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Notario Saúl, el falsario de la fe pública en Coahuila

Por: Alfredo Reyes

Este notario público estafador, miembro de la delincuencia organizada de los bienes raíces, sigue operando con toda impunidad en Coahuila. No se le investiga, no se le cuestiona, no se le suspende. Tiene patente de corso para delinquir. En el sexenio pasado nadie lo molestó. El entonces secretario de Gobierno, Fernando de las Fuentes Hernández, dizque abogado, dizque notario público, el inútil que dejó un muladar en el notariado estatal, nadó de muertito en el estercolero, con las heces en el cogote no quería olas, no le importaron los abusos y raterías de algunos notarios, los mismos que hoy pretenden seguir defraudando y solo esperan tomarle la medida y darle una “caladita” al nuevo secretario de Gobierno, Óscar Pimentel González.

Y qué bueno que el gobernador Manolo Jiménez Salinas no sea abogado, tampoco el secretario Óscar Pimentel, porque hay cierta tendencia entre los abogados de actuar con espíritu de cuerpo, por eso desde la Facultad de Jurisprudencia, un matrimonio de cínicos sinvergüenzas, también son parte de la delincuencia organizada inmobiliaria porque alegan que cuando se atenta contra la generalidad también se agrede a la individualidad y ellos, al igual que Saúl (N) y la prima Lizeth (N), son pájaros de cuenta, estafadores profesionales.

En junio del año pasado El Demócrata publicó que antes del fin del sexenio de Miguel Ángel Riquelme, Valeriano Valdés, jurídico de Palacio, haría un proyecto muy importante para que el gobernador lo sometiera al escrutinio legislativo y reformar la ley del notariado que actualmente facilitan la corrupción y la impunidad. No llegó tal propuesta al Congreso y los legisladores se hacen majes para no interferir en el lucrativo negocio de la defraudación notarial.

¿Habrá en este sexenio quién amarre las manos a los notarios públicos de Coahuila? Ya no se puede seguir con el tráfico notarial para el abuso, la rapacidad, el engaño, la defraudación y la degradación de la confianza en el gobierno, el estado de derecho, el respeto a la firma del gobernador Manolo Jiménez Salinas que es el depositario de la fe pública.

Es imposible que en el sexenio de Riquelme no se hayan dado cuenta de las estafas de Lizeth (N) avaladas por la fe pública del notario Saúl (N). Cuestión de ver en cuantos casos de las 60 denuncias que tiene en su contra la estafadora está involucrado dicho fedatario. Si usted entra al portal electrónico de su notaría verá las quejas de clientes defraudados. Lo acusan de ser miembro de una red de estafadores inmobiliarios y de cómo se libra de las acusaciones argumentando ignorancia respecto a los fraudes, despojos, falsificaciones de Lizeth, principal beneficiaria de las leyes guangas que le permiten salir de su arraigo domiciliario a la hojalatería de las cirugías estéticas pagadas con el dinero de sus fechorías, la ruina de muchos patrimonios honrados.

En Coahuila estamos viviendo el inicio de un nuevo sexenio. Nuestro gobernador Manolo Jiménez Salinas ya es un referente nacional y muchos ojos estarán atentos a su desempeño. Y en cuestión del Notariado aquí hay focos rojos por la descarada corrupción y flagrante impunidad de los notarios ladrones. Nomás falta que en el próximo congreso nacional de notarios, si acaso se celebra en nuestro estado, el colegio local designe al bandido Saúl (N) como su orador oficial. Es un delincuente de cuello blanco que no debería, por ningún motivo, representar por delegación de firma al gobernador Manolo Jiménez Salinas.

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