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Ordena alcalde infraccionar a decenas de priístas

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De que la perra es brava…

La locura sigue apoderándose del alcalde de Saltillo, Jericó Abramo Masso. Su estado demencial lo lleva a tomar decisiones fuera de la realidad, en un afán desmedido de seguir demostrando a propios y extraños que todavía es el alcalde de la capital del estado y que, pésele a quien le pese, dejará en cero deudas su administración con todo y que para ello esté realizando cobros indebidos, cierres de empresas, negocios y comercios y hasta cobrando cuotas a los comerciantes establecidos en hechos que se asemejan a las maniobras que realizan los integrantes de la mafia organizada para contar con recursos frescos.
Pero ahora, ya no solo fueron los comerciantes, los propietarios de cantinas, los tenderos de barrio, los mecánicos, los yonkeros, y etc, etc, más, sino que en su demencia, ocasionada por la pérdida del poder, durante una reunión de priístas de la Región Sur del Estado, realizada en el hotel Camino Real, a su llegada, Abramo Masso se percató de que, ante la falta de estacionamiento en el lugar muchos priístas estacionaron sus vehículos en las afueras del hotel, a un costado del bulevar Fundadores e inclusive muchos de ellos «mordían» parte de la inservible Ciclovía.

Ante ese panorama, y haciendo cuentas rápidas, Jericó vio que sería una manera fácil de recaudar por lo menos cien mil pesos, ya que más de un centenar de vehículos estaban al alcance de los elementos de Tránsito a los que se les instruyó para que alardearan de querer llevarse con grúas los autos o pagar en ese momento la multa que era de mil pesos por propietario de auto.
A otros, los que no contaban con tarjeta de circulación, o les faltaba una placa, la multa se duplicaba y quienes se ponían a discutir con la autoridad veían cómo la grúa se llevaba sus vehículos al corralón y para sacarlos de ahí tenían que pagar hasta cinco mil pesos.

Fue un sábado redondo. Cerca de doscientos mil pesos fueron a parar a las arcas municipales, pero de ese dinero nadie sabrá el destino porque, a cero obras, cero deuda.

Dinero sí hay, mucho más que el que se requirió para pagar la deuda, nada más que en el Año de Hidalgo no hay dinero que alcanse para retacar los bolsillos de la familia Abramo Masso.

No cabe duda, en eso de las locuras y las ambiciones, de que la perra es brava, hasta a los de casa muerde.

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