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Por Héctor Barragán.-

Ante el reciente fracaso de la selección de fútbol en Qatar, el enorme público que por alguna razón esperaba un campeonato mundial, acepta de buen grado la sustitución de los elementos productores de los esperados triunfos, tal como aconteció en muchísimos cuatrienios, desde hace décadas.
Eso sucedería lo que en experiencias previas, todas dolorosas, de que se “invertirán “millones y más millones de pesos para seleccionar a los mejores, entre los nacionales, s los refuerzos extranjeros que estarán seguros de que faltan para conseguir los triunfos, pero a todos los niveles que se selecciona, no solo a jugadores, sino la pesada estructura burocrática y administrativa, la de primera clase para disfrutar las mieles del despilfarro en gastos de viaje, lujos y cuotas de consumo soñados y observados en sus antecesores.
Así que los seleccionadores de seleccionados gozarán de privilegios económicos y personales como el de repartir dinero y posiciones a cuántas personas deben intervenir durante cuatro años del privilegio de ser los artífices del triunfo esperado desde siempre para los aficionados en masa del deporte futbolística, el más apreciado por el pueblo mexicano.
Quiere decirse con toda sinceridad, que es preciso, a juicio general, cambiar los procedimientos, que la selección sea para los eficientes, los mejores, desde el director de un programa inteligente y general, hasta los menores buscadores de valores futboleros, verdaderos valores, no los recomendados y los amigos de…
Enseguida a los instructores, con la misma severidad y justicia cuando se tenga el cuadro probable de jugadores.
Por supuesto que antes habrá que conseguir a los futbolistas mejor calificados del mundo, que se contratarán para enseñar a jugadores posibles del equipo y a sus instructores, volviendo a la cantaleta de que este personal debe ser efectivo, fuera de amistades, compadrazgos e influencias de los más diversos tipos y naturalezas.
Pero lo sucedido con el fútbol ocurre en tantas instituciones nacionales, de las más diversas naturalezas y con más o menos responsabilidades que la de divertir al pueblo y de la mejor manera posible, consiguiendo éxitos y medalla tras medalla.
Con la diferencia de que los resultados no se le presentan al pueblo con la claridad de los comentaristas de prensa, radio, televisión y gráficos, dibujos, caricaturas, ni son visibles los despilfarros ni tantos los lujos y ostentación de los directivos y vedettes de esas instituciones.
Simplemente sucede que los dirigentes disfrutan de sueldos de fantasía, autos de lujo, residencias, cuentas de viaje y como equivalentes a muchos sueldos de trabajadores activos, inteligentes y de alta responsabilidad.
De modo que cuando se menciona que en tal dependencia, autónoma o no tanto, hay directivos, ministros, gerentes, magistrados, que ganan 4 y más veces el sueldo de un Presidente nacional, sobre el que se carga la responsabilidad de cuanto ocurre o debe ocurrir en el país, hay personas de recursos enormes, que organizan campañas nacionales, bien costosas, que impiden que el gobierno (cosa insólita por cierto) pretenda reducir tales ingresos desmedidos, para dar unos cuantos pesos a millares o millones de mexicanos que gracias al desperdicio y la práctica de pagar menos de lo que vel el trabajo de alguna persona y que trae como consecuencia aritmética, que la mayoría tenga menos de lo que merece o necesita o que en justicia la corresponde.”
Sopese lo escrito con toda calma y con la buena voluntad que corresponde a la gente de bien y desde ese ángulo se podrá mejorar la conducta de los conductores el país en todas sus parte y de los individuos, vistos en conjunto o parcialmente cada quién sin necesidad de llevar a discusión el asunto, pleitos, a las divisiones, que hay hecho de este país una modesta caricatura o retrato minúsculo de lo que pudiera ser y los grandes hombres y mujeres de la historia nacional, han soñado, defendido con la pluma y con su vida ejemplar misma.
Y si unos cuantos ganan dinero con el fut, deberían ser miles, bajo el enfoque de la eficiencia, de la justicia, la honradez, pero se les podrá añadir los diferentes ejercicios deportivos, de mujeres futbolistas, de cuanta variedad comienzan a participar y destacar algunos nacionales, y ofrecer a la humanidad la variedad de competencias heredadas de los antecesores indígenas que interesa sobremanera a los aficionados mundiales del deporte y los curiosos de ejercerlo.
Pero sin dejar de lado lo fundamental, que los principios que sugiere el pueblo para tener éxito en el fut, se aprovechen en toda la administración pública, los entes autónomos, los investigadores, los resolutivos de problemas, productores de le- yes, de su aplicación, en fin, para todo interesado en un porvenir brillante para el país.
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