**Comerciantes piden la intervención del gobernador para acabar con tantos abusos del alcalde
**Les exige pagos de $800 pesos por recolección de basura e incrementa tarifas de agua
**Cierra la central de autobuses San Isidro porque se niegan a proporcionarle una “cuota”
«El poder lo volvió loco», Jericó perdió la cordura», «sería bueno que lo atiendan en la casa de la risa», estos y otros comentarios más crudos son los que vierten los ciudadanos comunes que observan como, a diario, el alcalde de Saltillo Jericó Abramo Masso inventa nuevas medidas recaudatorias para cumplir con su compromiso de «Cero deuda al 31 de Noviembre» –aunque noviembre no tiene 31 días, tal y como se acota en los spots comerciales pagados por el ayuntamiento al grupo Milenio.
Ante esa creciente y constante inestabilidad mental, decenas de comerciantes se están reuniendo para solicitar a su dirigente que pida al gobernador Rubén Moreira Valdez que intervenga antes de que el presidente municipal acabe con todos los comercios de Saltillo, ya que está exigiendo cuotas por todos lados en un afán recaudatorio que más se asemeja a las viejas maniobras de Al Capone para allegarse de recursos de procedencia ilícita.
Dicen que el alcalde ya no se conformó con volver a imponer impuestos al servicio de drenaje, que ahora resulta más caro que usar el agua, sino que ahora quiere que quienes tienen tienditas de barrio, paguen 800 pesos mensuales para que les recojan su basura,
además de que soliciten tarifas comerciales para el consumo de agua y, no conforme con esto, que se den de alta en Hacienda, para que cubran los impuestos que deberían pagar desde que instalaron sus pequeños negocios. Y eso, aunque no tenga nada que ver el alcalde Saltillo con el pago de impuestos federales que se hacen a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Pública, aunque, de acuerdo a la mentalidad que presenta, tal vez intente también apoderarse de esos recursos.
A esta serie de fechorías del presidente municipal, gtodas con el fin de llevarse la mayor cantidad de dinero posible, exprimiendo a los saltillenses a más no poder, ahora también quiso cobrar cuotas a los permisionarios del transporte foráneo de pasajeros y les exigió cuotas de miles y miles de pesos a cambio de permitirles que siguieran abriendo las instalaciones que tienen en la «centralita de San Isidro».
Ante la negativa a darle dinero al insaciable y voraz alcalde de la capital del estado, éste giró instrucciones para que el lugar fuera cerrado, con todo y que causa daños a cientos de pasajeros que a diario acuden a esta centralita para trasladarse a sus lugares de origen, principalmente al aeropuerto de Monterrey y al vecino estado de Nuevo León.
Ante todo esto, los comerciantes esperan que pronto su dirigente se entreviste con el gobernador Rubén Moreira Valdez y que éste haga que Jericó Abramo Masso de marcha atrás en sus decisiones arbitrarias y demenciales.
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