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Video: «¿300 muertos? En el venado nada más están enterrados nuestros antepasados

 

*** “Aquí no viene nadie”, dice comisariado aunque aparecen huellas de “visitas recientes”.-

*** Colgados de árboles hay cintillos que señalan peligro, además de huellas de vehículos y botas.-

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Cuatrociénegas, Coah., 19 de agosto.- En El Venado nada más están enterrados nuestros antepasados, aseguró el comisariado ejidal Víctor Manuel Escobedo Morales al periodista Apolonio de la Cruz Quesada quien se trasladó hasta este lugar del desierto coahuilense en busca de la verdad en torno al supuesto hallazgo de un cementerio clandestino donde sepultaron a por lo menos 300 víctimas del crimen organizado. Durante un recorrido que realizó el reportero monclovense por ese lugar mágico que parece perdido en la inmensidad del territorio estatal, encontró “cosas extrañas”. Entrevistado por El Demócrata, explicó que ahí la gente tiene miedo de hablar, sin embargo el comisariado, que representa a 90 campesinos que habitan en estas tierras y viven de lo poco que producen más de 60 mil hectáreas, negó que a últimas fechas fueran “visitados” por alguien. “Aquí no viene nadie, ni saben que existimos”, dijo. Aunque reconoció que hace meses, hasta el casco de la ex hacienda de San Pablo, llegaban caravanas de camionetas lujosas con grupos de hombres armados. “Pero eso fue hace tiempo, ahora, como le digo, ya no viene nadie”, explica. Sin embargo, al hacer un recorrido por las inmediaciones de la ex hacienda, unas tapias que parece se vendrán abajo en cualquier momento, aparecen huellas recientes de botas y vehículos, al parecer militares, en el terreno. También hay señalamientos de peligro. En algunos árboles se colocaron cintillos, son recientes, para indicar que se prohibió el paso en ese sector del “pueblo”, donde lo único que parece seguir negándose a caer es la capilla, muestra latente de viejas glorias, de antiguas riquezas, desde ahí se puede observar todo. Quien llega y quien va, todo. Curiosamente, con todo y que sus techos están a punto de derrumbarse, los morillos interiores humedecidos por las lluvias se han partido, la capilla sigue de pie, con sus paredes reciente encaladas. Y nadie sabe quién la pintó porque nadie se para ahí, ni curas ni campesinos. Todo es soledad y abandono. Pero, de los 300 cadáveres, de los muertos que se dijo estaban enterrados a flor de piel en ese lugar, no hay nada. Al menos no ahí, no en El Venado. Solo queda la sospecha ¿quién estuvo en este lugar hace algunas horas, que investigaron, por qué olvidaron los señalamientos de peligro colgados en los añosos árboles?

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