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Cascabelitos Morenistas

BAILE Y COCHINO.-

Por: Horacio Cárdenas Zardoni.-

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Reyes Flores, su triunfo fue tumbarle el nombramiento a Torres Charles; Guadiana se convirtió en ajojonlí de todos los moles. Aqui aparecen acompañados del alcalde de Piedras Negras, Claudio Bres Garza.

Si le echa usted un ojo a la política estatal, se dará cuenta de un fenómeno que en nuestra opinión, nunca se había presentado, o si lo había hecho, había sido en dimensiones mínimas, nos estamos refiriendo a los posicionamientos de hombres y mujeres, de los partidos políticos a los que pertenecen, con miras a la sucesión en el gobierno del Estado de Coahuila.

Como es de todos sabido, el deporte por excelencia de los sinquehacer y los que quieren seguir sin que hacer pero cobrando en una nómina gubernamental, es el futurismo político, la cábala, la adivinación de quien será el siguiente gobernador de Coahuila, toda vez que el tiempo, que hoy por hoy parece haberse detenido, cuando menos en la cosa pública, avanza inexorablemente en todo lo demás, y la certeza incuestionable es que Miguel Ángel Riquelme Solís se halla en su segundo año de administración, y que por mandato de la democracia a la mexicana en la que todavía vivimos, tendrá que entregar el poder el último día de noviembre de 2023, siendo la costumbre que los candidatos estén designados por cada partido desde febrero para participar en la elección de julio o quizá junio, pero: que todo aquel que tenga ojos, que vea, los aspirantes a los que solo les falte el ungimiento, traerán la candidatura en la bolsa desde diciembre del 2022, esto quiere decir que dentro de tres años estará todo resuelto, o casi, para el sexenio 2023-2029.

Ahora sí, con esos datos, ¿qué futurismo percibe usted en el ambiente político coahuilense?, la pregunta puede hasta agarrarnos un poco de sorpresa, porque a mayoría de los cafetólogos descafeinados y con sustituto de azúcar, de crema y hasta de agua, están ocupados en cualquiera de una docena de temas, básicamente del ámbito de la grilla nacional, con lo que la política comarcana ha pasado a un tercer plano, o todavía carpetas más abajo.

Es necesario recordar aquí que para todos los efectos, Coahuila es considerado como uno de los últimos bastiones del Partido Revolucionario Institucional, por varias razones, primero por el buen resultado que obtuvo en la elección presidencial a favor de ese partido, por comparación con otras entidades, segundo porque para mal o para bien, en Coahuila se celebran elecciones estatales muy cercanas al despeje (que feo se oyó eso) de la incógnita de ¿Quiénes serán los candidatos a la presidencia de los distintos partidos políticos?, tanto Coahuila como el Estado de México han sido calificados desde hace mucho tiempo como laboratorios de lo que podría ocurrir en las urnas en la elección federal de un año después. Es el caso que el PRI pudo sacar la elección de gobernador, no precisamente en las urnas, sino malamente en los tribunales, lo mismo pasó en el Estado de México, donde MORENA casi le arranca la joya de la corona al Revolucionario Institucional, que había echado toda la carne al asador, siendo como era, la tierra del entonces presidente Enrique Peña Nieto, y de donde también había sido gobernador, cosas de honor… se dan hasta entre priístas.

Siendo que el PRI gobierna Coahuila, era para que ya anduvieran varios políticos diciendo ¡Yo quiero!, y eso es lo que llama la atención, o nadie la quiere, o nadie se anima a decirlo, ante las dificultades que implicará sacar una elección a favor del Institucional.

Que no debería ser tan complicado, digo, si nos plantamos en el año 2022, una de dos, o la República Amorosa logró sus objetivos de transformar cuatro veces al país, llevando al pueblo bueno y sabio a niveles de bienestar nunca vistos, y demostrando que los otros datos eran los que valían; o por el contrario, esto ya valió lo que se la unta al queso, y si se lleva a cabo el referéndum para la revocación de mandato en el 2021, a lo mejor “ya saben quién” ni presidente es, lo que significará que la “ola morenista” se habrá estrellado contra el arrecife de la reacción política, que parece tener dimensiones nunca antes vistas, ni cuando el PAN logró la alternancia.

Que por cierto, tampoco nadie de Acción Nacional ha dicho este pico es mío, para postularse para suceder a Miguel Riquelme en el palacio color de rosa. Sí, sabemos lo mal que le ha ido al PAN en las elecciones estatal y la federal, el partido está más que herido, desmantelado, pero por lo mismo era de esperar que los pollos estén con ganas de convertirse en gallos, pero tampoco.

Y llegamos a los que sí, andan como cascabelitos por toda la geografía estatal, más haciendo amarres de corte político que efectivamente trabajando en algo que sea de verdad su función. Nos referimos al senador por MORENA Armando Guadiana Tijerina, quien ha sido calificado coloquialmente como el ajonjolí de todos los moles, por andar metido en una docena de asuntos que no son lo suyo, en cuanto que su función es legislativa a nivel federal, y él anda hasta queriendo hacerla de juez de plaza, de réferi en encuentros de lucha libre, prometiendo mucho y comprometiéndose poco, pero eso sí, muy a su estilo pretendidamente campirano de boutique, creándose una imagen de norteño francote, que va a gobernar con la guaripa bien puesta, cuando sea gobernador.

Del otro lado, está Reyes Flores Hurtado, este sí, con la cuchara metida en todos los platos, siendo como es, representante plenipotenciario de la Cuarta Transformación, que en la práctica nomás la trae paseando, a la cuchara, porque así como que haya tomado decisiones con las que el pueblo bueno esté convencido de que ahora sí se les va a hacer justicia, pues no. El gran triunfo de Reyes fue tumbarle el nombramiento a Jesús Torres Charles como cuico mayor de Aduanas, donde las cosas se pusieron luego tan feas, que hasta al director general lo mandaron a su casa sin haber podido meter muy adentro la mano en el cajón de los billetes. Fuera de eso, ¿de qué puede presumir Reyes?, de nada, pero tampoco Guadiana, ambos en su descargo pueden decir que, bueno, no estamos todavía en campaña, y ¿no les enseñó el Mesías tabasqueño que ese era “el camino, recorrer el territorio nacional, en este caso, el estatal, para arriba y para abajo, dejándose ver de todos, todos los días?

Cabría preguntarnos ¿bueno, y quien se perfila como puntero?, ¿Quién está más cerca del presidente López Obrador, quien tanto o más que en los buenos tiempos del PRI, funge como en gran elector?, pues no, todavía no hay nada para nadie, a menos claro, que para el 2023 se siga aplicando el principio morenista de: que sea candidato el que se pueda pagar él solo la campaña, si es así, ni hablar, sería Guadiana quien comprara la candidatura a gobernador, Reyes entre tanto, aprovechará estos años de vacas gordas para hacer su ronchita, y ya si la candidatura le cae en las manos, pues bienvenida, pero con un contrincante que se siente ganado de registro y que se porta como res en cristalería, sus posibilidades no son muy halagüeñas.

En fin, espabílese, es hora de comenzar a hacer futurismo, que si no, los morenistas nos van a pecar dormidos, y eso no nos conviene a nadie.

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