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LO FIFÍ DEL CORONAVIRUS

BAILE Y COCHINO.-

Por: Horacio Cárdenas.-

Las secciones de espectáculos de los periódicos diarios y de los noticieros de la televisión abierta, han inaugurado una vena nueva dentro de la cobertura de los ¿Quién sabe por qué?, llamados famosos: todos los días podemos, o pueden los que se interesan por eso, enterarse de que tal actor o actricilla, tal cantante, tal “influencer”, sea eso lo que sea, bloguero, o youtuber, ha dado positivo en las pruebas del coronavirus que se le practicaron.

Ni que decir que los programas de chismes de la farándula y las revistas del tipo TV y Novelas, están encantadas: ¿Dónde lo pescaron?, casi seguro en alguna locación exótica a donde habían ido a trabajar en lo suyo, o en otro sitio paradisiaco a donde habían ido a descansar de su agobiante trabajo cotidiano o mientras preparan su siguiente proyecto; también interesa saber ¿quién se los contagió?, si fue “su pareja sentimental”, si fue la otra o el otro; y lo más importante de todo, si es que a regañadientes les conceden una entrevista ¿cómo están sobrellevando sus síntomas y la obligada cuarentena?, ellos que son tan creativos, han de estar sufriendo mucho más el aislamiento de sus admiradores y la monotonía del encierro más que el común de los mortales. Como la gente común también está bajo arresto domiciliario, pues acaba por caer en el chismorreó de qué piensan, qué sienten los famosos, y se vuelven a preguntar ¿cómo es que uno o una no se ven tan bien en pijamas y pantuflas como se ven los bufones faranduleros, quienes según, están enfermos graves de COVID 19?


También nos hemos enterado de algunos importantes personajes de la vida pública de algunas naciones, quienes también han caído víctimas de la pandemia, gente que normalmente uno pensaría que están súper cuidadas por su entorno, y resulta que el infeliz virus no se fija en quienes son importantes y quiénes somos, como diría Mafalda, unos pelagatos. El primero que vimos en los noticieros, y al que en honor a la verdad no le dimos mayor importancia, quizá por pensarnos totalmente alejados de la realidad de aquel país, fue el viceministro de salud de Irán, Iraj Harirchi, quien en una aparición en televisión, se mostró sudoroso y francamente enfermo, poco le faltó para caer desmayado allí frente a las cámaras del mundo, ¿se imagina si de repente nuestro propio viceministro, bueno, subsecretario, Hugo “El tocayo” López-Gatell, el que ha dicho y redicho que en México todo está tan tranquilo como su patrón el Peje ordena que esté, diera positivo por coronavirus?, no mejor no lo pensemos. La diferencia entre el funcionario iraní y el de la Cuarta Transformación, aparte de las estampitas del sagrado corazón, es que aquel como médico sí le arrima el hombro a la chamba, y el de acá…


Luego resultó que Doña Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, jefe del gobierno español, también había dado positivo en la prueba del virus, esto durante una ronda de exámenes realizados entre el primer círculo del Palacio de la Moncloa, ¿cómo es que el maldito virus logró colarse hasta el tercer aposento más importante de toda España, después del del Rey en funciones y el del Rey emérito?, vaya a saber, así de insidioso es ese bicho, que a lo que parece, gusta de pasearse del brazo, o mejor dicho del pulmón, de gente famosa: Tom Hanks, Plácido Domingo, otro abusón todavía peor Harvey Weinstein, etc.


Ya en el terreno de lo político, en la sección legislativa de las noticias en los Estados Unidos, igual, se ha inaugurado un apartado en el que se incluye qué legisladores han caído víctimas del coronavirus, de qué partido son, información vital por supuesto, y de qué estado, para tratar de determinar si estos dos factores tienen algo que ver con la incidencia, pero hasta el momento la información es insuficiente para determinar la filiación partidista del COVID-19.


Ya que dimos una pasada rápida a cómo el Coronavirus se ensaña en los ricos, los importantes y los famosos de los distintos países, podemos brincarnos México, donde por obra de los “detente” y los billetes de a dos dólares, no pasa nada a nivel nacional, podemos aterrizar en Coahuila, donde se han registrado algunos casos, tanto como sospecha como confirmados, de gente de cierta relevancia política, social y económica, quienes se apuntan muy a desgana en la lista de víctimas. Bueno, antes de hablar de Saltillo es obligado hablar de San Pedro, no De Las Colonias, no vaya a creer, sino el otro, el bueno, el de a de veras, San Pedro Garza García, Nuevo León, donde se ha registrado el mayor número de casos en toda la República, que fue el primer municipio que dictó medidas de emergencia, luego de que el propio alcalde Miguel Treviño de Hoyos reconociera que San Pedro es “nodo de contagio”, porque muchos de sus habitantes viajan mucho… y no porque anden de traileros por las carreteras del país, sino porque sus negocios o su capacidad económica los lleva al extranjero con cierta –envidiable– frecuencia.


Ahora sí Coahuila, de repente nos enteramos que dos, tres personas prominentes, en lo político y en lo económico, se sintieron mal de repente, y por no dejar ante la ola de información preocupante, se fueron a hacer la prueba del coronavirus, y… si quiere enterarse del desenlace siga sus respectivas redes sociales, donde les compartirán pelos y señales de donde anduvieron, con quienes se rozaron, qué sintieron cuando les hicieron el examen general de salud, y cómo les dio el supiritaco cuando tuvieron que pronuncias las evangélicas palabras “¿por qué yo señor?”.


Pero lo interesante del caso es que, siendo como son los ricos, los que viajan, los que se infectan (por muy feo y proletario que se escuche eso), los que van al médico cuando les duele la punta del cabello, al médico particular que se toma las cosas en serio, no al del sector salud que está preparando las maletas para dejar tirada la chamba o lo examina guardando la “sana distancia”, que en su caso no es física sino de desinterés, esta gente está hecha a no andar solos por el mundo: si hay que cargar las maletas, tienen quien, si hay que conducir una suburban, tienen quien, si necesitan un caldito para el resfrío, tienen quienes, o sea, que no es que vivan, se enfermen y caigan tendidos solos, no, ellos se llevan de encuentro a mucha gente. Esto hablando de su casita con jardines y alberquita, pero si a lo que nos referimos es a su función pública… interactúan con un montón de gente, mientras más mejor, la mayoría de las ocasiones para nada, como si de una corte real se tratara, en que el círculo de personas sólo cumple la función de acompañar y adular, pero es allí donde el Coronavirus hace de las suyas, ¿Cuántos de los que convivieron con este y aquel funcionario, con esta o aquella socialité sarapera, todos con ligeras dolencias pero con mucha preocupación por su salud y su vida, no resultaron contagiados?, y como son las cosas, mientras el rico se cuida, el pobre hace de tripas corazón y solo va a consulta cuando de plano está por caerse de fiebre, de insuficiencia respiratoria, de debilidad.


Sí, de los influencers, funcionarios, herederas, sí se saben nombres y se les dedican parabienes mil. ¿de los pobres?, los reportes cuando mucho dan el género y la edad, y “antecedentes de” viaje al extranjero, punto. Viene a resultar que con el Coronavirus es igual que con todo en nuestra alrevesada sociedad, de los famosos y los fifís hay que saberlo todo, de la pelusa, como en el caso de Bérgamo en Italia esta semana, la nota del reportero sólo decía que habían salido tantos más cuantos camiones cargados de cadáveres… de ninguno de los cuales recogió siquiera un nombre, para encomendarle una oración…

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