El alcalde Jericó Abramo Masso debería mantener la boca callada porque siempre que habla para anunciar algo sucede todo lo contrario, como ocurrió después de asegurar que en el área donde se encuentra ubicado Campo Redondo tenía tanto refuerzo policiaco que no podría perderse ni una aguja.
Y pues sí tenía razón el presidente municipal, no se perdió una aguja pero si un camioneta Chevrolet pick up, modelo 1993 que se esfumó de la calle David Berlanga, a unas cuantas horas del anuncio ególatra del alcalde.
Lo más grave es que roban lo que les viene en gana, ya no se trata de llevarse vehículos último modelo, únicamente, sino que ahora los amantes de lo ajeno agarraron corte parejo y hoy tocó su turno a este vehículo propiedad de un joven estudiante de la Universidad Autónoma de Coahuila. Cuando la policía municipal fue alertada de este acontecimiento, apareció de pronto la gran fuerza policiaca que tiene el alcalde para su servicio, incluyendo un vehículo todo terreno totalmente blindado que tiene un costo de casi siete millones de dólares.
Resulta obvio señalar que los policías que cuidan a Jericó Abramo no encontraron nada, porque no investigaron nada y no detuvieron a nadie porque, como suele suceder en estos casos, ellos saben quién es el que se dedica a robar este tipo de unidades y los dejan hacerlo a cambio de cuotas semanales.
Los policías, armados hasta los dientes se encargaron de proporcionarle al joven perjudicado algunos datos para que pudiera acudir a la Procuraduría General de Justicia del Estado a levantar su demanda y proporcionar los datos que lleven a la localización del vehículo robado.
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