BAILE Y COCHINO…
Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Los analistas políticos suelen hablar de distintas fases que van viviendo los gobiernos, muchas de sus apreciaciones son exactas, casi como reloj, o como las estaciones del año antes del cambio climático.
Así por ejemplo, se habla de la luna de miel, que es el período comprendido entre la toma de posesión, durando los primeros tres meses de la gestión, tiempo en el cual el nuevo gobernante hace hasta lo imposible por diferenciarse del gobierno anterior, normalmente es cuando se hacen los planteamientos de lo que será la administración, se esbozan los planes de trabajo, programas y proyectos que se aplicarán durante los siguientes años.
El enamoramiento se fundamenta en la esperanza de lo que vendrá, y sobre todo en la comparación con los meses finales del régimen anterior, cuyos integrantes lo que ya quieren es irse, cubrir sus fallas y cubrirse las espaldas, con lo que la población tiene poco que agradecerle a los que se van.
Sí, pero no hay amorío que dure para siempre, y es el caso que luego de la luna de miel comienzan a salir detallitos que no gustan tanto a los gobernados. Ya sintiéndose a sus anchas, los gobernantes suelen mostrar el cobre, los que están hechos de ese material, que son la mayoría, ya no se cuidan tanto de mantener su imagen de activos y trabajadores, de respetuosos de la opinión pública y de atención a los problemas de los ciudadanos.
Allí es cuando la gente siente los primeros desencantos y desencuentros, sobre todo cuando el gobernante se da cuenta de que el dinero en el que soñaba nadar a sus anchas, resulta mucho menos, y no solo eso, sino que las necesidades del pueblo son muy superiores a los recursos disponibles para todas ellas, necesariamente el gobernante tiene que elegir entre a quienes va a favorecer, a quienes va a dejar fuera o pendientes, y a quienes les va a dar puro jarabe de pico.
Por lo general se distinguen tres etapas en una administración, la inicial con todo el empuje y la inversión, una segunda de consolidación del trabajo, y una final, de salida, en la que el compromiso con el partido, con el sistema y con ellos mismos, es el procurar que se quede en el poder alguien de los mismos, porque si no lo es… corre el riesgo de una persecución, que más que por cuestión de justicia, buscará sacar raja política, y probar aquella aseveración de no somos iguales, no siendo extraña la posibilidad de que resulten todavía peores.
Se puede hablar de tercios, aunque no necesariamente estos tienen que ser aritméticos, la segunda puede ser más amplia que las otras dos, en que la gente compruebe por todo el tiempo posible, que sí hay trabajo de parte de su gobierno, pero es proverbial el concepto del Año de Hidalgo, y sí son demasiados los que dedican doce meses contados, a preparar su graciosa huida.
Cuando Andrés Manuel López Obrador llegó al poder, se habló mucho de la ola obradorista, o lopezobradorista, aunque esto cuesta más trabajo de decir y peor de escribir, ¿en qué consiste esta idea?, pues que la popularidad del recién presidente, serviría para apuntalar las campañas y los resultados de los candidatos que presentara MORENA y sus aliados a las elecciones estatales y locales.
La duda era ¿cuánto duraría la ola?, podría ser que durara lo que la luna de miel, más o menos tres meses, con una consideración, la de que Andrés Manuel comenzó a gobernar más o menos seis meses antes de tomar posesión, ante la claudicación del poder que hizo a su favor Enrique Peña Nieto, a quien le urgía olvidarse de todo. Luego de las medidas tomadas por el nuevo presidente, que afectaron inversiones de capital y que deprimieron la economía del país, la luna de miel duró poco, si alguien lo recuerda, durante el primer año del sexenio MORENA sí ganó varios de los procesos electorales estatales, pero registró una pérdida de simpatías que hizo parar las antenas a la dirigencia nacional y a la presidencia.
Luego vinieron las elecciones intermedias, y allí sí la cosa se puso fea, la 4T perdió su mayoría calificada en el Congreso de la Unión, lo que obligó a replantear muchos de sus proyectos estratégicos, y a preguntar a los expertos si habría sido el fin de la ola lopezobradorista. Buena parte del esfuerzo de la segunda parte del sexenio tiene que ver precisamente con esto, los ataques al Instituto Nacional Electoral, al que siempre ha detestado, buscan garantizar, por la vía del voto o sin ella, la continuidad de lo que llama su proyecto de nación, por más que nadie pueda, ni él, describirlo.
Y así llegamos al momento actual, en que se viene encima la elección en Coahuila y el Estado de México, donde se pone a prueba la tesis de si la ola sigue existiendo o si ya se ha convertido en resaca.
De por sí que MORENA no había logrado desarrollar una presencia política relevante en Coahuila, en parte por los problemas internos que tuvo el partido durante ya varios años, y luego se vino lo que todos sabemos, de lo que algunos de han reído hasta cansarse, y otros no dejan de observar con morbo, nos referimos claro a la escisión entre los simpatizantes de Armando Guadiana, los que siguen a Ricardo Mejía Berdeja que tiró por la borda hasta uno de los empleos más codiciados del gobierno federal y su misma pertenencia a MORENA, por perseguir su obsesión de llegar a gobernador.
Están también aquellos que ni fu ni fa, sí se sienten morenistas o más bien lopezobradoristas, pero no le gustan las grescas, o no comulgan con ninguna de estas opciones políticas, y entre estos los hay de todos los tamaños, desde los más modestos hasta los más encumbrados en la estructura de gobierno federal en la entidad.
Lo que se anticipa, y ya se ve, es una división del voto entre MORENA y el Partido del Trabajo. Algunos seguirán fieles al partido del presidente, otros preferirán a Mejía, y no faltarán los que no quieran ni uno ni otro, y no que se inclinen por alguna otra opción política, sino que capaz que se declaran abstencionistas desencantados, un nuevo partido estatal, que puede tener alcances nacionales.
Coahuila hoy más que laboratorio electoral, pinta para rompeolas, a los números nos estaremos refiriendo ya dentro de pocos meses.
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