
En el pasado proceso electoral, la gente, a través de su participación en las urnas, mandató distintas cuestiones que tienen que ver con la vida política del estado.
Decidió que el Poder Ejecutivo continuara siendo detentado por el Partido Revolucionario Institucional, que ha sido quien ha dado resultados satisfactorios en la Administración pública de Coahuila y que ha demostrado una mayor cercanía para atender y, sobre todo, comprender las necesidades básicas de la población.
En la elección municipal el voto fue prácticamente acorde a los resultados de la elección para gobernador del Estado. Donde ganó el candidato a gobernador del PRI, ganó también, casi sin distingo, el candidato a presidente municipal del mismo partido.
En el caso del Congreso del Estado hubo un mandato claro de la ciudadanía: equilibrar la representación de las distintas fuerzas políticas que compitieron en dicha contienda.
La gente de Coahuila decidió que la actividad legislativa y sus repercusiones en la vida cotidiana de los ciudadanos tuviera una discusión sana y responsable, y que el resultado de la misma enriqueciera el quehacer de los poderes del Estado, pero de ninguna manera, la gente visualizó esos equilibrios legislativos pensando en el caos o la anarquía.
Hoy, la sociedad exige de quienes participamos en el quehacer público certeza, resultados tangibles y concretos. Elementos que abonen al desarrollo de la colectividad. Por tanto, pretender hacer una interpretación errónea del llamado de la sociedad reflejado en las urnas a conveniencia de los intereses particulares o de grupo, equivale a traicionar al mandato popular, que debiese ser para todos, la razón primera de nuestro actuar.
A quienes coexistimos en el Recinto Legislativo, nos debe quedar claro que la alta responsabilidad que la gente nos otorgó, nos compromete a conducirnos con la civilidad política propia de una democracia y que el equilibrio y el respeto entre los poderes del Estado debe ser principio inviolable en esta histórica etapa que nos ha tocado el privilegio de vivir.
Las decisiones que en el Congreso del Estado se han tomado en los días recientes, reflejan que a los distintos grupos políticos les queda claro lo que la gente ha determinado. Sin embargo, el entendimiento político se ha entorpecido cuando, por alguna consigna de índole electoral, el empecinamiento sin sentido ha dado lugar a la radicalización de las posiciones y decisiones del Legislativo.
Coahuila y los coahuilenses merecen seguir viviendo en paz. Transitar por un sendero de entendimiento y concordia, que nos permita llegar a buen puerto.
Por nuestra parte habremos de trabajar permanentemente por alcanzar consensos, aún en medio de los disensos, cuando del bienestar colectivo se trate.
A Coahuila no le vamos a escatimar jamás, por arrogancia o mezquindad, ni un ápice de nuestro cariño y deseo de prosperidad.
Agradezco el espacio que este medio me brinda para comunicarme con todas y todos ustedes. Sus comentarios y observaciones serán siempre bienvenidos, más allá de las posiciones ideológicas personales para juntos diseñar, desde nuestro espacio, el rostro nuevo de Coahuila. (Tomado de El Zócalo de Saltillo).
Deja un comentario