Baile y Cochino.-
Por Horacio Cárdenas.-
Si recuerda usted el año 2006 y los que le siguieron, los futurólogos de café con leche que practicaban el deporte nacional de predecir cómo sería la sucesión presidencial siguiente, habían armado un tinglado que no se había visto hasta el momento en el escenario político nacional, según sus predicciones, la del 2012 sería una elección, la más competida de que se tuviera memoria, por estar integrada por puros niños bonitos. En efecto, ya se imaginaban la boleta electoral, ya se comenzaba a platicar de que se incluirían fotografías en vez de los consabidos logos de los partidos políticos, que con ser tan variados y cambiantes, terminaban por hacer sentir al ciudadano que en el negocio de la política había más que no se sabía que lo estrictamente aparente, pues bien, como si de concurso de belleza se tratara, se presumía que por el PRI iría quien finalmente sí fue, Enrique Peña Nieto, entonces gobernador del EdoMex, Juan Camilo Mouriño, a la sazón secretario de gobernación de Felipe Calderón, y Macelo Ebrard, jefe de gobierno de la ciudad de México.
Son muchas las vueltas que da la vida, Mouriño se fue a estrellar a la Fuente de PEMEX, y Ebrard le dejó el paso al Peje Andrés Manuel López Obrador que así perdía por segunda ocasión por un puñado de sufragios, pero lo que podemos decir es que, al menos, la del 2012 no fue una elección decidida por lo carita o no que pudieran ser los candidatos, pero sí puso en alerta a los partidos políticos de que el elector es ante todo, un ser veleidoso, de quien es casi imposible pronosticar qué es lo que lo inclinará a votar por un candidato con preferencia a los otros en contienda.
Más cerca en el tiempo y hasta en el ánimo, está el proceso electoral presidencial en los Estados Unidos, uno del cual los propios analistas estadounidenses han descrito como extremadamente extraño, toda vez que ni Donald Trump ni Hillary Clinton puedan definirse como carismáticos, simpáticos, vamos, que le caigan bien al electorado. Al contrario, el primero parece empeñado en ser desagradable para amplios grupos de población, al romper lanzas a veces con los latinos, a veces con los negros, a veces con los musulmanes, con los que luego trata inútilmente de congraciarse con una sobadita en el lomo. Hillary nomás no logra romper el hielo ni siquiera con el sector femenino del electorado o con los demócratas, quienes no la consideran alguien a quien puedan acercarse con sus problemas o con quien puedan identificarse en la mayoría de los temas.
Extraño, pero aquella antigua definición del político, de ser alguien que estaría dispuesto a comer sapos, culebras y otras cosas feas y repugnantes con tal de treparse y permanecer en el candelero, ha pasado a la historia. Hoy parecería que hay que ser lo contrario, caer mal, demostrar lo hígado encebollado que es uno, para sobre eso construir lo que tampoco parecen aspiraciones, sino mera necedad, empecinamiento berrinchudo por hacerse de un cargo público, sin descartar la desfachatez con la que se presentan ante el electorado con un currículum qué más da la impresión de ser un auténtico historial, si no criminal, muy cercano a serlo.
Hablando de la carrera sucesoria aquí en Coahuila, ¿Qué le parecen los antecedentes con los que Guillermo Anaya Llamas se presenta ante el electorado potencial en su pretensión de ser el siguiente gobernador?, aquel que presumía de ser el primer compadre del país el sexenio pasado, el que trajo al recién estrenado presidente Felipe Calderón a una fiesta donde estaba presente uno que otro narcotraficante de altos vuelos, lo que le valió cierto enfriamiento con el ejecutivo que si de algo hizo bandera fue de luchar contra los cárteles de la droga; aquel que ha sido señalado de enriquecimiento más allá de lo explicable, de negociar los precios y la venta de carbón sonorense a la Comisión Federal de Electricidad dándole una patada en salva sea la parte a los carboneros de la Región Carbonífera de Coahuila, a los que supuestamente representaba como senador que era por el estado; ese es el que ahora quiere ser nominado candidato a gobernador por el Partido Acción Nacional, y si no lo logra… por lo menos estorbarle a quien sea, que al fin en lo que se ha especializado es en el sabotaje a su propio partido y sus correligionarios.
También en el PAN, otro que anda payaseando para hacerse el simpático al electorado coahuilense, y a lo que más llega es a dar pena ajena es Gerardo García, todavía dolor de cabeza que finge como alcalde de Monclova. De lo menos que puede ser acusado este cuate, es de misoginia en el caso de Heidi Armendariz, a quien corresponde el cargo de regidora en el ayuntamiento, pero claro como es del PRI y es mujer… pero déjese de esto, la actitud del autobautizado “gallo de acero” es una franca violación a lo que ordena la Constitución Política del Estado, lo que deja en claro que este personajazo no se conforma con violar cuanto código de ética haya, sino que las leyes no le merecen ningún respeto. Un poco o un mucho como el caso de Anaya ¿en este comportamiento, en estos méritos sustentan sus aspiraciones a la candidatura primero y a la gubernatura del estado después?
Si lo que parece es que hay que haber sido señalado, denunciado, acusado, y de preferencia hasta perseguido administrativa, penal y políticamente para que se sientan con el currículum completo para ahora sí aspirar a gobernar un estado en el que, si acaso se les cumpliera su deseo, lo que privaría no es el imperio de la ley, sino la obcecación, la necedad, la miopía, además de por supuesto, la conveniencia económica para los favoritos de su primer círculo de cuates y parientes, fuera del cual, no ven nada y no ven a nadie.
Comenzamos diciendo que la política en algún momento de la historia reciente se inclinó por candidatos carismáticos, caritas, agradables, pero a lo que se ve, al menos del lado del PAN y para el proceso electoral que en Coahuila está en puerta, nomás no es el caso, entre más bandidos, más creen que pueden llevarse la candidatura panista, y de allí lo que les quepa en la bolsa.
Si estos “informadores” no simpatizan ni en sueños con el pan, ¿Porqué les duele que haya quien “pretende dividirlo? Debían preocuparse de cómo Burrén Robeira mantiene un montón de partiditos fantasmas, precisamente para atomizar el voto de quienes detestan a su dinastía y a su partido de ratones.