HEREJÍA POLÍTICA

Por: Luis Enríquez.-
Como buen niñote chiflado y consentido que chantajea a sus papás para que le compren un juguete, en días pasados el diputado federal Jericó Abramo Masso amagó con abandonar el PRI, si no le dan para el 2023 la candidatura a gobernador de Coahuila.
Y es que, debido a las reformas que han ido aprobando tanto en el Congreso de la Unión como el Congreso local, si todo sale según lo planeado y es Manolo Jiménez candidato y ganador de la gubernatura el próximo año, en el 2029 quién contienda por ese puesto abanderando al tricolor debe ser mujer, en razón de igualdad de género. Así, si bien le va a ‘regalito’, (apodo impuesto hace ya varios años por el periodista José Guadalupe Robledo Guerrero, en el periódico de Saltillo, por el gran parecido de Jericó al payaso del mismo nombre) y éste se queda como próximo candidato masculino, podría contender pero hasta el 2035, es decir, dentro de 12 años.
Es por eso que, haciendo honor a su apodo, Abramo Masso se ha ofrecido cual ‘regalito’ con los otros partidos, en especial con Morena, que en Coahuila de plano no tiene rumbo, ni pies ni cabeza y tiene al menos un centenar de aspirantes a sentarse en la silla principal de Palacio Rosa.
Es preciso recalcar que, aún a pesar de los amagues, ningún partido, ni Morena, ni Movimiento Ciudadano, ni el PAN, ni el PRD ni alguno de esos de relleno han siquiera levantado la mano ¿Qué no se da cuenta, que la nula respuesta es el reflejo de la realidad? Nadie apuesta por malos candidatos.
Jericó es un ‘regalito’ que nadie quiere aceptar: un personaje sin carisma, famoso por su sadismo y su gusto por los temas bélicos, pero por sobre todas las cosas, famoso por su horrenda forma de bailar.
Ahora salió con una encuesta patito hecha quién sabe dónde, en la que, según él, empata de manera técnica las preferencias del gallo del PRI, Manolo Jiménez. Pero la realidad es otra; según diversas encuestadoras de prestigio, las preferencias por el actual Secretario de Desarrollo Social son apabullantes: 42.3% de preferencia para Jiménez Salinas, contrastan con un pobre 11.4% de Abramo Masso. Incluso lo superan Román Alberto Cepeda y José María Fraustro, es decir, Jericó no es ni el plan ‘B’, ni el ‘C’, del partido en el poder.

Lamentablemente, el tiempo de Jericó ya pasó. Mejor que se resigne a las remembranzas del pasado, a los tiempos cuando fue alcalde de Saltillo, a cuando se la vivían él y sus GROM’s violentando inocentes, cediendo a la barbarie, por el puro simple placer de la ruindad y la sangre. ¿O acaso ya olvidó aquellos días en que se vestía de policía para golpear ciudadanos?
Será mejor que Jericó olvide sus ambiciones de ser gobernador, que las entierre cómo sepultó, aquellos dolorosos años, tantos y tantos ‘desaciertos’ en su Hotel La Torre, símbolo de la familia Masso, que hoy no es más que un recuerdo sombrío, un monumento a la muerte y la perversión, una esfinge que todos vemos, pero que nadie se atreve a mirar de cerca.
Los ademanes de exigencia, son también un símbolo de advertencia, de autoritarismo. Porque la posibilidad, aunque diminuta, existe; en Coahuila, Dios no lo quiera, podría revivirse esa época de violencia, injusticia y dolor, en caso de que algún partido de oposición tuviera el peligroso designio de aceptar a tan desairado ‘regalito’.
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