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Las ingenuas medidas de la Ley de Seguridad Nacional

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas.-

La nota apareció en uno que otro periódico de circulación nacional este domingo: quedaban suspendidos, por no decir rotos, los contactos de alto nivel entre las agencias de inteligencia y de seguridad de los Estados Unidos y México. Uno podría pensar, como queriendo justificar, que es porque se vienen encima las fiestas decembrinas, que con pandemia o sin pandemia, suelen significar una reducción de toda clase de actividades en la burocracia, razón que cae por su propio peso, porque se supone, queremos suponer, que hay ciertas áreas en la administración pública que nunca descansan, entre ellas las relacionadas a la seguridad nacional.

De la suspensión o rompimiento, la propia nota da cuenta de dos posibles explicaciones, una más plausible que la otra. La primera es que estamos a poco más de un mes de que el Joe Biden asuma la presidencia de los Estados Unidos, lo que se traducirá en amplios y profundos cambios respecto a como se han venido haciendo las cosas, todas las cosas, durante la agónica gestión de Donald Trump, aunque esto tampoco es completamente cierto, pues las agencias de seguridad norteamericanas suelen gozar de una autonomía que los hace trascender los gobiernos cuatrienales, y menos durante la que se termina, en la que fueron prácticamente ignoradas por el presidente, quien no mostró empacho en despreciarlas públicamente cada vez que tuvo ocasión. Y claro que vendrán cambios, para empezar por los mismos mandos de cada departamento, y de política, pero acá a nivel de la talacha, se seguirán haciendo las cosas como siempre, por parte de la misma gente de siempre.

La otra explicación es más plausible, en el gobierno estadounidense están “sentidos”, lo han dicho, por las medidas que ha dispuesto la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien promovió una iniciativa de reforma a la ley de seguridad nacional a efecto de asumir el control sobre las actividades de los agentes de inteligencia y seguridad que operan en territorio mexicano, algo que según, siempre ha existido, pero que en el mejor de los casos se ha llevado con la más ancha de las mangas, porque ¿qué funcionario va a querer que lo investiguen a él, en represalia por impedir que la CIA, la ATF, la DEA, y algunas otras investiguen a los que consideren sus objetivos prioritarios?, mejor hacerse de la vista gorda, que para eso los burócratas mexicanos se han pintado solos desde siempre.

Llamadas de atención, exigencias, advertencias, declaraciones, compromisos, los ha habido a cada rato, cada sexenio. Que si porque los agentes de tal o cual agencia, normalmente las norteamericanas, pero también las de otra media docena o más de países, andan armados en territorio mexicano, que si porque actúan con inmunidad diplomática, que si porque en el desempeño de sus actividades incurren en ilegalidades y hasta delitos, todo para que ocurra lo de costumbre, que al paso de las semanas y los meses, el asunto se vaya acallando, y al rato ni quien se acuerde o quiera acordar.

Cierto, ha habido gobiernos más celosos que otros, en eso de proteger el difuso concepto de soberanía nacional. Que un gringo, un policía gringo ande armado en suelo mexicano no debería extrañar a nadie, de por sí que en lo que andan metidos es peligroso ¿y quieren que anden con un puro Detente pecador?, es ingenuo. Pero además ¿Cuánta gente no anda armada en México, de los abiertamente malos, pero también de los que se consideran a sí mismos buenos?, y así que haya campañas de despistolización que refundan a los que violan la ley de armas de fuego y explosivos, no las hay, ni las ha habido.

Ah, pero además, que oficiales de la Agencia de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego, o de la DEA realicen acciones de inteligencia y hasta actúen en contra de criminales, implica que están haciendo un trabajo que sus contrapartes mexicanas, en una palabra el gobierno mexicano, no están haciendo. Claro que hay una diferencia, cuando la droga llega a los Estados Unidos ya es delito, todavía en México sería conspiración para cometer el tal delito, podría parecer que pesa menos.

Y no es que cedamos soberanía, que cuidamos muy laxamente, pero con la escasez de recursos que priva en el área, con la corrupción imperante, con la falta de eficiencia, era para que les estuvieran dando las gracias a aquellas agencias que se toman la molestia de operar en México, y además corren con sus gastos.

Pero además tengamos en cuenta la ingenuidad de las medidas que previene ahora la Ley de Seguridad Nacional, eso de registrar nombres y radio de acción de cada agente, eso de reportar por escrito todo lo que vayan averiguando, con una periodicidad mensual, lo de no portar armas. La misma esencia de las actividades de inteligencia señalan que… se hagan de forma encubierta, a reserva del propio gobierno donde están operando, del cual usualmente, y en el caso mexicano todavía más, no confían.

Si alguien en el gobierno de la 4T vio alguna vez el programa o las películas de Misión Imposible, podría citar de memoria aquella frase de: si son capturados, negaremos cualquier conocimiento de sus actividades. Nada más obvio que eso, y sin embargo por allí se fueron los leguleyos de la actual administración. Vamos a plantear un escenario, suponiendo que las cosas se arreglen entre los dos gobiernos, la embajada estadounidense registra 15 agentes, 3 de la CIA, 4 de la ATF y el resto de la DEA, ok ¿y quien dice que no hay otros cien agentes operando sin registro, y sin apegarse al montón de disposiciones impuestas en su contra?, si alguien los atrapa o los matan, simplemente negarán que son suyos, y tan tan, en Washington, en el hall del edificio de la agencia de pertenencia, colgarán un cuadro, sin fotografía, del agente muerto en operaciones clandestinas y secretas, no autorizadas, y para vengar su muerte se redoblarán las actividades, ahora con el reconcomio y la sospecha de que el gobierno mexicano tuvo que ver, aunque fuera por omisión, con su pérdida.

Acá dicen los analistas que esta medida de Andrés Manuel López Obrador, es para apaciguar al Ejército, que con lo duros que son, también son muy sensibles, se sienten incómodos teniendo a los agentes extranjeros observando y reportando sobre su actuación, allí tiene el caso del general Cienfuegos, pendiente de resolver, conforme a la ley o al gusto de la jerarquía militar, que no son necesariamente lo mismo.

Y lo que nos atañe, Coahuila por hallarse en la frontera con los Estados Unidos, ha sido desde siempre campo de operación de agentes encubiertos, interesados en impedir que los cargamentos de droga, los migrantes, los terroristas usen el vasto territorio coahuilense como trampolín para llegar a Estados Unidos. ¿Sabe la SRE, la FGR, Gobernación quienes son, qué hacen, que reportan?, lo más seguro es que no. Eso hablando del presente y el pasado, ¿y lo sabrán respecto del futuro próximo?, eso está por verse.

Lo que sí es que si de algo ha servido la presencia, la inteligencia de esos agentes en Coahuila para que no se desborde la violencia y el crimen, no vaya a ser que por soberbia defensa de la mal entendida soberanía, nos vaya a ir peor de como nos ha estado yendo hasta el momento.

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