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El juego de la grilla coahuilense

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Marko Cortés y Alito Moreno.

Los políticos piensan políticamente. Eso podría considerarse una verdad de Perogrullo, o más de acá y de estos tiempos, una enseñanza más del filósofo de Güemes, una obviedad, pero no se crea, tiene su razón de ser, y explica el por qué se toman decisiones y se realizan acciones que no tienen otro fundamento ni lógica, aparte de que se tomaron políticamente, y por lo general, a la población le toca pagar por esas acciones y decisiones.

Sí, podría decirse que los ingenieros actúan con mente ingenieril, que los contadores con un intelecto contable, y que los abogados es como si tuvieran un chip en la cabeza con todas las leyes y reglamentos de su área y especialidad, uno que además cambian cada vez que se actualiza la legislación, ¿Por qué no los políticos también tendrían derecho a pensar como tales?

Pues para empezar porque lo que dicen y hacen, en teoría, la suya, está o debería estar en función de las conveniencias del conjunto social en el cual quieren tener impacto e influencia, ambos con carácter positivo, ¿o algún político confesará alguna vez que lo que propuso o votó tenía la intención de perjudicar a la gente que gobierna?, por supuesto que no. ah, pero cuando se actúa políticamente, es como si separaran lo que es el impacto negativo del momento, con el gran beneficio que se logrará a mediano y largo plazos… momentos en los que muy probablemente estarán lejos de donde se les pueda reclamar algo, aunque no siempre pasa así, y es que los políticos tienden a ser como los gatos, que siempre caen parados, estos otros caen siempre dentro de las nóminas de gobierno, allí es donde se les suele encontrar.

Nosotros, como meros observadores, desde afuera, aunque con el lente del periodista que no podemos quitarnos de enfrente, nos hemos quedado sorprendidos del comportamiento que han estado teniendo los partidos políticos acá en el estado de Coahuila, con vistas a la elección federal del próximo 2 de junio, en que aparte de la elección presidencial, de senadores y diputados al Congreso de la Unión, se renovarán los 38 municipios de nuestro estado.

En nuestra ingenuidad, que es la de muchos que pensamos que las cosas tienden al orden y no a lo contrario, ya veíamos las cosas muy definidas, luego de que en junio del 2023 tuvimos comicios estatales y que las cosas que estaban desarregladas se compusieron, o al menos eso creímos.

Porque al menos acá de lejecitos, la negociación para integrar la coalición entre el Partido Revolucionario Institucional, el de Acción Nacional y el de la Revolución Democrática, nos pareció algo terso, sin mayores sobresaltos ni añagazas de que pudiera irse por la borda el intento. Del lado contrario, los que dicen y presumen no solamente que hacen historia, sino que son capaces de ponerle un segundo piso todavía a esa historia, MORENA, el Partido del Trabajo, la Unidad Democrática de Coahuila y el Verde Ecologista, las cosas allí sí que rechinaron hasta desvielarse, y lo hicieron de fea manera.

Ni por estricta conveniencia. Hombre, si MORENA es el partido que gobierna a nivel federal, y además es el que las encuestas dan como el puntero para repetir el triunfo en la próxima elección, por lo menos en lo que toca a presidente… ¿Quién se pone sus moños y se aleja del que acompañaron al triunfo en el 2018?, otra vez, hay que pensar como político para explicar esa clase de cosas.

De inicio todo pintaba color de rosa, rosa aguindado, iría MORENA, el PT, el Verde Ecologista y la UDC por la gubernatura y las diputaciones. Pero no. Todo fue que a Ricardo Mejía Berdeja se le metiera el diablo de que él y no otro debía ser el candidato a gobernador, pese a que el proceso de selección interno, el del dedito que habla, revestido de encuestas y más encuestas, dijera que era Armando Guadiana, ah no, enperrado en ser él, sin importar lo que se llevara de encuentro, en un recuento rápido: a MORENA, a la coalición, a todo el que se le pusiera enfrente.

Desde nuestro punto de vista el rompimiento más importante fue entre MORENA y el Partido del Trabajo, aunque el verde también decidió cortar por lo poco sano que tenía, y se alió a la UDC, que igualmente se distanció de MORENA, el gobierno federal y la 4T, en varias jugadas inexplicables en lo local y lo nacional, que allá en palacio nacional o donde sea que se analiza la política partidista en los estados y su relación con el proyecto de continuidad de la mentada cuarta transformación, les ha de haber caído de incómoda sorpresa.

Luego de los exabruptos de Marko Cortés, para reclamar que si a su partido, el de Acción Nacional, el gobernador Manolo Jiménez le había dado o le iba dar, o le estaba escatimando lo que le había prometido, lo que llevó a un rompimiento de la alianza que se tenía para la elección del próximo 2 de junio, que pretendió espantar con el petate del muerto al recién estrenado inquilino del palacio rosa, pero que prendió todo el tablero de alertas en eso que llaman cuarto de guerra de la campaña presidencial de Xóchitl Gálvez, todo el mundo, en el PAN hizo lo imposible por poner distancia del dizque líder, al que al parecer se le saltó la cadena y por eso se soltó diciendo lo que dijo.

Por lo pronto trajo a primer plano algo que siempre ha existido en el panismo coahuilense, pero que se tenía por resuelto y superado, su independencia de las decisiones del centro, y hasta su manera de hacer las cosas sin contar con la anuencia y sin apegarse a los procedimientos de la dirigencia nacional.

Por mucho tiempo en el PAN se vivió lo que luego en MORENA, que las autoridades partidistas locales eran desconocidas por la militancia y por el Comité Ejecutivo Nacional, que tenía que mandar delegados a intentar poner orden, tarea casi imposible que costó mucho trabajo y más mano izquierda para traer de vuelta al redil. Eso por lo que toca al blanquiazul y su aparente decisión de, en lo local, seguir en alianza, así no sea nominalmente, pero sí en lo operacional, algo complicado de visualizar.

En el análisis del posible escenario de los resultados, nos enfrentamos, bueno ellos se enfrentan a una terrible posibilidad, la de que yendo solos como partido, no alcancen no digamos el esperado triunfo en este o aquel municipio o este o aquel distrito electoral federal, sino siquiera conservar su registro.

Las alianzas y coaliciones, allí donde uno las ve de contradictorias, sirvieron de tabla de salvación a más de un partido, pero por desagradecidos, por echar buscapiés a ver si les daban más de lo que les correspondía, por no interpretar correctamente los números y posibilidades, por orgullosos pueden perder la posibilidad de seguir en el juego de la grilla coahuilense, y las mieles que en mayor o menor medida la acompañan.

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