Zaldívar y la traición a la Toga

Por Marco Tulio C.

El aún Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, acaba de ensuciar de la peor manera la alta investidura que puede portar un abogado dentro de la impartición de la Justicia, que es el de vestir digna y respetuosamente una Toga, pues ésta se identifica por el respeto y la dignidad debida al que quien la porta, puesto que ella representa y distingue a quien esta investido del poder de impartir justicia.

Al vestir una persona la Toga éste se convierte el símbolo por excelencia de la honorabilidad, la sabiduría jurídica, el respeto, la seriedad y sobriedad de quien la ostente, y se debe de traducir en la prudencia en las decisiones a las que un juzgador deba de arribar, en fin, portarla con dignidad es representar  todo aquello que haga patente el honor de un ser humano dedicado a servir solo y exclusivamente a la justicia y a la debida aplicación del derecho, todo lo cual, el aún Ministrillo acaba de enlodar, porque así se ha reducido el mismo, al aceptar una chamba como patiño y comparsa de Morena, y con ello quedó reducido a un mendigo busca chambas y  oportunista.

Arturo Zaldívar, se redujo el mismo a la categoría de un pica pleitos, tinterillo, y mercenario de la justicia, pues incurrió así en un conflicto de intereses, al haber sido un alto juez del poder judicial federal, y al ahora colocarse como mal abogado de una precandidata presidencial del partido en el poder, todo lo cual implica, que esa nueva relación laboral y subordinada a un ente de poder ahora el político, tal oficio que ya aceptó se opone indiscutiblemente a los objetivos y principios éticos de una institución en la que se desempeñó con el máximo cargo de los que integran el poder judicial del estado mexicano, afectando así gravemente la dignidad, integridad, e independencia de las decisiones legales que ahí se toman, en perjuicio del interés público de la legalidad e independencia que debe de prevalecer en nuestro país,

Inclusive este nuevo tinterillo Saldívar, comete ahora  una especie de delito sancionado por la ley, al incorporarse a laborar como un empleado y dependiente de una precandidata presidencial, que a todas luces es un títere del actual pestilente López Obrador, lo cual, desde un punto de vista estrictamente legal, es incorrecto, inviable, inadmisible y hasta criminal, porque el haber ocupado esta alta magistratura de ministro de la corte, al estar en retiro, y haga valido su derecho al haber correspondiente.

El ahora picapleitos Saldívar, recibirá una prestación como emolumento económico digno para que tenga una vida decorosa, y al seguir recibiendo un recurso económico por tal encargo al que renunció, eso lo hace incompatible para ahora contratarse como abogado o asesor legal al servicio de un patrón o cliente que le va a pagar otro emolumento, litigando en contra de un tribunal del que fue titular, y en el que evidentemente se resolverán controversias legales del tipo constitucional que ahí se están ventilando en contra de su nuevo patrón.

todo lo anterior es ilegal, puesto que el principio constitucional que la máxima ley prevé a este respecto, conforme al artículo 101 constitucional, es que quien haya sido ministro de la corte, y reciba un emolumento por su retiro, no podrá bajo ninguna circunstancia litigar o asesorar a ningún justiciable ante el propio poder judicial del que fue parte, y más aún, al haber ocupado el mayor cargo jerárquico, que ahí se puede tener.

Resulta evidente la posible influencia o tráfico de ellas, que un ministro en retiro puede tener sobre sus anteriores subordinados, y por eso, tal impedimento no es ilegal ni inconstitucional, como falsamente pudiera aducirse en su defensa, porque la ley fundamental es categórica en el sentido, de que quien haya ocupado esos altos cargos públicos no podrán ejercer ese tipo de trabajos o funciones, así como un Presidente de la República o un Gobernador, no pueden reelegirse, tampoco un Ministro, Magistrado o un Juez en retiro, no pueden contratarse con quienes pueden ser los contendientes dentro de un juicio de garantías, controversias constitucionales, o acciones de inconstitucionalidad, que ya se estén ventilando o que se vayan a promover, porque así esta preestablecido legalmente en nuestra carta magna.

De ahí, que el Ministrillo Zaldívar, al ahora ponerse al servicio de las órdenes presidenciales del gobierno federal, y de la corcholata favorita de López Obrador, no nada más ensució la Toga que distingue a los juristas que son los titulares del alto tribunal federal de nuestro país, sino también trastoca indirectamente la independencia de dicho órgano judicial, cuyo principio es el pilar fundamental de la impartición de justicia.

También pone de manifiesto el bajo nivel ético y moral de dicho sujeto, quien por seguir gozando de las mieles que ahora el poder presidencial le ofrece, hecha por la borda todos los principios rectores de la justicia, ya que al haber renunciado a tan alto honor de ministro de la corte, ahora no le toca contratarse al servicio de quienes tienen pendientes asuntos en dicho tribunal, por lo menos durante los próximos años, al existir ese impedimento legal expreso.

Mas aún, esa persona no puede ser asesor legal o consejero jurídico de uno de los contendientes de ese tipo de juicios, pues resulta categórico que la propia Constitución a la cual se comprometió a proteger y aplicar, expresamente lo prohíbe, y con mayor razón, a un Ministro que reciba un haber de retiro como un emolumento económico de ese alto tribunal del país, así que no podrá actuar como abogado patrono, o representante de un justiciable, en cualquier proceso que se esté ventilando o se ventile en cualquiera de los órganos del poder judicial federal, ya que además de ilegal, hacer eso, también atenta en contra de los principios éticos y de ejercicio digno del cargo al que se dedicó, lo cual obligaría al Consejo de la Judicatura, y así debería de ser, de que conforme a sus facultades legales le presenten una denuncia penal a ese respecto.

También debería dar pauta a que se le pueda iniciar a tal prófugo de la toga un juicio político en su contra, que pudiera proseguir el propio Congreso de la Unión, o como mínimo, que dicho Consejo de la Judicatura, que es el órgano idóneo para vigilar la recta conducta de los operadores judiciales, emita una opinión fundada y motivada oponiéndose a que el Senado de la Republica o el Presidente, le acepten dicha renuncia, que a todas luces es improcedente, ya que renunciar a tan alta distinción judicial, para ahora fungir como abogado del grupo político en el poder, pone de manifiesto la poca dignidad, lo muerto de hambre, lo miserable y lo pequeño de la estatura de ese señor Zaldívar, quien sin lugar a dudas pasara a la historia como el prófugo y traidor de la Toga que indignamente vistió por más de trece años, lo cual a todas luces lo pone al nivel de un delincuente.