A juicio del obispo de Saltillo, José Raúl Vera López, la casta gobernante encabezada por Enrique Peña Nieto, así como los partidos políticos y las instituciones encargadas de salvaguardar el estado de derecho, ya dieron de sí, por lo que definitivamente la hora de la sociedad ha llegado.
El más reciente de mis encuentros fortuitos con el pastor de la grey católica local, José Raúl Vera López, me permitió darme cuenta de que el guanajuatense está más empeñado que nunca en encauzar en el ánimo de una clase política que, según deja entrever, ha pervertido totalmente su misión.
Pero todo parece indicar que los hombres del poder político y económico están decididos a honrar sus propias convicciones e intereses, de modo que llegó el momento, ahora sí, de que la propia sociedad tome las riendas del país, pero de una manera pacífica y organizada, para lo cual se requiere, entre otras cosas, una Constitución Política y un Poder Legislativo totalmente diferentes a los actuales, alega, incisivo, el ministro.
Cubierto con un abrigo negro que contrastaba con el color claro de los muros del recinto donde le abordé, en pleno Centro Histórico de Saltillo, el inquieto eclesiástico no tardó en recordar la suerte de tópicos que hemos venido tocando desde su arribo a la entidad, algunos de ellos inéditos aún.
“Tenemos que buscar la manera -exclama vehemente– de recuperar al país, como pueblo y por la vía pacífica, no queremos ya otra Revolución de 1910, ni otra Independencia, con derramamiento de sangre, absolutamente”.
Las cuestiones que le propuse surgieron luego de escucharle pronunciar una más de sus arengas, en calidad de invitado a un foro de activistas, académicos y defensores de los derechos humanos, en el cual el prelado urgió de manera clara y contundente a que la comunidad asuma por fin el poder, “antes de que el país termine de desmoronarse”. Por supuesto, en el evento salió a relucir el recrudecimiento de la crisis social que vive la nación, y en la que no dejó de resonar el sangriento nombre de Ayotzinapa.
En efecto, “la parte gobernante de este país ya perdió el sentido de la gobernancia, y todo por ponerse al servicio del poder económico… el estado mexicano está atrapado, entendiendo el concepto de estado como el grupo gobernante…”
“La vía correcta para devolver el orden racional a nuestro gobierno es precisamente recuperando toda la riqueza constitucional que nos están desbaratando”, pero “también agregando todos los tratados internacionales de derechos humanos que México ha firmado, y que deben entrar a la Constitución”.
Subrayó que también “debemos retomar todo aquello que nos permita ser un país verdaderamente democrático, como la revocación de mandato, y cuántas cosas”.
“Pero esto tiene que ser hecho -insistió– con la participación de todos los sectores sociales de México. La sociedad debe asumir una responsabilidad, empezando por reconstruir nuestra Carta Magna, pero todos juntos”.
“Después, hay que asumir la responsabilidad de buscar, en base al Artículo 39 (constitucional), otra manera de elegir a quienes verdaderamente nos sirvan, pues los partidos políticos también ya dieron de sí”.
Incluso, se debe aprovechar, por ejemplo, la experiencia del mundo indígena, como sucede en Bolivia, que “está gobernado en base a la mentalidad indígena”.
“Ya no podemos hablar de mayorías, ni de minorías, sino de consensos. Tenemos que buscar el consenso. Hay otras experiencias en el mundo, en donde nosotros tenemos que buscar”, conminó don Raúl.
Desde luego que es impostergable “darnos un nuevo Congreso, repito, esto lo tenemos que hacer en momento de acuerdo y en un diálogo nacional muy serio, en donde nosotros mismos, sí, nosotros mismos, tomemos las riendas de esto, en una organización civilizada, muy participativa y bien ordenada, pero con la intervención de mucha gente. ¡No hay otra manera!”.
–“¿Está usted diciendo que llegó la hora de la sociedad?”, le pregunté.
–“¿Lo dudas?”, me reviró, y concluyó enérgico: “Es que… ¡mira cómo vamos!”
DOCUMENTANDO EL DESENCANTO: REFORMAS Y ECONOMÍA FRENADAS POR LA CRISIS SOCIAL
De acuerdo con el más reciente análisis económico ejecutivo del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, A. C. (CEESP), del Consejo Coordinador Empresarial, “si se quiere robustecer las reformas estructurales y propiciar un ambiente en el que empresas y personas se desarrollen eficientemente con el objetivo de fortalecer un ritmo de crecimiento alto y sostenido, se debe insistir en la instrumentación de políticas que den una rápida respuesta para corregir los problemas de inseguridad, impunidad, corrupción, ausencia de estado de derecho, y transparencia”.
“La sociedad está convencida –advierte el documento– de que el país no puede mantener un entorno de este tipo, de tal manera que se han escuchado voces a favor de impulsar y apoyar un Acuerdo para el Fortalecimiento de las Instituciones del Estado Mexicano, que coadyuve a erradicar todos estos problemas de impunidad, de corrupción y, por ende, de inseguridad”.
“A este acuerdo, que es de la sociedad y por la sociedad, deben integrarse las autoridades correspondientes y el Ejecutivo, de tal manera que reconozcan suya esta responsabilidad. Sólo de esta manera será posible conjuntar la fuerza necesaria para generar el ambiente propicio para estimular un mayor dinamismo de la economía y bienestar de la sociedad”.
LAS PIEDRAS DE TROPIEZO: INSEGURIDAD, IMPUNIDAD, CORRUPCIÓN, AUSENCIA DE ESTADO DE DERECHO Y OPACIDAD ADMINISTRATIVA
El CEESP asienta también que “el deterioro de las expectativas macroeconómicas refleja en buena medida el hecho de que los efectos que se esperaban por la simple aprobación de las reformas estructurales no se han dado con la fuerza que se anticipaba, además de que el impulso del exterior también ha sido moderado, y el mercado interno aún sufre los efectos de la débil confianza de los consumidores… Hay elementos que siguen fortaleciéndose como factores que pueden limitar el avance de la economía, y que incluso han superado la relevancia de factores económicos como la política fiscal, el debilitamiento del mercado interno o la inestabilidad financiera internacional”.
“La inseguridad, de acuerdo con la escuela de los especialistas del sector privado, se ha convertido en el principal factor que puede limitar el crecimiento… El problema no es trivial, puesto que para erradicarlo es necesario que al mismo tiempo se tomen acciones inmediatas en contra de la corrupción, impunidad, ausencia de estado de derecho y falta de transparencia”.
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