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Ejército en las calles… ¿Otro gran proyecto fallido?

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Ninguna falta que hacía, pero a la cuarta transformación, al presidente Andrés Manuel López Obrador no le gustan las cosas hechas a medias, salvo claro los aeropuertos, los trenes, las refinerías… pero lo demás le gusta que esté todo perfectamente claro y consumado. Allí tiene al secretario de gobernación Adán Augusto López Hernández, López Bis, como le llaman algunos columnistas con ominosa vena humorística, recorriendo todos los congresos de los estados de la Unión para lograr la aprobación de la así llamada de cariño Reforma Militar.

No hacía falta la presencia en todas las capitales y frente a todas las legislaturas del hombre que tiene a su cargo la política interna del régimen actual, las cosas caen por su propio peso. Contando ya con la aprobación en el Congreso de la Unión por mayoría calificada, había que correr el trámite republicano de que la iniciativa que modifica la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos debía ser aprobada por la mitad más uno de los congresos de los estados. Con enviarla por oficialía de partes… con mandar algún personero, es más, con encargarle a los veintidós gobernadores salidos del Movimiento de Regeneración Nacional, noventa por ciento leales al presidente y diez por ciento capaces de hacer la chamba que tienen, hubiera salido la cosa ya sin complicaciones, pero no.

Al presidente, a ese que le gusta que las iniciativas de ley, los presupuestos de egresos, pasen sin cambiarles una sola coma, también le gusta lo que en inglés llaman los norteamericanos “overkill”, palabra que afortunadamente no tiene traducción exacta al español, pero que tiene el sentido no solamente de rematar, sino de matar hasta que quede bien muerto… como liquidar una molesta mosca disparando los cohetes de los helicópteros artillados Black Hawk que no se le han caído a la Marina, esa es más o menos la idea. El Overkill de la Reforma Militar era que todos los congresos se plegaran a la voluntad del santo macuspano, pues no dudamos que alcance la santidad luego de que la iniciativa se manifestó a través de una diputada priísta, sin haber mediado una orden de palacio nacional, simplemente interpretó la voluntad del pueblo, que es la misma del presidente. Allá pobres de los pocos diputados federales y locales que votaron en contra, dos panistas acá en Coahuila.

Con la iniciativa de reforma constitucional aprobada, y la transferencia de veintitantos mil millones de presupuesto que era de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, ahora sí, no queda más cosa que hacer, que comenzar ellos a mandar más tropa a las calles y avenidas de las ciudades, a las carreteras y caminos en el área rural, y a ver cómo se ponen las cosas.

Lo dijimos en su momento, este asunto era una discusión estéril, con lo suyo de inútil. Ejército en funciones de seguridad del estado y de seguridad pública, lo ha habido continuamente, no podemos afirmar que siempre, porque no hemos vivido siempre, pero retenes militares los hemos visto en carreteras por todo el país, en algunas con mayor presencia, en otras con menor. En las playas nos ha tocado ver patrullas de marinos en labores de vigilancia y hasta de previsión, en caso de requerirse algún salvamento. Cada vez que en alguna ciudad ocurría una amenaza de bomba, salvo en la ciudad de México donde tenían su propio escuadrón antibombas, siempre se llamó al ejército y este siempre acudió. O sea, no era ninguna novedad.

Lo que sí era novedad era que los generales secretarios, así les gusta que les digan, tenían sexenios exigiendo al ejecutivo, del que dependían y se supone que siguen dependiendo, que se actualizara el marco jurídico, para darles certeza… jurídica a las actividades de las fuerzas armadas en seguridad pública… ahora sí que es otro caso de overkill, si existe una orden de la autoridad civil para que el ejército realice tal o cual misión en apoyo a la seguridad pública, esta orden se cumple, y al estilo de la burocracia militar, se documenta y se archiva, que a estos señores no se les va nada.

Aquí hablamos de algo todavía muy lineal, el Ejército mexicano depende del Ejecutivo Federal, hasta allí no hay nada que objetar ¿pero qué pasa con los gobiernos estatales y municipales?,  los gobernadores y los alcaldes no tienen mando sobre los destacamentos militares ubicados en el territorio que gobiernan, y sin embargo, cada vez que estos, en persona o a través de algún subordinado hacen el llamado de auxilio para enfrentar una situación de peligro, el apoyo se brinda de inmediato, cumpliendo claro con el protocolo de informar a la SEDENA, de donde dependen, no tenemos antecedente de que un coronel o un capitán se hayan negado a un servicio porque de la Defensa les dijeron no vayas.

Siempre han estado, la diferencia probable es que ahora van a estar más, y es allí donde va a haber que mejorar la coordinación, que ya existe, pero pulirla, entre las corporaciones federales, estatales y municipales, pues en los próximos días y meses es probable que nos toque ver una confluencia de fuerzas para la atención y solución de situaciones de riesgo a la seguridad pública.

¿Hasta dónde podrá intervenir el Ejército en cuestiones de seguridad pública?, esa es la pregunta que nadie se ha ocupado en hacer, y menos en responder. ¿Actuará solamente en asuntos del fuero federal, como ha venido haciendo, o también se involucrará en cuestiones del fuero común, cosas como el narcomenudeo, fraudes, robos, asesinatos, violencia familiar? Nadie nos lo dice, quizá porque no lo han decidido, o como dicen los políticos, todavía les falta hilar fino, que en este caso concreto tiene que ser algo muy delicado.

No es lo mismo los policías municipales que se enfrentan a pandilleros que los atacan con piedras y palos, usando toletes, escudos y algún gas, que llegar con armas largas para contener algo que el mando califique como disolución social o algún delito así de elaborado, resolviéndolo a balazos de fusiles automáticos. Como suele ocurrir, habrá lo que llaman una curva de aprendizaje… a menos que ya traigan el entrenamiento a todo lo que da, que sepan qué pueden hacer y qué no, pero lo dudamos, van a tener que aprender, y en esto solamente hay aprender a la mala, porque no hay buena.

Lo único que nos queda es esperar una mejora, ya estaba el ejército en las calles, seguirá estando o lo estará más, pero… ¿habrá más seguridad, o será otro gran proyecto fallido, agotando el arma secreta de la que finalmente echaron mano?

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