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Rescate de cuerpos de mineros en Pasta de Conchos… una mentira más de la 4T

BAILE Y COCHHINO…

Por Horacio Cárdenas.-

Pasta de Conchos es muchas cosas para mucha gente. Para muchísimas personas alrededor del mundo, fue un abrir de ojos de cómo se seguían, siguen haciendo las cosas en países que presumen pertenecer al primer mundo, y que continúan extrayendo el carbón como se hacía hace cientos o quizá miles de años, sin la menor seguridad para los mineros, los que siempre atraviesan la salud y la vida en esta historia; para el gobierno del Estado de Coahuila, significó en su momento, y luego después, la responsabilidad de hacerse cargo de pagar los platos rotos… ante la ausencia de autoridades de mayor nivel que no querían enfrentarse a los dueños del gran capital, ni dar la cara ante los deudos y la población enfurecida, ni modo, alguien tenía que plantarse enfrente, este fue el gobierno de Coahuila, quien en la persona del gobernador de aquellos años, Humberto Moreira Valdés, acampó durante semanas al pie, lo cual hay que decirlo con todas sus letras, le permitió decir lo que quiso decir del presidente de la República, del Secretario del Trabajo, obtener beneficio político propio y para su partido.

Pasta de Conchos se convirtió en la sepultura involuntaria de 65 mineros, pero también en una pérdida económica que nadie que sepamos, se ha ocupado de valuar, para Grupo México, que aunque desde el principio ha sido señalado como el villano de esta historia, se ha gastado una millonada en tratar de que los familiares de los mineros fallecidos no se convirtieran en enemigos de por vida.

Durante los primeros meses se emprendieron acciones de rescate, que no de salvamento ya que desde el momento mismo de la explosión y posterior desplome de los túneles, sabían que no había sobrevivientes. El desprestigio de Grupo Minero México por lo de Pasta de Conchos, y luego por lo del Río Sonora, ha costado muchísimo dinero a la empresa para tratar de revertirlo en la mente de los mexicanos, entre otras acciones ha echado a volar la campaña que nos repetían cada vez que iba uno al cine, la del Doctor Vagón y el Tren de la Salud, pero aun así, la relación no deja de ser una de odio, con solo tantito de tolerancia.

Y es que no hay que olvidar que Grupo México es ante todo un negocio, uno de los mejores en el país, y para el que Pasta de Conchos estaba significando puras pérdidas, y desde hace muchos años, ninguna ganancia, en ningún sentido. Ya para que hace pocos años de plano prefirieran devolver al gobierno federal la concesión, es porque dieron por perdida la posibilidad de volver a extraer carbón de esa unidad productiva. No que no haya mineral con posibilidades, sino que la retórica oficial, la de los activistas, la de los mineros, se ha centrado en el rescate de los cuerpos, no en que vuelva a producir carbón, empleo ni utilidades, mejor se llevan sus inversiones a otro lado, donde tengan menos enemigos.

Ni que decir que quien más tajada sacó de todo el entuerto de Pasta de Conchos, fue MORENA, y el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador. Mientras los otros partidos políticos, el PRI y el PAN antes de decir cualquier cosa al respecto, se ponían a pensar lo que implicaría una promesa de rescatar los cuerpos de los mineros, un trabajal inmenso que nadie querría pagar, y que tendría que sufragarse con dinero de gobierno, que como es más que sabido, no alcanza para nada. En cambio MORENA y Andrés Manuel, con el cuento de siempre, de que si el gobierno no tiene recursos es porque se lo roban los corruptos o lo dilapidan en lujos, para pronto se comprometió a lo que es casi imposible, el famoso rescate.

Hace un año armaron el tremendo borlote de que iniciaban los trabajos de rescate. Para no variar, trajeron especialistas del extranjero, donde seguro que no hay corruptos, son muy eficientes y cobran muy barato… en dólares o en euros. Meses después, nos enteramos por una de esos floreros con que López Obrador adorna su gabinete, la secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde, que la operación de rescate, con todo lo que implica de retiro de material, de apuntalamiento, de infraestructura de ventilación, y demás, se calcula con esa precisión de la que solo los gobernantes de la Cuarta Transformación se pueden dar el lujo, que puede llevarse entre cuatro y ocho años, y costar alrededor de setenta y cinco millones de dólares, a precios de hoy, más lo que se incremente, usted sabe, por la inflación, los moches, las comisiones, y lo demás que en otros tiempos se llamaba corrupción, y hoy se llama ¿cómo dicen en la Función Pública que se llama?

Lo que es la necedad, perfectamente entendible en el caso de los deudos, que además está en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el de recuperar los restos de sus familiares y darles sepultura, y en el caso de los políticos… allí sí que es necedad sin justificación.

En el entendido que no somos ingenieros mineros, ni mucho menos, y apegándonos al principio de que todo se le hace fácil al que no tiene idea de lo que está hablando, nos hemos atrevido a externar la opinión de que la única manera razonable desde el punto de vista técnico y sobre todo económico para el eventual rescate de los mineros, no es otra que… volver a abrir la mina. En efecto, ¿quieren remover cientos de miles de toneladas para llegar a los cuerpos?, ¿y donde lo van a poner?, sucede que ese material es en su mayor parte carbón mineral, susceptible de comercializarse, si es que la CFE deja de ponerse sus moños para con los grandes productores.

De ser así, el rescate literalmente se pagaría solo, con la venta de lo que van sacando de carbón, con eso se paga la operación. Que además, por ser una cuestión industrial, no se haría un tunelito para que entrara un equipo como el de los topos rescatistas, sino uno en gran escala, que removiera todo el material para evitar otro posible accidente y no perder ni un rastro de lo que se pudiera recuperar. Repetimos que de eso entendemos poco o casi nada, pero hasta una explotación tipo cielo abierto podría emprenderse sobre el antiguo tiro, que probablemente saliera más barato que los citados 75 millones de dólares.

Y bueno, ya que hablamos de dinero… del asqueroso dinero, supongamos que en vez de seguir neceando con lo del rescate imposible, el gobierno, actual tenedor de la concesión, se pone guapo y ese dinero presupuestado (que no programado, ni mucho menos) se le entrega a los deudos… 75 millones entre 65 familias de mineros, eso da como a millón, 150 mil dólares… por cada uno, por donde lo vea, es una fortuna que no hubieran logrado ni de lejos si el minero no hubiera muerto y trabajado el resto de su vida en la mina.

En fin, no es más que escarbar donde mismo. Nadie está ofreciendo el dinero a cambio de dejar el asunto por la paz, tampoco nadie está dispuesto a reabrir la mina, y ahora menos que no quieren comprar el carbón, todo se les va en gritos y sombrerazos, y la cereza del pastel: la 4T, al estilo de siempre de los gobiernos mexicanos, manda el asunto del rescate a dentro de 4 a 8 años… eso es otro sexenio, y ellos se lavan las manos, de que al final de cuentas, no se va a hacer nada.

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