BAILE Y COCHINO…
Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Cada quien habla según le fue en la feria, este es un axioma por demás cierto como pocos. Solo que sea uno especialmente sádico y quiera quedarse el beneficio para sí mismo, que los hay, la mayoría gusta de dar a conocer y presumir aquello que le ha salido bien, en lo que ha tenido el éxito esperado, y todavía más, cuando le fue por encima de lo deseado.
Casi podríamos actualizar aquella frase de que hay dos cosas que no se pueden ocultar, el amor y el dinero, tampoco puede uno esconder la felicidad que le provoca un trabajo bien hecho, primero porque trae la sonrisa de oreja a oreja, y luego porque allí donde hizo el trabajo, se nota la diferencia a como estaban las cosas antes de que se empeñara en lo que entonces apenas era un proyecto.
No nos hemos puesto a averiguar de quien fue la idea original, si la tomaron de alguna otra experiencia exitosa, pero lo cierto es que el modelo de seguridad implantado en Saltillo, a través de los grupos de WhatsApp, han resultado una innovación que, al menos a los saltillenses, nos ha cambiado la vida, o al menos parte de ella, la que tiene que ver con estar más o menos en paz en nuestros domicilios, nuestro barrio, y por allí por donde vamos pasando.
A estas alturas de la vida, y con todo que es una aplicación relativamente nueva, lanzada por allá del año 2019, a nivel mundial contabiliza más de dos mil millones de usuarios. Ahora sí que uno de cada cuatro seres humanos, incluyendo hasta los que usted considere que deben quedar fuera de la estadística, tiene su Whats.
Por supuesto que cada quien utiliza la aplicación para lo que la necesita, o para lo que se le ocurre, desde mantener unida una familia hasta decir cosas que no se atreve a manifestarle a la cara al marido, la esposa, el novio o la novia.
Quizá más que el Facebook, el WhatsApp ha servido para comunicar, y mantenerse permanentemente comunicado entre las personas que aceptan pertenecer a un grupo determinado. La aplicación tiene su utilidad económica, como herramienta de empresa, pero también le ha venido a resolver múltiples problemas de comunicación a las organizaciones, con los puros dos angulitos azules, ya sabe uno que el mensaje fue recibido y leído, ya no se vale poner pretextos de que no lo vi.
Total que, para ser un servicio que además es gratuito, el WhatsApp se ha convertido en un instrumento casi indispensable en la comunicación en el mundo actual.
Pero al que se le ocurrió utilizarla para crear grupos de vecinos con el objetivo específico, y único, de la seguridad pública, hay que reconocerle que tuvo una idea más que brillante, en un descuido ha dejado obsoleto al sistema telefónico 911, 066 o la nomenclatura que se use, pues tiene la enorme ventaja de poder corroborarse al instante la veracidad de una llamada de emergencia.
Mientras que en el otro había que esperar que respondiera la operadora, en el Whats escribe uno la situación, si le es posible, que casi siempre lo es, toma una fotografía de lo que está ocurriendo, y la envía.
Quien recibe el mensaje del otro lado, puede valorar a partir de esos datos elementales, el tamaño de la emergencia, descartar instantáneamente si se trata de una broma, y dar de baja al simpático, y qué tipo de respuesta se requiere de las autoridades, una patrulla, más de una, el GRS, lo que sea.
Pero no solo eso, al hacer la llamada de auxilio vía el grupo, el conjunto de los vecinos que se encuentran dados de alta en el mismo, se enteran de lo que está pasando en su calle, en su cuadra, en la casa del vecino, con lo que puede tomar providencias para lo que sea procedente, desde no asomarse hasta ofrecer alguna clase de ayuda.
El éxito ha sido tal, que Saltillo vivió un cambio de administración, de la de Manolo Jiménez, que fue el que lo implementó, a su sucesor José María Fraustro, que no vio la necesidad, ni la conveniencia de cambiarlo o cancelarlo. Capaz que se le echaba encima la gente al eliminar un sistema que deveras, le ha devuelto la tranquilidad a muchos de los habitantes, que la habían perdido y vivían al alba.
Sabíamos que el modelo se había expuesto en diversos foros abiertos, y en visitas de alcaldes de otras latitudes a la ciudad, y el consenso era que estaban impresionados por los logros obtenidos a nivel político y social, y en cuanto a la efectividad de la fuerza pública, que siempre ha sido uno de los talones de Aquiles de la administración pública en nuestro país.
Incluso se habían recibido los consabidos reconocimientos y felicitaciones de parte del gobierno federal, que como nos consta, no es precisamente fanático del gobierno priísta de Coahuila y el de Saltillo. La constante de unos años para acá es que en Coahuila, en materia de seguridad, se están haciendo las cosas bien.
Pero fue hasta hace pocos días en que, en ocasión de una reunión del comandante de la VI Zona Militar con empresarios, se manejó la posibilidad de que el esquema de los grupos de WhatsApp para seguridad, se utilizara para brindar este servicio público en las carreteras que confluyen a la capital de Coahuila, atravesando tramos en los estados vecinos de Zacatecas, Nuevo León y San Luis Potosí, donde se han registrado lamentables incidentes que han ocasionado la muerte de varias personas, el secuestro de autobuses enteros, y que han creado un clima y una sensación de aislamiento de nuestra ciudad respecto del entorno.
Así como se manejó, sería el Ejército Mexicano el que operara uno o varios grupos de WhatsApp, eso ya es entrando en lo operativo, para que se denunciaran los hechos de violencia, todavía mientras están ocurriendo. Luego de la evaluación de la situación, el propio Ejército, la Guardia Nacional, las corporaciones estatales, podrían desplazarse de inmediato al sitio en el que está ocurriendo el delito, y llegar al extremo de establecer perímetros para evitar que los presuntos delincuentes puedan huir, utilizando brechas o caminos vecinales, o escondiéndose en rancherías aledañas.
Para todos los que hemos transitado por las solitarias carreteras del norte, esta es una gran noticia, dar un viraje completo a la soledad que siente uno andando por esos parajes, en los que recorre uno kilómetros y kilómetros sin ver a nadie, ni de ida ni de regreso. No sé, así como ponen letreros de en caso de accidente llamar al 078, si no nos equivocamos, se podría poner el anuncio en sitios estratégicos de la carretera para dar de alta el grupo de seguridad para el tramo que está uno recorriendo, eso en los teléfonos del conductos y los pasajeros, de manera que si no está uno en condiciones de enviar el mensaje, lo haga otro.
La promesa causó alegría como pocas que haya dado una autoridad en años recientes, ahora nos queda esperar que ocurra lo más pronto posible, para que esa tranquilidad con la que hoy se vive en Saltillo, se extienda a los caminos que conducen a la ciudad. Que igual, si se tardan, aquí estaremos nosotros para estárselos recordando hasta que suceda.
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