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Compiten alcaldes de Ramos Arizpe y Saltillo por primer lugar en corrupción e incapacidad

Compiten alcaldes de Ramos Arizpe y Saltillo por primer lugar en corrupción e incapacidad
Isidro López Villarreal y Ricardo Aguirre Gutiérrez –a la derecha– son los alcaldes, de Saltillo y Ramos Arizpe, respectivamente que mas se distinguen por su incapacidad para gobernar y por los hechos de corrupción que se generan dentro de sus administraciones.

Las calles de Saltillo y Ramos Arizpe tienen dueño: la delincuencia organizada, la no muy organizada, y el descuido en el que las mantienen sus autoridades mas preocupadas por gastar el dinero del presupuesto en «imagen» que para resolver los problemas que enfrentan y que son demandas sentidas de la sociedad.
Suman millones y millones de pesos los que hasta ahora han desviado de las arcas públicas los alcaldes Isidro López Villarreal, de Saltillo y Ricardo Aguirre Gutiérrez, de Ramos Arizpe, quienes, tras escuchar las vo-ces seductoras de sus colaboradores sienten que pueden alcanzar la silla de las oficinas principales del Palacio Rosa, que actualmente ocupa Rubén Moreira Valdez.

Los gastos de «imagen» para estos dos personajes, supera en mucho a los que realiza el Gobierno de Coahuila para difundir sus actividades y obras a fin de que conozca la sociedad qué es y en qué se gastan los recursos que se captan por conceptos de impuestos.

En el caso de Saltillo, el presidente municipal sigue empeñado en tratar de conseguir, por medio de guerras informativas, que la población crea en él como su autoridad. Sin embargo, no puede conseguir este objetivo debido a que la creciente delincuencia, en la que ahora se ataca a los comensales y clientes de bares y restaurantes, sigue a la alza y no hay poder humano que detenga a eso pillos.
Así, lo mismo ese grupo de ladrones, se apersonan en joyerías, centros sociales, bares, restaurantes, tiendas comerciales y estacionamientos de los supermercados para desvalijar a los ciudadanos, arrebatarles sus pertenencias, por lo menos las que llevan consigo y quitarles hasta las bolsas de la despensa. ¡Habíase visto tanta delincuencia en tan pocos meses!
Tal parece, están siendo manejados desde el interior de la propia policía municipal. De otra forma no puede explicarse la causa por la que no han sido detenidos estos pillos que, supuestamente, ya están identificados por las decenas o cientos de cámaras que el alcalde ordenó instalar a lo largo y ancho de la ciudad más para espiar a los ciudadanos que para ubicar, reconocer y detener a los delincuentes que han hecho suyas las calles de la capital del Estado.
Pero no son sólo los delincuentes los que se han apoderado de todas y cada una de las calles de la ciudad propiciando que la población se inunde de temores y sufrimiento, también el olvido se ha metido entre los huesos de la ciudad. El negro pavimento observa con sus miles de ojos negros que le han aparecido como pecas después de las lluvias. Son cráteres que destruyen las llantas de los automóviles. Por las noches es fácil caer en ellos porque la iluminación, por la que se cobran cantidades exorbitantes de impuestos, brilla por su ausencia.
A esto debe agregarse el deterioro de banquetas, de parques y jardines y la devaluación de la cultura para entregar a los saltillenses ya no actividades para el engrandecimiento y riqueza de su sociedad sino eventos pueblerinos que solo sirven para inflar los gastos que por ese concepto se realizan.
Saltillo vive la peor crisis de su época moderna. Isidro López ya demostró por qué razón sus empresas, que controlaba desde los campos de golf, se vinieron a pie y tuvieron que ser rescatadas con recursos del gobierno de Coahuila, esos mismos por los que ahora es acusado de peculado el ex gobernador Jorge Torres López.
Es por esa razón, y no otra, que Isidro López prefiere no tocar el tema de la megadeuda que tiene el estado. Su parentela se vio beneficiada con ello y, por esa razón, ya existe una investigación para saber cuánto del dinero de los coahuilenses se le inyectó al GIS para rescatarlo de su inminente quiebra.
Pero el alcalde parece no percatarse de lo que sucede a su alrededor y continúa realizando pequeños eventos a los que solo acuden empleados de su administración que son obligados a presenciar supuestas inauguraciones de obras.
Así, los pillos más grandes que los ladrones que andan sueltos en las calles de la capital del estado, le han hecho creer a Isidro López que tiene todas las posibilidades del mundo para ganar la gubernatura de Coahuila en las elecciones que habrán de realizarse dentro de algunos años.
Y a eso juega, A eso se dedican sus asesores políticos que cobran cientos de miles de pesos por tratar de ensalzar la imagen de un presidente municipal inepto, incapaz corrupto, débil y, lo más grave, manipulado por sus principales colaboradores.
El caso de Ricardo Aguirre Gutiérrez no va más lejos. Es casi lo mismo, solo que guardando las distancias correspondientes a la magnitud de los habitantes entre Saltillo y Ramos Arizpe. Es —dicen en su propio pueblo— cincuenta por ciento menos inepto, menos incapaz, menos corrupto que el alcalde de Saltillo y esto porque Saltillo es 50 veces más grande, o quizá más, que la cabecera municipal de Ramos Arizpe.
El saqueo es el mismo, cientos de miles de pesos van a parar a los bolsillos de decenas de asesores políticos que le han hecho creer que se encuentra en los cuernos de la luna política de Coahuila, que no hay gente más sencilla y políticamente armada para competir y ganar en la próxima contienda electoral con la que habrá de renovarse el Poder Ejecutivo del estado.
Aguirre cree a pie juntitas lo que sus allegados le dicen, cree lo que quiere que le digan, lo que quiere oír, aunque en su interior sabe que su ineptitud, corrupción y abuso de autoridad lo tienen más cerca de cualquier cárcel que de una simple regiduría, menos aún del gobierno de Coahuila.
La delincuencia es su talón de Aquiles. Los ladrones están apoderados de la ciudad, de los ejidos, de los pueblos chileros y no hay con qué detenerlos, porque el dinero que era para seguridad, alumbrado público, agua, luz pavimento, actividades sociales, educación, etc., etc., se está yendo por el caño de la «imagen», esa que pretenden crearle a través de programas noticiosos que se transmiten en canales de Televisión, páginas completas en medios impresos, estaciones de radio donde se transmiten spots de obras que no existen y de programas que no se aterrizan pero en los que sí se gasta mucho dinero y el pago a los jilgueros de la información, para que mientan, para que engañen, para que digan lo que no existe, para que eleven a la calidad de semi dios a un sujeto que muy pronto, pero muy pronto, será más considerado, al igual que Isidro López, como un simple delincuente.

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