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Un gobierno ungido

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas Zardoni.-

Cada vez se usa menos la expresión, pero sigue teniendo validez y todavía podemos imaginarnos cómo pueden ser esa clase de cosas. Solía decirse que no sabes tú poner el caballo adelante de la carreta o la carreta delante del caballo, esto cuando nos querían decir que no tenemos ni la más remota idea de cómo deben organizarse las cosas para que funcionen.

El equivalente ahora sería no sabes comenzar a teclear si no has prendido la computadora, o no sabes meter velocidad antes de haber prendido el carro, yo que sé, han cambiado mucho las cosas pero lo importante para que ocurran es que se pongan en el orden debido.

Decimos esto porque de los gobiernos siempre se ha dicho, especialmente de los mexicanos, que rara vez, o nunca, hacen las cosas en previsión, si bien nos va, las hacen tratando de remediar lo que ya está allí, y nuestra experiencia nos dice que las soluciones siempre quedan por debajo y por detrás de las necesidades y expectativas. Un gobierno que de veras sirviera a su sociedad, tendría la sensibilidad para saber y decidir qué es lo que se va a necesitar, y hacer las cosas cuando todavía es relativamente barato llevarlas a cabo, porque pretender realizarlas ya cuando todo está hecho. y en calidad de remedio. siempre resulta muchísimo más costoso.

Saltillo muchos años, muchas administraciones, se gobernó por un principio bastante miedoso, podríamos llamarle, decían los saltillenses Ánimas que no se haga un bache o que se apague una luminaria, porque de aquí a que venga la autoridad a arreglarla… pueden pasar años y más años.

Fue cuando los ciudadanos en plan jocoso se organizaban de vez en cuando ni siquiera muy puntualmente para festejar el primer año de vida, o los sucesivos de un bache, y es hasta que aparecía en la prensa que el gobierno, un tanto avergonzado y sonrojado, llegaba a poner remedio a la cuestión. Era para que no le siguieran cantando su falta de acción, no que realmente estuvieron respondiendo a una necesidad, era una cuestión de relaciones públicas. Las cosas han venido cambiando, todavía no podríamos decir si es para mejor o para peor, pero es un fenómeno digno de observar, porque lo estamos viviendo en este momento los habitantes de la capital.

A lo que nos estamos refiriendo es a lo que podríamos llamar el “fenómeno boyatón”. ¿en qué consiste esto del fenómeno boyatón? Ah, pues muy fácil, se trata de un movimiento social con un objetivo muy preciso, a falta de acción, cualquier acción de la autoridad respecto de algo que les interesa a ellos en particular, a saber la ciclovía, decidieron tomar el toro por los cuernos, o más puntualmente, la bicicleta por el manubrio.

Herencia maldita de la administración de Jericó Abramo, ninguno de los subsiguientes gobernantes de esta ciudad se había ocupado mínimamente de darle una mano de gato, allá de vez en cuando a la ciclovía, el resultado obvio es que esta infraestructura urbana que a todos nos costó, presentaba un grado de deterioro lastimoso, y más que eso una muestra a ojos vistas de que la administración pública es vengativa como ella sola, y tanto que no le importa la pérdida de imagen con tal que nadie diga que le está haciendo el favor a un gobernante anterior.

La comunidad ciclista se puso a hacer sus cuentas, hay gente que sabe hacer cuentas, y determinaron cuántas boyas hacían falta, cuántas latas de pintura para rehabilitar cada tramo de la ciclovía, y sea que aportaron de lo suyo, que consiguieran patrocinio, o lo que sea, el caso es que comenzaron a reponer las boyas que faltaban, a repintar los carriles que se habían borrado, retirar la maleza y otras acciones para devolverle la utilidad a la ciclovía.

Ni qué decir que en un pueblo tan chismoso como este, alguien le habrá ido a contar lo que iba a pasar y luego lo que estaba pasando a las autoridades, y aun así no movieron un dedo, hasta que no comenzó a verse en la prensa y en vivo y a todo color lo que estaba ocurriendo los domingos, y cómo la infraestructura urbana, que es de todos, pero responsabilidad del gobierno iba mejorando, no se apersonaron para decir este… ¿les ayudamos con algo? O un más definitivo, dejen, nosotros nos hacemos cargo.

No quería, nos consta que si por ellos fuera, seguiría la ciclovía desdibujándose hasta terminar por desaparecer, pero con la acción de unos pocos ciudadanos, ni modo, el gobierno tuvo que doblar las manitas y ponerse a hacer su chamba. No solo eso, muy probablemente tendrá que revisar su estrategia… ah, para eso hay un instituto municipal de planeación… y volver a considerar la bicicleta y los carriles confinados como parte del esquema de movilidad y transporte de la ciudad de Saltillo.

Meses antes los habitantes de varias colonias del Norte Jardín, Jardín Oriente, Ángeles y Parques se habían movilizado para darle protección al nogal ubicado en el centro de la Calle Sauce de la primera colonia. La intención del desarrollador inmobiliario de Parque Centro era secar el nogal y tumbarlo y así tener vía libre para salir y entrar de sus pomadosos departamentos.

No contaban con que el árbol famoso es un icono de la ciudad de Saltillo y que los cercanos iban a hacer tal alaraca para protegerlo. Ni modo, tuvo que intervenir el gobierno, que si por ellos fueran no habrían movido ni una pestaña, ni por el árbol, ni por los vecinos, ni por la calle, ni por nada.

Estos ejemplos nos hablan de que, al menos aquí en Saltillo, se está dando una nueva relación entre gobierno y gobernados, ya no es que la administración pública haga lo que le venga en gana, y no le rinda cuentas a nada ni a nadie o por lo menos no a la generalidad de la gente.

En ambos casos han sido relativamente pocos los ciudadanos quienes se han movilizado, y sin embargo han logrado resultados que en otro tiempo hubieran sido impensables. Comenzamos hablando del dicho de ungir la carreta al caballo o el caballo o a la carreta y qué es lo que va adelante y qué es lo que va detrás, ahora hablando del gobierno es este el que tiene que unirse a los ciudadanos que están tomando las riendas de qué es lo que les interesa en su sociedad, y cómo hacerlo, no solo eso sino que están marcando los tiempos, están poniéndole las peras a peso a los gobernantes para que cumplan con sus expectativas, o le toman las calles, tan sencillo como eso, y eso, es un pésimo manejo de relaciones públicas.

Las cosas se están poniendo así en nuestra sociedad, consideramos que es para mejor, vemos cuántos ejemplos más se nos ponen a tiro, varios se están cocinando.

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