BAILE Y COCHINO…
Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Con la novedad de que con la salida de Gabriela Cuevas de la presidencia del Instituto Electoral de Coahuila, y la llegada de Rodrigo Paredes Lozano, se destapó un nido de víboras que, como suele pasar cuando se topa uno con uno o varios de esos reptiles, nadie quiere echarle siquiera una mirada, mucho menos meter la mano, y no porque sepa uno o intuya que sean venenosas, sino por el solo hecho de tocarlas, pensando en que están frías, rasposas o como sea que sean.
Han salido a relucir varios asuntos poco claros, y nos imaginamos que al paso de los meses saltarán otros más turbios, pero el que nos preocupa especialmente por la cercanía de la elección para renovar a los poderes ejecutivo y legislativo del estado de Coahuila, es el PREP, el Programa de Resultados Electorales Preliminares, que juega un papel protagónico en las cruciales horas que siguen al cierre de las casillas, al dar la primera versión oficial de los resultados, y aquí es importantísimo hacer hincapié en lo de oficial, pues lo normal es que partidos políticos, candidatos, simpatizantes y militantes, den su propia versión de lo sucedido, específicamente al dar por triunfador al suyo propio, a su candidato, y por derrotados a los demás contendientes.
Esto no es ninguna novedad, el problema surge cuando los otros contendientes hacen exactamente lo mismo, no porque tengan los proverbiales pelos de la burra en la mano, sino por querer llevar agua a su molino, y ya que caímos en la trampa de usar dichos populares para explicarnos, pescar a río revuelto, queriendo llevarse la mayor ganancia posible.
Recordamos épocas en las que no existían cosas como el PREP, había que esperar a que la autoridad electoral procesara un número suficiente de actas como para hacer el anuncio de una “tendencia irreversible” en los resultados electorales, caracterizada esta porque no importara cuántos votos más se contabilizaran para los otros candidatos en contienda, no podrían rebasar los que ya llevaba acumulados el ganador, amén de que él o ella también tendrían sufragios a agregar a esa cuenta, por lo que es más probable que se ampliara la distancia entre ganador y perdedores, que lo contrario.
México nunca ha podido presumir de ser un país adecuadamente comunicado, no lo es ahora y no lo era hace seis, 18 o 50 años, la llegada de la información electoral de las localidades más alejadas de la cabecera distrital propiciaba que no pudiera darse por cerrado el proceso hasta que no se hubieran recibido las últimas, para poder contabilizarlas todas, nos estamos refiriendo a actas, los votos son otro cuento distinto.
Ahora se cuenta con teléfonos celulares, inteligentes que les dicen, que toman fotografías, y que si “encuentran señal”, pueden transmitir casi instantáneamente una imagen de las actas que todavía tardarán varias horas en llegar al sitio donde se están concentrando todas. Esta es una gran ventaja que se ha ido potenciando con cada proceso electoral, el de este 2023 será mucho más rápido que el de hace seis años, y mucho más que los precedentes, de eso no le cabe duda prácticamente a nadie.
Sí, pero de todos modos la información que se reciba por los medios de comunicación disponibles, de todos modos tiene que vaciarse y procesarse en un algo, método, recurso, proceso, procedimiento, sistema o programa, que permita visualizar lo ocurrido en el menor tiempo posible, y con un grado de confianza lo más cercano a la verdad. Eso es lo que se espera del PREP.
¿Pero qué fue lo que se dijo del Programa anterior, el que estaba vigente en los comicios que le tocó administrar a Gabriela Cuevas?, nada bueno, más bien todo lo contrario, con todas sus letras se ventiló que el tal PREP no existía como tal, que no podía hablarse de un programa de cómputo, un software que procesara los datos que cada casilla estaba enviando.
También se dijo que no había las computadoras en las que se pudiera llevar a efecto el proceso, el almacenamiento, el respaldo y la emisión de informes parciales, hasta alcanzar a dar la versión final. También se dejó correr el rumor de que el PREP se había manejado como un negocio, mediante el cual, a cambio de una cantidad sustanciosa de dinero, los contratados entregaban paquetes de información parcial y un reporte final en base a la información que se iba concentrando en la sede del Instituto Electoral, que se les iba alimentando para su captura.
De hecho estamos frente a uno de esos tantos casos de cosas simples que nos venden como cosas complicadísimas, y es allí donde está el negocio: nos venden como la gran sabiduría lo que nosotros en nuestra ignorancia, nos asumimos y valientemente nos declaramos como incapaces de hacer, a sabiendas de que nadie nos va a despedir de la chamba por confesar nuestra incapacidad, aunque deberían.
¿Qué es el PREP?, pues no es otra cosa que la suma de todas y cada una de las actas que aporta cada una de las casillas electorales. Es eso, una suma, una suma y nada más. Ah, pero por supuesto, tiene sus bemoles, si no cualquier niño medio avezado en sus cosas de aritmética de cuando mucho tercero de primaria podría realizarlas.
Porque se trata de sumar las columnas de un acta con las columnas de todas las demás actas, y sí, son un montonal de actas. Hay que sumar los votos de cada uno de los partidos, el resultado que de, hay que agregarlo por las coaliciones existentes, por otro lado hay que sumar los sufragios anulados y las boletas en blanco, y ya con todos esos datos, se agregan las boletas no utilizadas. Esos datos deben de cuadras con el total de las que se entregaron a las casillas, así de fácil, y todo debe quedar listo y dispuesto para ofrecer los primeros datos a las once de la noche, apenas cinco horas después de la hora de cierre de las casillas, y luego irlo actualizando durante el resto de la noche y hasta que se de por concluido el conteo preliminar.
¿Qué es lo que hicieron en elecciones anteriores, en los que vale decir, el PREP se consideró satisfactorio, eficiente, válido y hasta recibió encomios y reconocimientos de quienes tienen capacidad para eso?, pues ni más ni menos que lo que se esperaba de él: sumar y reportar, ah y por supuesto cobrar por el trabajo realizado, faltaba más, todo dentro de un marco de profesionalismo asociado a lo que hacen los que saben lo que están haciendo, de cara a los que no tienen ni idea.
La verdad no recordamos un solo caso en el que el conteo final haya sido distinto del del PREP, si acaso ha habido diferencias, estas han sido explicadas por los expertos en estadística como márgenes de error aceptables, pero en esencia nunca han orillado a quitarle el triunfo a alguien que el PREP dio por ganador y pasárselo a alguien que venía como perdedor, jamás.
Conste, no es menosprecio, operar una calculadora a toda velocidad tiene su mérito, si a eso se le agrega que hay gente interesada en impedir el trabajo, pues más mérito, pero no nos engañemos, son sumas, que deben hacerse correctamente y sin equivocaciones, y por si fuera poco, rápido. Si eso se les hace caro en el IEC y por eso echan tierra, pues que se planten a hacerlas ellos, tienen de aquí al 4 de junio para practicar hasta volverse expertísimos.
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