Baile y cochino
Escribe Horacio Cárdenas
4 de junio, fue el día marcado en el calendario electoral coahuilense para el inicio de la campaña tendiente al ablandamiento del cerebro de la población mediante el bombardeo mediático en dos frentes: el de los partidos políticos que pretenderán convencer al respetable de que son dignos y merecedores de sus votos, y el del instituto electoral y de participación ciudadana, y disculpen que no vaya en mayúsculas, pues no merece las letras capitales, que a su vez buscará convencer de que el sistema es honesto, limpio y digno de credibilidad.
Si de por sí estábamos hartos de que nos trataran las autoridades electorales no como párvulos, sino como idiotas con eso de que votar es tan fácil como uno dos tres, campaña mercadológica de una imbecilidad supina, que nos hacía mirar hacia arriba la otra tampoco especialmente brillante de “te lo dije”, pero nos estamos sospechando que aun estas eran sublimes en comparación con lo que se viene a partir de ya.
Trescientos y pico mil spots en medios de comunicación, eso es capaz de provocar sordera en quien oye radio, ceguera en quien ve televisión, abulia entre quienes son abstencionistas declarados, y esquizofrenia entre quienes opinamos que la política debería ante todo tratar al pueblo como entes pensantes, no como borregos a los que se puede dirigir a donde los esquilen, o ratas a las que se puede llevar a las urnas bailando al son de una cancioncita pegajosa.
Hablando solo de Saltillo, las cosas no pintan especialmente bien… para el electorado, y para los candidatos todavía menos. Ojalá estuviera contendiendo si no Karla Wheelock, o por lo menos su hermano Miguel Ángel, para que les mostrara lo que es trabajar un mes entero, que para muchos políticos, el agotamiento de un mes de campaña lo consideran más que una jornada de ocho horas en una fábrica, a los grillos todo se les hace cuesta arriba, y los que no se bofean en la primera lomita, se la pasan el resto de su vida platicando de lo que sufrieron en campaña.
Si hablamos de la maquinaria del Partido Aplanadora, como dibujaba Ríus al Revolucionario Institucional, el candidato a alcalde carga con la pésima fama de ser el rey del chapulineo, y en efecto, Fernando de las Fuentes no ha concluido ni uno solo de los cargos a los que ha sido electo, abandonándolos para emprender otra aventura política, salvo quizá la alcaldía de Saltillo que busca por segunda ocasión, en una maniobra política a la que habría que buscarle explicación en la mente del gobernador Rubén Moreira, quien quita, pone y mueve piezas en su tablero como si estuviera jugando ajedrez mientras viaja en camión de segunda por cualquier carretera ejidal de Coahuila, moviendo por mover o para desconcertar a los movidos más que a los contrincantes. Y si alguien piensa que la “campaña negra” contra el PRI no se centrará en esto y en el hecho de que fue Fernando el que dio carta de legalidad a la deuda heredada del sexenio pasado, seguramente está en un error, el golpeteo va a estar de a peso, aprovechando que hay materia para pegar.
Pero si el candidato Diablito y su planilla de parches y parchados, la oferta política del Partido Revolucionario Institucional para la capital, no es precisamente ganadora, lo que tiene a su favor es que del lado del Partido Acción Nacional, con Isidro López a la cabeza, y que sin embargo desaprovechó lo que podría haber sido su principal imán de votos, Tommy Vives, con quien según dicen los chismes, tuvo aproximaciones y promesas que finalmente no le cumplió. ¿Cuántos votos le va a costar a Isidro, cuantos votos al PAN que la gente vote por Tommy bajo otras siglas?, varios miles, pero quítele a esta gente y a este partido la soberbia.
Desde este punto de vista a lo mejor puede encontrar su justificación la avalancha de publicidad estupidizante que se nos viene encima a partir de ya. Más que ofrecer algo, pues poco tendrán que ofrecer los candidatos, como no sea deshacer los entuertos que deja Jericó Abramo, y borrar hasta su recuerdo si es esto posible, la promoción política de los partidos irá en el sentido de justificar el pasado de cada uno de los candidatos y de sus equipos.
A lo mejor la del Diablito va por el lado de “no brincaré”, no los voy a dejar tirados, o si es que alguien recuerda su desgobierno y que hasta las plazas públicas se secaron porque se negó a que el ayuntamiento siguiera pagando el agua de riego, la promesa será la de: sí, voy a estar, pero solo un rato, no tanto como para que el daño sea irreparable. Aunque por otra parte, si la gente lo que le reclama es las barrabasadas que hizo en el congreso y sobre todo lo tocante a la deuda de Humberto Moreira escriturada a nombre de los coahuilenses por los siguientes veinte, treinta o más años, la oferta que nos puede hacer es: ténganme aquí, aquí es donde menos perjuicios causo.
Anda circulando una versión de la campaña posible del diablito: abajo los topes y arriba los topless, como prometiendo que Saltillo recuperará lo poco de divertido que había logrado en los últimos años, y que Jericó quitó porque el sí que se puede divertir viendo caricaturas, mientras más violentas mejor, dicen que por eso los casineros no han desmantelado, que están solo a la espera de que entregue para volver a abrir sus negocios, lo mismo para todos los giros prohibidos hoy, capaz que así, gana, y bueno, pues hay que machacar con eso a través de la publicidad política a la que por otra parte autoriza la ley.
Isidro podrá decir: soy como Manuel… soy mejor que Manuel… Manuel me pegó, castiguen a Manuel votando por mí, digo, esa campañita que trae de querer convertir la presidencia municipal en una gerencia, como que no es de lo más convincente, política-mente hablando. Candidato más gris no pudo encontrarse Acción Nacional, aunque a lo mejor por eso es el elegido, una maniobra de sacrificio, solo para que no digan que no mandó a nadie.
Lo que de plano no queremos ni imaginar es la campaña de medios que echará a volar el Pollo Lara, que si en algo ha sido consecuente es que la siguiente es peor que la anterior, rayando en la discriminación, en la ofensa, en la burla, todo lo cual es seguido de una defensa a ultranza de sus “creativos”, suculentamente bien pagados, pero que ofrecen unos resultados miserables.
Se viene la campaña, consígase unos tapones de oídos, porque esto promete ser horrendamente estúpido.
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