La residencia de Moreira, monumento a la corrupción

*** Está ubicada en “San Alberto”, que era el más selecto fraccionamiento cerrado de Saltillo.
*** Consta de lujosos interiores, decorados y amueblados con “gran modernidad y buen gusto”.
***La seguridad es prioritaria: muros gruesos, electrificados, puertas de máxima seguridad y una nube de policías armados.

El gobernador Rubén Moreira, que hasta hace unos cuantos años viviera en una casa de interés social en la colonia 26 de Marzo, reside ahora en un caserón construido y equipado con lujos inimaginables, obsequio que le fue entregado, como prueba de agradecimiento, por un empresario que recibió obras y contratos por cientos de millones de pesos.
La ostentosa construcción, donde habita el Señor Gobernador, se encuentra localizada sobre la Avenida San Carlos, en Residencial San Alberto, al norte de Saltillo. Ahí, muchos vecinos se han visto obligados a emigrar y otro tanto permanecen en sus viviendas angustiados debido a la inseguridad que los rodea al convertirse en rehenes de sus propias medidas de seguridad.
Esto porque, desde que llegó Rubén Moreira a habitar esa mansión de primer mundo, con la decoración más sofisticada y moderna y muebles traídos de diversos lugares del mundo, no hay día en que la nube de policías armados hasta los dientes no causen temor.
Además hay más desconfianza porque en ese domicilio, denuncian los vecinos, se realizan despilfarros millonarios y el terror que siembran ha servido para que se desplomen los precios de las propiedades en esa selecta colonia.
Aseguran los moradores de San Alberto que desde su llegada a la colonia, Rubén Moreira, su guardia privada se ha posesionado del fraccionamiento, intimidando a los moradores con sus actitudes prepotentes, armas de todos calibres y vehículos blindados y nadie se atreve a levantar la voz ante el temor de recibir represalias o ataques a las familias.
Los vecinos recordaron cuando se construía esa residencia con todo lujo, con paredes que difícilmente podría perforar un misil, puertas de grueso calibre de acero y bardas altas electrificadas. Entonces se les hizo creer que sería San Alberto la colonia más segura de Saltillo y sucedió todo lo contrario. Se registraron balaceras y, para colmo de males, una serie de robos a los domicilios vecinos a la mansión del mandatario coahuilense.
La mega mansión de Rubén Moreira tuvo una inversión de decenas de millones de pesos, se calcula que fueron por lo menos cincuenta en su construcción y muchos, muchos más en su equipamiento. «Tan solo la cocina que fue instalada en esa casa, chequé los precios, era, hace tres años, de 750 mil pesos», asegura uno de los habitantes de este fraccionamiento.
Además, en esa construcción se violaron los reglamentos del Fraccionamiento al hacer de esa mansión una verdadera fortificación, sus paredes alcanzan los cinco metros de altura y la seguridad es extrema a todas horas del día.
Otro «vecino» del gobernador asegura «el personal de vigilancia que tiene apostado Moreira en las afueras de su propiedad es gente incómoda, de mirada turbia». En ese caserón, dice, se realizan reuniones nocturnas que causan intranquilidad, Hay mucho movimiento a las horas en que habitualmente la gente duerme.
Con todo y esto, los vecinos prefieren esconderse en el anonimato, callar ante el temor a las represalias del hombre más poderosos de Coahuila, el que viola los reglamentos, que realiza fiestas fuera de los horarios, y que mantiene aterrorizada a una buena de la sociedad: el gobernador Moreira.
Por lo que hace al valor de su propiedad, calculada en más de cien millones de pesos, los habitantes del sector aseguran que fue un «regalo» que le entregó un constructor a cambio de que le otorgaran concesiones de obra y algunos puestos políticos.
La casa de Rubén Moreira en San Alberto es todo un monumento a la corrupción. Esa corrupción que nadie ha podido desterrar de Coahuila y que ha perjudicado seriamente a la ciudadanía.