LA QUIMERA DE PEP.-
Escribe: José Luis Cuevas.-
Efectivamente, la corrupción tiene incidencia en el acontecer del país. Es innegable. Pero qué le ocurre a nuestras autoridades ¿por qué la rabieta? ¿Cuál es la necesidad de reafirmar la frivolidad y la indiferencia que les causa el tema? Era posible intuir que este fenómeno no les interesaba demasiado pero dice uno que es muy sabio, tan sabio como Maquiavelo, que la política es el arte de engañar, aunque en el terruño se usa más el descaro que está a la orden del día. La capacidad de asombro se ha vuelto tan flexible como para continuar entre la ciudadanía, aun y a pesar de todo lo que ya se ha visto.
Pero claro que la corrupción tiene consecuencias. Bueno, en un mundo paralelo:
Sin la corrupción no hubiesen acontecido las ya sabidas omisiones y la guardería ABC no habría operado, por lo menos en el contexto que lo hacía y que costó la vida de 49 menores.
Sin la corrupción no se hubiera presentado un hecho como el del Casino Royale, que encuentra su raíz en la actividad delincuencial, y en el que murieron 52 personas.
Sin la corrupción no hubiese ocurrido el socavón en Morelos.
Sin la corrupción las notas periodísticas sobre las grescas al interior de los centros penitenciarios no existirían.
Sin la corrupción no habría fugas de esos mismos centros, ni opacidad en las finanzas públicas o conflictos de interés.
De hecho, sin la corrupción Carmen Aristegui seguiría seguramente en su programa habitual porque no habría tenido material para hacer algunos reportajes. ¿Cómo los haría si esos hechos, sin la corrupción, no hubiesen acontecido?
En enero pasado salieron a la luz los datos correspondientes al Índice de Percepción de la Corrupción 2016 de Transparencia Internacional, de acuerdo con esta información, México cayó 28 lugares para situarse en la nada honrosa posición número 123 de 176 países evaluados. A pesar de que ninguna de las naciones obtuvo una calificación perfecta para este índice, resultan alarmantes los 30 puntos de 100 que obtiene nuestro país; en donde 0 corresponde a altos niveles de corrupción y 100 a bajos niveles de corrupción.
La lista la encabezan Dinamarca, Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia y Suiza. Mientras que México tiene la misma nota que Honduras, Laos, Sierra Leona, Moldova y Paraguay. De hecho fue la peor puntuación de la OCDE.
De acuerdo con el estudio México: Anatomía de la Corrupción del IMCO, se estima un costo de la corrupción en 2016 de 2,073 mmdp. Y de acuerdo con el Foro Nacional Anticorrupción organizado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en agosto de 2016, la corrupción cuesta a México el equivalente a 10 por ciento de su producto interno bruto (PIB).
Frivolidad e indiferencia.
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