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Coahuila, un pandemónium

6. rUBEN GUILLOTINA A LA PRENSA

HEREJÍA POLÍTICA.-

Escribe: Luis Enríquez.-

Coahuila es un pandemónium. El estado está inmerso en una grave crisis social, económica, de seguridad, credibilidad, salud y educación.

Por todas partes se avecina el caos. Fuerza Coahuila asesinando a diestra y siniestra, la nueva ley de pensiones, las huelgas, la falta de medicamentos, los recortes de presupuesto para escuelas y becas, la agresión contra periodistas, la prohibición de temas artísticos representando la grave falta de libertad de expresión, la innegable Megadeuda, los saqueos descarados del erario público, los secuestros y los “secuestrables”, y en fin, toda una aglomeración de sufrimiento y pobreza encarcela a los ciudadanos.

 Y a la par, el partido revolucionario se resquebraja desde adentro; surgen grupos poderosos con candidatos frescos y pesados: Hilda Flores, Javier Guerrero, Roque Villanueva, Enrique Martínez y Morales, Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, etc. Todos quieren ser, y nadie pone orden. Después de todo el desmadre, aún falta tomar en cuenta el inmenso avance de Chilo López por el PAN, además de Guadiana como el Bronco de las tierras coahuilenses.

 Mientras tanto, los maestros no cesan el plantón. Los enfermos rondan a las afueras de palacio de gobierno, una que otra gente firma las peticiones, y la espera sigue hilvanando el deterioro de su lucha, la consagración de su derrota. No exigen; piden negociar con el gobernador y sus súbditos, negociación de la que depende su salud, y su supervivencia. 

Es inaudito observar como gente de la tercera edad, enferma, cansada, adolorida de tanto no dormir, esté a la intemperie cubriéndose de la lluvia y el frío en la irónica lucha por su salud. Los maestros se niegan a caer. Ellos ponen en juego su integridad; el gobernador simplemente tiene en juego su agrio orgullo, su torpe dureza, y su falso título de licenciado con el cual firmó su nueva ley de pensiones.

¿Hasta donde es capaz de llegar Rubén en su inmensa necedad? ¿De cuántas vidas estará hecho ya el orgullo del gobernador? Porque entre los maestros moribundos, los asesinados por Fuerza Coahuila, el hijo de Humberto, y los que se mueren a diario de hambre por las calles, todo un cementerio recae sobre sus hombros.

Por otro lado, ellos mantienen su combate contra los Castilla y el Vanguardia. Moreira siente cómo, justo antes de salir, todo se le escapa de las manos. Cae en la cuenta que el mundo no es como le cuentan sus achichincles y secretarios. Lito, Víctor, Humberto, todos le mienten a Rubén, cubren de rosas el derrumbe de su mandato. 

Son ya demasiados deslices. La libertad de expresión llega hasta donde el gobernador quiere; prohibe temas artísticos, espía, hostiga y lesiona a periodistas, además de legalizar a un grupo de delincuentes para que hagan su trabajo sucio. 

Y en estos momentos, mientras el pueblo sufre, mientras el pueblo siente la entropía recorrer todos sus huesos, en alguna comida, cena, desayuno o merienda, Rubén suelta otro de sus chistes sin chiste.  El hermano incómodo nunca ha sido gracioso ni simpático. Pero cuando dice sus chascarrillos torpes, sangrones y sin gracia, créanme, a su alrededor,  todos ríen. Porque no les queda de otra, o se ríen, o se los carga la chingada.

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