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El marqués de Vargas Llosa

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Por: Alfredo Reyes Ramos.-

Ahí tiene usted otra vez al marqués Jorge Mario Pedro Vargas Llosa arremetiendo contra la realidad mexicana, esta vez, en defensa oficiosa de la aristocracia Borbona de España, la nobleza degradante que sustituyó a los Austrias con métodos más imperiales y abusivos en sus colonias de América, rigor que originó los movimientos de independencia que dieron origen a nuevas repúblicas donde, como en México y el Perú, no tiene validez el título de nobleza del marqués en cuestión.

Y está bien que un súbdito del rey Felipe VI salga en defensa de la corona, recordemos que el rey Juan Carlos I tituló como marqués a don Mario Vargas Llosa.

Y es que para el escritor no es correcto que el populista Presidente de México le pida disculpas al rey de España por los agravios de la conquista, carta que dijo Vargas Llosa se debe enviar a sí mismo López Obrador, cuestionándose por la marginación de los indígenas mexicanos.

Y no está muy errado el Nobel respecto a nuestros indígenas, pues ya lo dijo Fernando Benítez, que son víctimas de nuestro propio coloniaje interno. Pero en el Perú están peor, ahí los incas siguen bajo la opresión de una oligarquía que desciende directamente de los capitanes de Pizarro, una vergüenza nacional.

Y es que el marqués de Vargas Llosa ha criticado mucho a México, al PRI como la dictadura perfecta y al actual Presidente López Obrador. Solo que el escritor, pese a ser un personaje universal, no pudo ser presidente del Perú porque allí votaron por un infame personaje que luego resultó ser un súbdito japonés.

Y es que Vargas Llosa, pese a su acendrado liberalismo, fue abandonado por los empresarios que impulsaron su candidatura y que, de inmediato, se fueron a hacer negocios con Fujimori al que luego alentaron hacia la dictadura, olvidándose de la democracia que habían pregonado junto al escritor.

Con respecto a la solicitud al rey por parte de AMLO diremos que siempre habrá visiones maniqueas de la historia. En Perú, por ejemplo, honran con estatuas al conquistador Francisco Pizarro, mientras que en Extremadura, Hernán Cortés aparece en una estatua ofensiva pisando la cabeza de un guerrero azteca decapitado, apología arrogante del extermino indígena. En cambio en México honramos a Cuauhtémoc porque creemos que los guerreros vencidos también merecen su homenaje: Aníbal en Zama, Napoleón en Waterloo, Villa en Celaya o el general Lee en Gettysburg.

Con respecto al rey de España, al menos debería reconocer que México salvó la vida de miles de españoles republicanos que eran parte de esa media España vencida en la Guerra Civil y que gracias al general Lázaro Cárdenas no pereció, por lo que no tuvo cabal cumplimiento aquella fatídica premonición de Larra: “Aquí yace media España, murió de la otra mitad”.

Y apurando las cosas, este columnista consigna que por esta ocasión no se declara enemigo personal del rey de España, nomás para conciliar, pero sí lo hace en contra de su cortesano el marqués de Vargas Llosa, por los agravios cometidos y porque se cree muy salsa para criticarnos cuando aquí en México, bien lo sabe, los títulos de nobleza sólo sirven para una cosa: para nombrar a las mascotas. Vale.

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