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CARRERAS SEXISTAS

BAILE Y COCHINO.-

Por: Horacio Cárdenas.-

carreras

Saltillo es una ciudad de muchas cosas, lo mismo presume de la pacta moralidad que la hizo famosa junto con otras ciudades de la aburrida provincia mexicana, que ahora se ha soltado el chongo para tornarse en una de las tantas poblaciones que por pasarse de libertinas, compiten por indiscutible título del congal más grande de México.

¿Quién lo iba a decir, que Saltillo iba alguna vez a tener sus propias fiestas swingers, o sus encuentros vaquero/gays?, estas cosas no pasaban en los tiemos de las abuelas, y sí pasaban, se cuidaban mucho que no salieran de un apretado círculo, donde hasta las hipocresías se sentían asfixiar. Ah pero el escándalo protagonizado, según luego lo dijo a voz en cuello con el máximo de los orgullos, por un funcionario del área de cultura del municipio, o el otro de las parejitas que gustan de explorar las parejitas de otros compas, lo que realmente hacen es darle tema de conversación a la gente que no tiene más deporte que el de hablar mal de los demás, en el cual vale decir, merecen aparecer en el medallero centroamericano, panamericano y hasta olímpico, al tiempo que claro, muy a las calladas y en la intimidad del closet de su mente, también le dan vuelo a la imaginación, envidiando lo que otros son capaces de hacer, y ellos solo se quedan con las ganas.

De que Saltillo no es lo que dicen que es quedó de manifiesto cuando una troupe de travestis instaló su show por allá por la calle de Abasolo, meses y meses de lleno completo, un éxito que no habían registrado en ninguna otra de las ciudades que habían recorrido. Casi habían decidido quedarse a vivir aquí, primero porque no les faltaba la chamba, ni las propinas de la concurrencia, y por supuesto circuló el rumor venenoso de que alguien prominente hasta le había ofrecido casa chica o grande, lo que prefiriera, a una de las estrellitas.

Uno de los verdaderos cronistas de la aldea, Armando “El Chino” Guerra, solía decir en tiempos, que la capital de Coahuila se volvió verdaderamente cosmopolita no cuando sus riquillos regresaban de sus largos y extensos viajes por Europa, sino cuando la Alameda Zaragoza se llenó de travestis. Eso para que se nos fuera quitando eso de que aquí la liga de la decencia está solidificada en roca de sillar, o ladrillo cuacha lo menos.

Pero una cosa es que los saltillenses hagan de su vida y su sexualidad un rehilete, que lo guarden en el closet o lo paseen a los cuatro vientos, y otra muy diferente que a estas alturas de la apertura, haya quienes se sigan comportando como si todavía el mundo estuviera dividido entre los machos, hombres, masculinos, con todo lo peyorativo que esto solía tener y sigue teniendo, y del otro lado las mujeres, sexo débil, virgencitas que riegan las flores.

Si es mucho lo que se ha avanzado en equidad, en liberarse los individuos y la sociedad de sus complejos, nos parece que es un retroceso o un vestigio del pasado que durante las carreras que se celebran un domingo sí y el siguiente también, los animadores sigan refiriéndose a las mujeres competidoras como: muñeca, linda, preciosa, y un sinfín de motes que siempre tuvieron lo suyo de vejatorios, no porque la persona a la que se referían  cumpliera o no con los parámetros e belleza física, sino porque implicaban una degradación, los de arriba, los machos, ensalzando a las de abajo, las mujeres.

En la carrera a la que nos referimos, la de “Chuy Flores”, por lo demás una de las más tradicionales de Saltillo junto con la de la Perica Lara y la del Gato Araiza, cada que llegaba un corredor con los cromosomas XY bien plantados, cuando mucho le decían “ya llegó el caballero”, “échele ganas”, ah pero cuando se trataba de un espécimen XX, el fulano que portaba deportivo short y camisetita de batman, de linduras y ricuras no las bajaba, o las subía, como quiera verlo.

Que sí, a lo mejor es de cariño… que no faltará quien acepte el piropo, sobre todo cuando por lo cansada, lo sudada, asoleada, con el rímel corrido (¿a quién se le ocurre ir maquillada a una competencia deportiva?), pero también hay muchas otras que opinan que ¡ya bájale! ¿no?, acaban de correr cinco o diez kilómetros, completar con esfuerzo medio maratón o la estupidez de un maratón entero, para que un payaso con un micrófono las regrese a la edad en la que tenían que verse como muñequitas, siempre preciosas para enganchar marido.

Peor se la cuento si este personaje que en el colmo de los colmos a lo mejor trabaja para el área de deportes del ayuntamiento, o se vende y se compra como animador, siendo que trae en su morral de lugares comunes la misma sarta de sandeces que durante siglos esclavizó a la mitad de la población, denigrándolas, menospreciándolas, y encima esperan que les agradezcan el cumplido. Como que algo no está conectando adecuadamente en este asunto.

Como comenzamos diciendo, es mucho lo que ha cambiado en Saltillo, pero también es mucho lo que le falta de cambiar. A ver si entre todas las lindas muñecas no agarran al piropero y le dan una pamba china, o de perdida lo hacen demostrar que puede correr más rápido y más lejos que ellas, que lo quieran agarrar para ponerlo como se merece.

Mientras tanto… ¿Dónde está la Comisión de Derechos Humanos para hacer una recomendación sobre la nueva corrección del lenguaje?, ¿Dónde está el área de deportes del ayuntamiento para dejar claras las políticas de lo que se puede y no se puede, lo que se debe y no se debe?, ah es que las carreras son en domingo, y nadie con autoridad está trabajando para poner las cosas como se deben.

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