplicar se selectivamente, solamente a los elementos culpables de acción y otorgándoles la dádiva de la duda a los omisos y cómplices forzados, que son los conocedores de la marcha del organismo o entidad, los que a pesar de que lo mantienen y lo han hecho, el ente bajo auditoría rigurosa. Sería más barato por supuesto y se dejarían disponibles las percepciones de las plazas estratégicas, las que permiten la fuga de recursos hacia los bolsillos particulares de los servidores públicos que solamente mantienen el nombre y no la calidad.

A toro pasado esta reflexión, aprovechable por el gobierno siguiente, si continúa la intención de colmar el cumplimiento de promesas de candidatos de tener honradez y eficiencia, si tienen la bendición del pueblo mediante su crédulo yo. Y todo esto sin necesidad de esperar dos o más sexenios para conocer la verdad de las palabras de los candidatos, la sinceridad de las palabras de campaña, palabras que han sido la esperanza de demasiadas personas a lo largo de tantas generaciones y de lo ancho del país, tan ancho como su porvenir y tan lejano cada vez de tratarse de la situación de millones de mexicanos, frente a los privilegios de unas cuantas familias.

Deja un comentarioCancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Ofrecido por WordPress.com.

Up ↑

Descubre más desde El Demócrata

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Salir de la versión móvil
%%footer%%