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Fustiga López Obrador con castigos y desprecios a los coahuilenses

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas.-

La noticia cayó como el proverbial balde de agua helada el fin de semana,  de los veinticinco mil millones de pesos que como inversión emergente ejercerá la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano en lo que resta de este año 2020, al Estado de Coahuila de Zaragoza le corresponden: … cero pesos con cero centavos…cantidad redonda como pocas que nos hayamos topado  nunca en las reparticiones políticas de los presupuestos de recursos públicos.

De inmediato surgió la pregunta ¿por qué se les habrá olvidado Coahuila?, si es por orden alfabético, , allí estamos entre los primeros diez estados, hasta en las placas aparece un número 05 en un recuadrito, recordándole a todo el mundo que para bien o para mal, formamos parte de una federación, que nos tiene ubicados con esa denominación numérica, ¿habrá sido porque estamos muy lejos del centro de poder?, pues sí, sí estamos lejos pero Chihuahua, Sonora, Baja California están todavía más lejos, y a algunos de estos estados sí les habrá tocado algo de recursos, así sea simbólicos.

A lo mejor es que política y electoralmente los coahuilenses somos “poco significativos”, en cuanto que por un lado nuestro padrón de votantes no es muy abultado, respondiendo a una población que no llega a los tres millones de habitantes, en un país que ya araña los 130 millones, menos los que se lleve el coronavirus y la incompetencia del sistema nacional de salud.

Puede ser también que acá en Coahuila la simpatía por el partido en el gobierno, el Movimiento de Regeneración Nacional, no es tanta como quisieran, pese a que en la elección federal en la que resultó electo Andrés Manuel López Obrador como presidente, los votos para MORENA crecieron enormemente, al grado de que se llevó las senadurías de mayoría y varias diputaciones federales, pero lo cierto es que a escala estatal y municipal no es tanto el aprecio hacia este partido, a lo mejor en Palacio Nacional, o donde se tomen las decisiones de este tipo saben todo esto, y de allí que no consideren de importancia política asignar recursos económicos a Coahuila.

Nos han repetido hasta el cansancio que la economía y/o la administración, es la disciplina de hacer lo máximo posible con los recursos disponibles, con la acotación obligatoria de que estos siempre son escasos, y hay que privilegiar unas necesidades sobre otras.

Todo eso suena muy bien en las clases magistrales y se ve muy razonable en los libros de texto, pero cuando la implicación es de quitarles a unos para dárselos a otros, o establecer abierta discriminación para otorgar a unos lo que se les niega a otros, la teoría comienza a hacer agua, y allí es donde debería entrar la política, para convencer a los perjudicados, de que esta situación será momentánea y que pronto, el siguiente año, la siguiente asignación, les repondrá lo que les falló en esta.

Pero en este sexenio lo que menos importa, parece ser, es la política, entendida esta como el medio para conciliar entre los diferentes grupos, ideologías, o como en esta ocasión, entre entidades federativas.

No es el caso, la nota hablaba de 50 proyectos o intervenciones, sea esto lo que sea, por una cuestión de mera aritmética, a cada uno de los estados que integran la federación debería de corresponderle cuando menos uno de estos proyectos, y ya los otros 18 que sobran, podrían barajarse como intervenciones para fortalecer la integración regional. Igual, si son 25 mil millones de pesos, entre 32 entidades, a cada una le tocarían, haciendo una división simple, algo más de 780 millones de pesos.

Pero el interés no es el de ser justo, como tampoco ser legal u honesto, sino fustigar con castigos y desprecios a los que se consideran enemigos, en tanto a los que son cuatitos, a esos sí apapacharlos, consentirlos, asignarles un dinero al que probablemente tengan derecho… pero al que ciertamente no han contribuido a generar, y ese es el pleito de Coahuila, compartido con otros varios estados: aquí se generan impuestos por muchos cientos de millones de pesos, y a la hora de la repartición, no regresan en participaciones presupuestales, como para que la gente, los ciudadanos y los empresarios, tengan ganas de seguir trabajando aquí, invirtiendo, si nomás ven la lana irse y nunca regresar para obras y servicios.

Algunos sugieren que esto de los proyectos de la SEDATU se debe al liderazgo que ha comenzado a notarse entre algunos gobernadores, quienes con todas sus letras han expresado la idea de que a lo mejor es conveniente la reformulación del pacto fiscal, al que se ve como algo no solo inequitativo, sino francamente perjudicial. La prueba más palpable es que de los tres estados que comenzaron a actuar coordinadamente, Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, a ninguno le tocó ni un proyecto ni un peso de esta asignación de recursos federales, que por su misma naturaleza, debían ser de amplia cobertura, y no lo son.

Pero si bien eso es lo que escuece la carne en estos días, no es más que la última ofensa de parte de un gobierno que desde el centro desprecia a los poderes estatales y de los municipios. Por su parte, al menos en Coahuila, se han portado a la altura, conscientes de que a nadie beneficiaría un pleito abierto con la Federación, que solo llevaría a ir escalando cada vez más las diferencias, en perjuicio no de los gobernantes, sino del pueblo al que gobiernan.

Vale la pena recordar en este momento lo ocurrido en los dos ejercicios fiscales anteriores, el del 2018 y del 2019, ya con la administración morenista mangoneando los recursos. En diciembre de esos dos años el gobierno de Coahuila se topó con el problema, gratuito porque no era su responsabilidad, de que no había recursos para el pago de aguinaldos, de la última quincena del año, para enfrentar el pago de servicios, y las deudas a proveedores.

Por la razón que fuera, básicamente las siempre a flor de lengua sospecha de corrupción e ineficiencia, el gobierno federal retrasó la entrega de asignaciones para finalizar el ejercicio y comenzar el siguiente, dando como resultado que muchos burócratas y jubilados de distintos sectores no cobraron lo que conforme a derecho les correspondía, en tiempo.

Para hacer menos grave un problema que podía devenir social y político, el gobierno estatal tuvo que endeudarse a corto plazo para cubrir esos compromisos, confiando en que el dinero tendría que llegar… sí, pero no para pagar los intereses de esos préstamos, con los que tuvo que cargar, digamos que solidariamente a fuerzas, la administración estatal, ¿y qué ha ganado con su gentileza, de no decirles: vayan y cóbrenselo a Hacienda que no ha mandado el dinero?, nada, o sí, cada vez más groserías, que eso es lo de menos, cada vez más marrullerías presupuestales, que ojalá quedara también solo en eso, pero no, son afectaciones a lo que los ciudadanos coahuilenses esperan de sus gobiernos, y que gracias a un pacto fiscal sesgado al sureste, no llegan y seguirán sin llegar.

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