Haciendo agua

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

La nota la dio la Auditoría Superior del Estado de Coahuila, y más que sorprender por lo que dijo, que realmente no era algo que extrañara a mucha gente, sí dejó abierta la puerta a la imaginación de la gente mal pensada de lo que podría estar ocurriendo en el momento actual.

Nos referimos a la noticia de que la Fiscalía Anticorrupción, esa entidad que se porta ni más ni menos que como las palmas nativas de este estado, que pueden permanecer años y años sin echar una sola hoja nueva para desespero de quienes las sembraron y ansían verlas como Washingtonianas de ocho metros de alto, y de repente se enloquecen, creciendo en un mes lo que no habían hecho en un lustro, de que investiga los sistemas de agua de varios municipios de Coahuila por presunto desvío de recursos públicos, al no solventar adecuadamente las irregularidades que les fueron encontradas.

Para nadie es novedad que los SIMAS se comporten como las dependencias gubernamentales más opacas de toda la administración pública, cumpliendo a cabalidad la sospecha y la denuncia de que son las cajas chicas de los ayuntamientos, en una situación propiciada por su régimen particular, que ni los hace burócratas equivalentes o equiparables a los de otras oficinas públicas, ni les concede un régimen totalmente privado, con lo que al vivir en ese limbo, su actuación es de lo más difícil de rastrear.

Del municipio de Parras, recordamos que no hace mucho, en la administración pasada cuyo titular sigue proceso penal en libertad, después de haber sido encarcelado para responder por procedimientos en su contra de la propia Fiscalía, se documentó a funcionarios municipales extrayendo documentos oficiales de las oficinas del SIMAS en plena noche, de lo que no se dio ninguna explicación plausible.

Y bueno, que sepamos, es más fácil encontrar un Sistema de Agua emproblemado, que uno que no esté de complicaciones hasta las cejas. Si es el de Monclova y Frontera, tiene sus broncas, si es el de Torreón y Matamoros, tiene las suyas que hasta inhabilitación de funcionarios ha arrojado, y por supuesto está la “joya de la corona” para usar el mismo lugar común que todos entendemos, el Sistema municipal de Agua de Saltillo, rebautizado como Aguas de Saltillo, administrado como empresa de capital conjunto público y privado, filial de la transnacional Aguas de Barcelona, que se ha hecho notar por su manejo obscuro de los dineros que obtiene, de las inversiones que realiza, y a últimas fechas, que se haya dicho oficialmente, que de sus ganancias se pagará el proyecto denominado Paseo Capital, que implicaría el traslado de cuarenta millones de pesos, de las arcas de la empresa, que se supone deberían usarse solamente para el mantenimiento y ampliación de la red, con el fin último de garantizar el suministro para la población actual y las generaciones futuras, y en cambio lo quieren usar para obras de relumbrón que poco tienen que ver, por no decir nada, con el servicio de agua potable y drenaje.

El caso es que la Fiscalía Anticorrupción anda tras los huesos de los poderosos funcionarios de los sistemas de agua por actos de corrupción, presuntos, ocurridos entre los años 2014 y 2018… ¡por eso!…

Si parece que lo hacen a propósito. Se tardan años y más años en documentar los reales o supuestos malos manejos, dejando correr un tiempo precioso, luego del cual, nos salen los abogados, los fiscales y los jueces con aquella de ¿qué creen?, que ya prescribió el delito, y que por lo tanto no hay crimen que perseguir, razón por la cual no hay manera de que el daño ocasionado al propio sistema del que se trate, a las arcas municipales y en última instancia a la población que dejó de recibir un servicio de calidad, seguro, sano, continuo y confiable, se le restituya el perjuicio causado, el cual se expresa no únicamente en lo que dejó de gotear por la llave en aquellos años, sino en la afectación en el momento actual y la que se sentirá en los próximos, pues las inversiones que debieron realizarse para explorar y explotar nuevas fuentes de agua para los años venideros, no se hicieron con la atingencia necesaria, o de plano no se dieron, tan sencillo como eso.

Pero como lo esbozamos al principio, si así se portaron en el año 2014, hace tres trienios para ponerlo en términos de administraciones municipales, o más si contamos las que hubo de un año para un bizarro ajuste de calendarios políticos, ¿alguien pensará que se hayan comportado mejor en las administraciones subsiguientes, a sabiendas de que ya conocían el caminito, de las necesidades políticas de efectivo y de hacer un guardadito para los temibles años de desempleo?

Porque sí, en algunos casos se puede hablar de continuidad entre partidos o grupos políticos, pero no es el caso de todos. En algunos municipios se ha dado la alternancia, que como es bastante común acarrea el desmantelamiento de todo lo que hay, para no dejarle a los que vienen los elementos mínimos de trabajo, obligándolos a trabajar desde el comienzo con sus uñas y su ingenio, que no necesariamente aplican de la mejor forma, más bien al contrario.

Sí, la burocracia de los SIMAS, entre que involucra a funcionarios municipales, pero también le saca la vuelta a actuar con pleno apego a los procedimientos de control que les envían desde la administración estatal, se las ingenia para enredarlo todo, de tal manera que parezca que hacen lo que se espera de ellos, pero no hay tal.

Por lo pronto la Auditoría y la Fiscalía andan encantadas en el candelero, señalando con dedo flamígero a los que no pueden quemar porque ya quedaron más inocentes que recién nacidos por el solo paso del tiempo. Al rato se apagan, a la hora de los reclamos saldrán con que no fue su culpa y nosotros, vil pueblo, sin agua, sin dinero y sin nadie de quien hacer escarnio de que cayó en la cárcel por lo que hizo.