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Arteaga, el cacicazgo a lo Durán

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Los hermanos Durán se convirtieron en caciques de Arteaga. Ya denunciaron sus abusos. (Foto de El Heraldo de Saltillo)

Arteaga siempre había sido Arteaga, para los que no son de allí, un sitio para visitar los fines de semana, ir al mercadito de la Alameda los que no tienen mucho dinero, y a los que les sobran algunos pesos, un lugar para comprarse un terrenito donde poner una cabaña que visitarían muchas menos ocasiones de las que quisieran, hasta que llega el momento de plano de venderla, normalmente, a otro fuereño igual, que le agregará una palapa, un techadito, un asador, y que también la visitaría los sábados y domingos hasta que los escuincles crecieran, y otra vez, a vender la propiedad, muchas veces por arriba de lo que les costó, pero por debajo de lo que quizá valga.

Para los que sí son de allí, y no migraron por falta de oportunidades, Arteaga ofrecía hasta hace poco tiempo escasas oportunidades de hacer fortuna. Lo del municipio eran las actividades agrícolas, algunas de alto valor agregado como el cultivo de la manzana y más recientemente lo de los hongos. También los paperos han hecho mucho dinero en el municipio, pero entre que se necesita capital, tierra y saberle al asunto, pues no, Arteaga no había progresado mucho.

Todo fuera que le comenzara a sobrar el dinero a los habitantes de otros lugares, para que los arteaguenses que tenían propiedades comenzaran a ver la oportunidad de fraccionar, y vender muy por encima de los precios que se podían negociar antes. Como decíamos arriba ¿a quién no se le antojaba tener unas tierritas en la sierra?, le daba la oportunidad de lucir sus modas vaqueras, y como siempre hace frío, andar bien forrados con chaquetas que solo se pueden usar allá arriba… aun adentro de las cabañas y con la chimenea prendida a todo lo que da. Así es Arteaga, un lugar bonito como pocos, pero con sus exigencias que no siempre, ni todos están dispuestos a cumplirle.

Desde hace mucho que se podían comprar terrenos campestres en Arteaga, o quítele lo campestre, terrenos a secas, podía uno hacerse de algunas hectáreas a precios módicos, arboladas, no precisamente parejas, pero era parte del encanto. Todo fue que por el exceso de demanda, la oferta comenzara a ver con ojitos capitalistas al asunto, y lo que antes conseguía uno sin muchos problemas, unas cinco, diez hectáreas, o más, se convirtieron en terrenos de mil a dos mil metros, en fraccionamientos campestres, que comenzaron a brotar por toda la sierra, algunos, no todos, con los papeles en regla, y otros… bueno, pues el pueblo sigue siendo el pueblo, y de aquí a que sale la escritura, se tramitan las subdivisiones, se urbaniza, se consigue el agua… usted compre el terreno en cómodas parcialidades, y luego puede ir a visitar su pedazo de peladero cuantas veces quiera, eso sí, se lleva con qué cubrirse del aire, algo para comer y beber, porque no hay nada en kilómetros para cortar el viento, que sopla con ganas.

Pues así estaban más o menos las cosas, hasta que cierta familia que se ha enquistado en la presidencia municipal de Arteaga decidió que los trienios no podían pasarse así, sin pena ni gloria. Porque una cosa es mangonear la alcaldía con su presupuesto y sus departamentos, y otra distinta ver cómo el pueblo chico se convierte en un emporio turístico.

Y como tenían y tienen el control de las distintas oficinas, tesorería, desarrollo urbano, agua y todo lo demás, ¿pues qué mejor que ofrecer lo que han dado en llamar “servicios integrales”?, ¿en qué consiste, pues que para comprar el predio, hay que mocharse, para conseguir el permiso de uso del suelo, hay que mocharse, para lograr que pase de rústico a semiurbano de baja densidad, hay que mocharse, para todo hay que caerse con una comisión.

De esto hay mucho, donde sea, no vamos a cargarle la mano a los Durán ni a Arteaga, que tanto nos gusta, la novedad es que como esta gente ya tiene suficiente dinero contante y sonante, y además como que sienten feo de ver que ya no son dueños de todo lo que alcanza el ojo a ver, de un tiempo para acá idearon la modalidad de a los fraccionadores, pedirles como moche, mordida, comisión, un terrenito de esos que están fraccionando, y qué padre, así ven su patrimonio incrementado exponencialmente.

Sí, porque los terrenos comprados en greña, a la hora que se regularizan como subdivisión, automáticamente adquieren un valor comercial, no sé, veinte o más veces su precio original, y además si el inversionista que está haciendo el fraccionamiento mete los servicios: la construcción y el asfaltado del acceso, cordón cuneta, banqueta en algunos casos, el tendido eléctrico, agua, pues entonces el precio sube como la espuma. Pues bien, los Durán lo que están haciendo es pedir, no mucho, uno, dos, tres terrenitos ya fraccionados ¿qué tanto es? No son las hectáreas completas de antes, mil metritos aquí, dos mil metritos allá, todo tranquilo, y por estar bien con la autoridad ¿a poco no es barato?

Pero imagínese que el fraccionador, quien compró el terreno, después de negociarlo con los ejidatarios o pequeños propietarios, que lo puso legal, que pagó las subdivisiones, que a veces tuvo que endeudarse para la urbanización y la cerca perimetral, acaba ofertando diez terrenos por hectárea, ¿y que le salgan con que se moche con uno o dos?, muchas ocasiones de eso era su ganancia, y estos la quieren sin mover un dedo.

Sabemos de buena fuente que el día de la toma de posesión de Manolo Jiménez el asunto se lo trataron varios inconformes al recién estrenado, allí mismo, secretario de gobierno Oscar Pimentel González, a quien maldita la gracia que le hizo el planteamiento en un evento en el que todo debían ser sonrisas, y ya la estaban pidiendo ponerse a trabajar y resultados.

Pimentel lo que hizo fue ofrecer encargarse del asunto y a la vuelta de pocos días, reportarse con soluciones. Que no va a estar del todo fácil, después de todo son los caciques del momento en Arteaga y además, quienes tienen ganas de seguirlo siendo.

¿Cuál es la idea?, pues que el candidato de la Alianza para la elección de alcalde sea uno de ellos mismos, sino el mismo que está ahorita, y que hasta los servicios notariales ofrece dentro de la atención integral…

¿Será que le pueden llegar a tumbar las aspiraciones?, no estaría nada mal, porque ¿usted cree que si lo meten al redil se va a quedar tan tranquilo con su regaño y sin poder meter más la mano al costal de billetes?, no creo.

Estos males hay que extirparlos de raíz, y encerrarlos en prisión, pues al rato todo lo que “colaboraron en la campaña” termina costando una verdadera millonada.

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