ESPEJO CÓNCAVO
Por Roberto Adrián Morales.-

Los últimos acontecimientos relacionados con Morena, están inmersos en violencia y sangre como consecuencia de una lucha sin cuartel que viven las “corcholatas” del Presidente Andrés López Obrador.
No hay casualidades en los “accidentes y asaltos” que han costado la vida de operadores políticos, por ahora de Marcelo Ebrard y de Adán López. Los dos, en dos días, perdieron a sus operadores financieros.
El primero en sucumbir ante las ambiciones del poder político fue Daniel Flores Nava, quien controlaba los recursos financieros de la “campaña” del ex Secretario de Gobernación. En forma por demás sospechosa, su avión Tipo Cessna se desplomó en aguas del Golfo de México a unos minutos de despegar del aeropuerto Heriberto Jara, de Veracruz.
Horas más tarde de este desplome, las autoridades dieron a conocer la localización de los restos del empresario, uno de los mayores beneficiarios de las obras en Dos Bocas, de donde se cree tendría los recursos para impulsar la carrera política de su compadre Adán López.
La respuesta a tal agresión pronto estuvo lista. Disfrazado de un “asalto carretero”, el operador económico de Marcelo Ebrard, el empresario José Guadalupe Fuentes Brito fue asesinado a balazos junto con su hijo y esposa (ésta última sobrevivió al ataque) cuando circulaban por la autopista del Sol.
Pero, además, el propio Presidente Andrés Manuel López puso de su cosecha algunas frases que obligan a pensar que fue un ataque certero, dirigido al operador financiero de Marcelo Ebrard pues en su mañanera afirmó que un “testigo”, que viajaba a bordo de una camioneta, observó la ejecución y por ello también fue asesinado en esa carretera de Chilpancingo.
¿Qué mereció ser asesinado? ¿Qué fue lo que vio o a quiénes vio? Desde su tumba, el desconocido no podrá decir qué ocurrió y como mataron a la familia de allegados a Ebrard.
Estas sangrientas acciones que, “extrañamente” tienen que ver con quienes manejaban los recursos económicos para las actividades de las dos corcholatas mencionadas parecen ser el parteaguas de una guerra sin cuartel y que no serán las únicas muertes “sospechosas” que se presenten en próximos días.
La política sucia de Morena empieza a aflorar, la guerra sin cuartel de los aspirantes a suceder a López Obrador está desbocada y seguirá con todo, sin importar unos muertos más o unos muertos menos. La mancha de sangre empieza a crecer y a dejar su marca en algún periodista o candidata de oposición.
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