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En Coahuila nos llevamos así

BAILE Y COCHINO…

Por Horacio Cárdenas.-

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Pocos fueron los que asistieron al evento, y muchísimos más los que vieron el video que para no variar, corrió como reguero de chismes por las redes sociales. En su visita por tierras coahuileñas el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador estuvo en uno, bueno en varios, mitin multitudinario, acompañado por el gobernador del Estado Miguel Ángel Riquelme Solís. Como se ha hecho costumbre desde que la Cuarta Transformación se hizo gobierno, las huestes de acarreados de MORENA que abarrotaron el salón, aplaudieron a rabiar las palabras de López Obrador, y como también es costumbre desde Mérida hasta Ensenada, también las mismas hordas se pusieron a gritar denuestos contra el gobernador.

Aquí lo que debió ocurrir es casi un guión con muy pocas variantes, por supuesto el maestro o maestra de ceremonias haciendo los más desganados llamados a la concurrencia para que se calmara, para que guardara silencio, para que por favor, tuviera respeto para la investidura del mandatario estatal, y también para la del presidente porque al final de cuentas están trepados en el mismo templete y si no se defienden uno al otro, al rato se los comen vivos a los dos, y no nomás habló de Coahuila, sino en cuanto foro ocurra lo mismo.

La segunda parte es la que corre a cargo del presidente, él sabe que es a él a quien van a ver, salvo claro que sea un juego de béisbol de los Diablos del México, donde allí si te encargo las rechiflas son parejas para todos los políticos, Andrés Manuel lo que ha venido haciendo, luego de que las masas rebasan a sus patiños, es él sí, llamar a respetar la figura del gobernador allí presente.

Aunque como dice la parábola, no es más que una sobadita luego de las patadas que recibió del respetable público, y aquí sí, depende de cada mandatario estatal, los hay muy sentidos que juran que en la vida volverán a estar presentes en un mitin donde está López Obrador, salvo que ellos hayan palomeado quienes asisten; están los otros de piel de roca como el Guapo Ben de los 4 fantásticos, a los que nada les duele y todo se les resbala, y hay quienes como Miguel Riquelme en esa ocasión, aprovecha para aventarse un chiste que también sirve de aviso: así nos llevamos aquí, señor presidente, palabras emitidas no sin cierto grado de sorna, que dejó a todos en plan de cuates, pero con un retintín de que hay unos más cuates que otros.

Esta frase, es más, esta actitud, hay que necesariamente contrastarla con los hechos de violencia que se han suscitado en las últimas semanas, los últimos días, casi que las últimas horas en el territorio coahuilense. Un poco o un mucho da la impresión de que hay personas, o grupos, o cárteles, empeñados en hacer enojar al gobernador, esto lo proponemos como hipótesis, porque bien a bien, no entendemos cual puede ser el objetivo de hechos de violencia que dan la impresión de ser aleatorios, pero que en la mente de quien comanda a estos grupos delictivos desde muy arriba, algo han de significar, desde lo dicho, molestar, incomodar, ¿acobardar? a la administración estatal, obligar a las corporaciones a replegarse, a poner a prueba a sus jefes de si tienen su respaldo o no, y si fuera este el caso, comenzar a minarlas como ha ocurrido en el pasado no demasiado lejano, en que muchos policías y mandos estaban al servicio, y en la nómina, del crimen organizado.

Cuando ocurren hechos de violencia, cada quien tiene su propia interpretación de lo que está ocurriendo y como consecuencia, la mejor manera de atajarlos. Llama la atención, por ejemplo, que colegas de un medio impreso de la localidad centren su propuesta en revivir la figura de una vocería de seguridad pública, como la que había hace algunos años, que a los periodistas les servía para tirarle al negro, y supuestamente calmaba a la población, cosas que al final del día ni se cumplían ni servían para nada. Hay quien critica que el gobernador no salga a declarar cada vez que ocurre una balacera, pero sobre esto hay que evitar ser tendenciosos, y le vamos a decir por qué.

Lo hemos señalado varias ocasiones, en el discurso de Miguel Riquelme era recurrente el tema de la inseguridad, las alusiones a que estaban pendientes, de que había amenazas de cárteles que querían regresar y que ellos en el gobierno lo impedirían, era constante, lo comentamos aquí todavía antes que se soltara la actual ola de violencia, algo sabían que no decían, más allá de lo ya referido.

Esto por un lado, pero por otro está lo de la aseveración fuera de lugar, por no decir injusta, de que la administración estatal rehúye el tema de la violencia. Aquí lo dijimos, el día del sepelio del candidato a diputado federal en Piedras Negras Fernando Purón Johnston, el gobernador Riquelme estuvo en primera fila, junto con el pleno de su gabinete, sabemos de dos que tres docenas de políticos de todos los niveles que estuvieran guardados y temblando debajo de su piedra, sin exponerse a lo que pudiera pasar.

El día de la balacera en la Colonia Loma Linda en Saltillo, sábado de golf o de lo que cada quien guste, hubo reunión en Palacio de Gobierno para decidir lo que hubiera que decidir. El día siguiente de los hechos ocurridos en Múzquiz, allá estaba el gobernador acompañado de todos los involucrados en el tema de la seguridad, perfectamente hubieran podido coordinar las acciones desde cualquier otro punto, uno más seguro, pero no, allá estaban.

Lo mismo pasa con el trato al personal policiaco. Es cierto que al principio se enredaron las comunicaciones, que si sí, que si no, pero al rato se confirmó que Junior Marcelino, comandante de la Policía Investigadora del Estado destacamentado en Palaú, efectivamente había sido herido. Pues bien, nadie podrá decir que no se hizo todo lo posible para tratar de salvarle la vida. Primero se lo llevaron a Monclova y luego en avión se lo trajeron a un hospital privado en Saltillo. ¿Sabe cuánto costó eso?, lo que haya sido, por lo menos el resto de los policías en el estado saben que a la hora mala de salir heridos en un enfrentamiento armado, el gobierno va a hacer lo que le toca, y más.

Pero a lo que veníamos, el mensaje que dejó ir Miguel Riquelme a los morenistas en el evento aquel, el que escuchó el presidente con sus propios oídos, para que no vayan y se lo cuenten de otra manera, el mismo que va para los cárteles del narcotráfico y las bandas del crimen organizado es el mismo: en Coahuila nos llevamos así, al que llega a balazos… se le responde a balazos, al que llega por la buena, se le recibe de buenas y se le trata mejor. Por lo pronto, y si como es de esperarse, va a seguir el crimen organizado con su campaña de violencia aleatoria, o ya no tanto, sino dirigida, tengan claro que la respuesta estará a la altura y un mucho más.

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